05/12/12

BURGOS (Abraham Saur, 1610)

 
La imagen es una xilografía de Burgos, perteneciente a un atlas de ciudades de Europa titulado Theatrum Urbium, que fue publicado en el año 1610 por Abraham Saur.  

Burgos debe su origen a la decisión del rey Alfonso III de construir una fortaleza a orillas del río Arlanzón, con el fin de detener el avance musulmán sobre Castilla. El conde Diego Rodríguez Porcelos cumplió esta orden en el año 884 y, convirtiendo la fortaleza en un sitio de gran importancia estratégica. Tal es así que en 1038 Fernando I hizo de Burgos la capital del reino de Castilla y la otorgó el rango de sede episcopal.

Burgos pasó de ser una ciudad meramente militar a comienzos de la Reconquista a ser un importante foco de mercado, debido a su situación en un punto que une la meseta castellana con los puertos marítimos del Cantábrico y con las tierras reconquista del sur. Además es paso obligado de la Ruta Jacobea, por el que pasaban miles de peregrinos de toda Europa en dirección a Santiago de Compostela. Por esta razón, la ciudad fue transformando su función defensiva original por la de centro comercial con un fuerte carácter religioso, manifestado en la proliferación de iglesias, monasterios y hospitales de las principales órdenes de la época.

En cuanto a su estructura, la ciudad de Burgos creció a los pies del castillo emplazado en el cerro de San Miguel, y estaba rodeada por una muralla de 12 m de altura. Para poder acceder al interior había que cruzar una serie de puertas fortificadas, que eran diferentes según los estamentos y funciones sociales. Por ejemplo, por la Puerta de San Martín cruzaban los reyes y monarcas que visitaban la ciudad; por la Puerta de San Esteban y la de San Pablo, los comerciantes que venían al mercado; por la Puerta de la Judería, que era un postigo pequeño, se daba acceso directo a la judería; y por la Puerta de San Juan entraban los peregrinos que recorrían el Camino de Santiago. La Puerta de Santa María era la más grande, estaba especialmente fortificada y daba cabida la sala de juntas de los ediles de la ciudad; la Puerta de San Gil ejercía la doble función de torre defensiva y de prisión; y por último, la Puerta de Santa Gadea daba lugar la zona de la ciudad ocupada por la burguesía. Dentro de las murallas la ciudad estaba divida en barrios, entre los que encontramos la judería, el barrio mudéjar, la zona de los artesanos y el distrito comercial. El trazado urbano era irregular y poco planificado, característico de la época medieval.

Extramuros se formaron diversos arrabales, como el de San Pedro, el de San Juan, el de San Esteban y la Villa de Gamonal. Además se fundaron varios monasterios, como el de las Huelgas, que servía de panteón real, el de San Pedro de Cardeña, también llamado del Cid, y la Cartuja de Miraflores. El hospital del Rey, situado cerca del monasterio de Las Huelgas, fue fundado por Alfonso VIII con el fin de hospedar a los peregrinos jacobeos.

Sergio Pernía Fernández

 

05/12/12

MADRID (Antonio López, 1976-1982)

 

Este oleo hiperrealista fue pintado por Antonio López durante varias fechas a lo largo de 1976 y 1982. Viendo el cuadro observamos la hora que marca el reloj del edificio de la izquierda, las 21.40 horas, mostrando así uno de los mejores atardeceres de Madrid. La ausencia de tráfico en este tramo de la carretera de Barcelona parece indicar que Antonio López lo pintó el cuadro en los meses de verano. Pero por otra parte también es un rasgo característico de su obra, que profundiza en el tema de la soledad y la calma como algo muy significativo.

Madrid desde las Torres Blancas es una de las piezas más importantes del autor. La vista que podemos apreciar es familiar a todos aquellos que entran a la ciudad en dirección Avenida de América. El edificio desde la que se pintó fue obra del arquitecto Sáenz de Oíza, y es uno de los mejores ejemplos de la arquitectura vanguardista de los años 60 y 70.

La ciudad de Madrid tiene en un plano irregular en el casco histórico, con calles estrechas y retorcidas, para aprovechar el espacio. Pero a partir del siglo XIX, y como observamos en el cuadro, se empieza a crear un ensanche con grandes avenidas, calles rectas y anchas para que el tráfico sea más fluido. En esta época se empieza a construir y se asienta todo lo que hoy conocemos como
la ciudad de Madrid.

La población se triplicó entre las fechas en las que se realizó el cuadro, lo que produjo un aumento considerable de la construcción. La actividad económica siempre está en pleno desarrollo, pero desde los años 60 hasta nuestros días hemos podido observar cómo, por ejemplo, el sector de la construcción ha ido decayendo debido a la crisis de la burbuja inmobiliaria. Pero es verdaderamente el sector de servicios y la gran cantidad de empresas que hay en esta ciudad lo que hacen posible que Madrid no pare de crecer.

Mónica Ricart Arandilla 
 

05/12/12

ROMA (Canaletto, 1754)

Esta famosa plaza de la ciudad de Roma conserva el trazado del antiguo circo romano sobre el que se asentó, el Circo de Domiciano, que fue construido en el año 86 d. C. Infraestructuras como ésta fueron muy comunes en el mundo romano, y servían para acoger competiciones atléticas y carreras hípicas, sobre todo de cuádrigas, que se denominaban agones. Con el tiempo, el vocablo fue evolucionando, cambiando de in agone a navone, y de ahí a la actual Piazza Navona.

Poco a poco, lo que se correspondería con las gradas del circo comenzó a ser ocupado por familias que construyeron allí sus casas, además de un pequeño santuario en el lugar donde Santa Inés fue martirizada. Posteriormente, la noble familia Pamphili erigió su palacio junto al santuario. Fue entonces cuando el espacio quedó configurado como una plaza completamente rodeada de edificaciones, que  tomó la función de mercado después de que en 1477 el Papa Sixto IV trasladase allí el mercado central del Campidoglio. Desde 1869 el mercado se reubicó en la Piazza Campo de Fiori y la Piazza Navona desarrolla hoy funciones esencialmente turísticas y de restauración.

Durante el mandato del Papa Inocencio X, perteneciente a los Pamphili, la plaza fue remodelada con el fin de embellecer el entorno de su residencia familiar. El Papa costeó la construcción de la nueva iglesia de Sant’Agnese in Agone, así como la edificación de las tres fuentes monumentales que se pueden apreciar en esta pintura de Canaletto, realizada en 1754: son la Fontana dei Quatrro Fiume, la Fontana di Nettuno y la Fontana del Moro, las cuales sirvieron para mejorar la dotación de agua en esta zona de la ciudad.

La más importante de todas es la Fontana dei Quattro Fiume (Fuente de los Cuatro Ríos), diseñada por Gian Lorenzo Bernini en 1651 y situada en el centro de la Plaza. Representa los principales ríos de los cuatro continentes conocidos en aquel momento histórico: el Nilo (África), el Danubio (Europa), el Ganges (Asia) y el Río de la Plata (América). Entre 1652 y 1866 la Piazza Navona adquirió, además, una singular tradición. La plaza se inundaba todos los fines de semana de agosto, convirtiéndose en un lago artificial en honor a la familia Pamphili.

Entre los elementos urbanos hay que destacar también el obelisco, que a pesar de haber sido tallado en Aswan, no tiene su origen en la civilización egipcia, sino en la Antigua Roma. Se erigió en el siglo I d. C. por encargo del emperador Domiciano, cuyo nombre aparece grabado en el obelisco en escritura jeroglífica. Además, contiene una escena en la que una diosa presenta la Doble Corona de Egipto al emperador. Gracias a esta imagen, se concluye que el motivo de esta construcción fue una alegoría del acceso al poder de Domiciano. Erigido en granito rojo con una altura de 16’54 metros, el obelisco fue levantado definitivamente en la Plaza Navona por decisión de Inocencio X, en conmemoración de su elección como pontífice, esculpiéndose posteriormente la Fuente de los Cuatro Ríos de Bernini, sobre la que se encuentra.

La Plaza Navona de Roma es un ejemplo muy interesante de la evolución del espacio urbano. De sus orígenes como estadio romano, pasó a convertirse en un mercado medieval, hasta culminar, como uno de los mejores ejemplos del barroco romano, en una plaza pública. Sin embargo, nunca ha perdido ni su carácter lúdico ni su poder de congregar a la gente a su alrededor, llegando a celebrarse en ella representaciones teatrales o carreras de caballos, como antiguamente. La Plaza Navona no es sólo es una de las plazas más bellas y famosas de Italia, sino que, como parte del centro histórico de Roma, fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

Lidia Vázquez Sánchez

 

05/12/12

MADRID (Antonio Joli, 1750)

La vista de la calle Alcalá de Madrid, pintada por el italiano Antonio Joli en el año 1750 aproximadamente, nos muestra una clásica visión de lo que significó esta calle en la historia de la capital española de los últimos siglos. Madrid, ciudad central de España desde 1561, es uno de los puntos más importantes de la península por su situación geográfica céntrica. La calle Alcalá fue durante muchos años uno de los puntos principales de entrada y salida de la ciudad, de manera que por ella pasaban multitud de viajeros, comerciantes y mercancías.

Es muy notable la presencia del movimiento del Barroco en la ciudad de Madrid. Con la llegada de esta corriente la arquitectura adquiere nuevas características muy importantes que han perdurado en la ciudad hasta nuestros días. La grandeza es uno de los aspectos del Barroco: calles amplias y largas, con cabida para multitud de personas y carruajes; grandes edificios adornados con cúpulas y tejados altos y torreones; extensas fachadas que ocupan toda la cara de los edificios con grandes puertas; etc.

Por ejemplo, la Casa de Postas (abajo a la izquierda en la imagen) albergaba una infraestructura capaz de recibir multitud de carruajes. En ella se depositaban mientras los itinerantes hacían negocios, comerciaban en la ciudad, o simplemente mientras hacían noche en alguna de las posadas de la calle para continuar al día siguiente con su viaje.

Abundan en la calle Alcalá los edificios de carácter religioso como el antiguo Convento de las Baronesas, comunidad de carmelitas recoletas desde el año 1651. La iglesia fue diseñada por el arquitecto Juan de Lobera en 1675 y terminada de construir 25 años mas tarde. Fue demolido en la Desamortización de Mendizábal (1836). En su emplazamiento se encuentra actualmente el Palacio de Bellas Artes de Madrid. Así mismo el antiguo Convento de la Concepción Real, de la comunidad de las monjas de la orden de Calatrava, se halla en dicha calle, casi en frente del anteriormente citado. Construido en 1623, fue destruido casi en su totalidad en la Desamortización del 1836. Hoy en día sólo se conserva la Iglesia principal del complejo arquitectónico bajo el nombre de Iglesia de las calatravas en honor al antiguo convento. El último de una larga lista de ejemplos es el Convento de San Hermenegildo construido en 1605 por la comunidad de carmelitas descalzos. El convento fue demolido en la Desamortización y se construyó en su lugar el teatro Apolo. La Iglesia se conservó y hoy en día figura bajo la advocación de San José.

Son muy numerosos los edificios de los que podríamos hacer mención. Muchos de ellos aportan hoy en día un rico patrimonio histórico a la ciudad madrileña. A mediados del siglo XVIII la calle Alcalá estaba cortada por el arroyo conocido como Canal de las Pascualas que cruzaba gran parte del centro de Madrid para desembocar en el río Manzanares. Un siglo más tarde el arroyo fue canalizado por debajo del suelo para la comodidad de la ciudad. Hoy en día prosigue su camino hasta la Plaza de Cibeles, cuya fuente bebe de las aguas de este canal.

Manuel Menéndez Piñar

05/12/12

VENECIA (Canaletto, 1740-1745)

La obra El gran Canal y el puente de Rialto fue pintada por Canaletto entre los años 1740-1745. Actualmente se encuentra en el Museo Thyssen-Bomemisza en Madrid. Se trata de un oleo sobre lienzo y pertenece al género artístico de veduta, que consistía en representaciones muy reales de vistas urbanas. Estas vedutas se usaban sobre todo para venderlas como recuerdo a la personas extranjeras que visitaban la ciudad.

La ciudad de Venecia surgió en el siglo V como consecuencia de la huida de los habitantes de tierra firme a las islas próximas, para escapar de las invasiones. Una vez constituida la población y conseguida su independencia, la República Serenísima, que era como se llamaba antiguamente, fue creciendo hasta convertirse en dueña y señora de las rutas comerciales a través del mar. Fue en el siglo XV cuando se dio su mayor apogeo, tras su expansión por Italia y por el Mar Adriático. Con la toma de Constantinopla por los turcos y el descubrimiento de América, empezó el declive de Venecia, hasta que en el siglo XVIII decayó política y económicamente, superada por las potencias europeas. A finales de este siglo fue conquistada por Napoleón Bonaparte y luego anexionada por Austria. Ya en el siglo XIX pasó a  formar parte de la recién creada nación de Italia.

Venecia se encuentra situada en el nordeste del país, asentada entre  las desembocaduras de los ríos Po y Piave. Cuenta con un Gran Canal que divide a la ciudad en dos, pasando por los seis barrios constituidos en la ciudad (Cannaregio, San Polo, Dorsoduro, Santa Croce, San Marco y Castello). Su  función era la de facilitar el transporte hacia el continente. El primer puente que se construyó sobre el Gran Canal fué el Ponte Rialto para unificar las dos divisiones de la ciudad. El puente fue modificandose en función del tráfico fluvial y el crecimiento del Mercado de Rialto.

La morfología de la ciudad fue  irregular desde su origen, ya que tuvieron que adaptarse a un problema añadido de difícil solución, el agua y los canales. El trazado fue desarrollándose  en torno a éstos, que funcionaban como línea de fijación. Como consecuencia de ello, los propios canales se convirtieron en las calles de la ciudad y se utilizaron como conexiones,  vías de transporte y  comunicación con los demás espacios urbanos. Igualmente, las construcciones se elevaron de forma apiñada y desordenada en el poco suelo disponible. La mayoría de las viviendas estaban construidas sobre una estructura de madera y ladrillo, a la que se ponía una capa de roca muy resistente. Esta técnica daba ligereza a las construcciones, protegiendo la base del peso excesivo, y permitía un notable desarrollo vertical a pesar de la dificultad que entrañaba la cimentación. En la evolución de la arquitectura veneciana  destaca el estilo véneto-bizantino, que fue  sustituido en el siglo XIII por el estilo oriental, por el gótico en los siglos XIV-XV, por el barroco en los siglos XVII-XVIII, y finalmente por el Neoclasicismo en el siglo XIX.

La república de Venecia se constituyó durante su evolución como una ciudad totalmente comercial debido a sus características  topográficas, que supieron aprovecharlas al máximo. Cuando decayó de forma notable su comercio exterior, tuvieron que buscar soluciones economicas alternativas, ya que su sistema social estaba basado en el sustento de la aristocracia por las arcas de la república. Por si fuera poco, una trágica epidemia de peste provocó que la población de Venecia cayera en picado, perdiendo más de un tercio de su población. La crisis afectó a todas las clases sociales menos al patriciado, y aumentó considerablemente el pauperismo y la mendicidad.

Las medidas que se adoptaron a partir de entonces para reflotar la economía se basaron en el sector de servicios, donde destacaron ampliamente la artesanía especializada de cristal y el coleccionismo artístico, pero también los juegos de azar, la prostitución, las regatas y los carnavales. De este modo la función de la ciudad, que en 1760 rondaba los 150.000 habitantes, paso a ser de carácter turístico y recreativo. En la actualidad Venecia sigue siendo una de las capitales del arte y de la cultura.

Los problemas que se daban entonces y que hoy continúan son consecuencia de su localización, del agua y del turismo de masas, que están acelerando el hundimiento de la ciudad. Al estar construida sobre una laguna, se producen continuas filtraciones de agua, inundaciones, malos olores y plagas de ratas y palomas. Otro de los mayores problemas por los que está pasando Venecia es el éxodo de sus habitantes debido a la especulación, condicionada por el alto precio de la vivienda y la invasión del turismo que provoca una saturación de servicios.

Roberto Ramos Martín

05/12/12

AMSTERDAM (J. Frederik Hulk, siglo XIX)

Esta obra de arte pertenece a Johannes Frederik Hulk, pintor del siglo XIX. En ella se describe una escena cotidiana en la ciudad de Ámsterdam, a finales del siglo XIX. Se pueden distinguir las labores propias de esta zona de la ciudad y un reflejo de lo que podría ser la vida diaria de este barrio de la capital de Holanda. El canal domina la escena y, alrededor de él, edificios majestuosos y construcciones típicas se levantan junto a grupos de personas realizando actividades diversas.

Una zona de puerto, en la que algunos barcos se encuentran atracados, ocupa una parte importante de la pintura. Un hombre descargando un barril, un funcionario vigilando la operación, algunas personas que interrumpen su paseo por los bordes del canal para observar la operación, un señor con bastón y un perro, y un niño, son personajes que tratan de reflejar la cotidianeidad, que mezcla la parte comercial y laboral con la parte lúdica del paseo. Mientras tanto, un grupo de mujeres lavan la ropa en el muelle, completando la serie de personajes que se reúne en la zona de desembarque.

Buhardillas, chimeneas, áticos. En uno de los edificios, en el piso bajo, una tienda. En otro más cercano, posiblemente un edificio religioso, con una hornacina y una estatua. Las construcciones guardan una estructura similar: grandes ventanales, tres o cuatro pisos en altura, luminosos, con muchas vistas sobre el acontecimiento más importante de la zona, el agua.

Al fondo, en el centro del cuadro, velada por la lejanía, la otra referencia importante de la ciudad, la catedral de St. Bavo, de la que se divisa la torre con los ornamentos propios del estilo gótico que la define. En la línea del horizonte, dando una sensación de profundidad a lo largo del canal, algunos edificios del mismo estilo que los descritos, y alguna otra iglesia muy lejana, que ayudan a plasmar la idea de una gran ciudad.

La ciudad de Ámsterdam tiene una estructura formada por el casco antiguo y un ensanche periférico. El casco antiguo tiene una morfología irregular, típica de las antiguas ciudades, debido a que tenían que crecer dentro del recinto amurallado. Sin embargo, en el ensanche podemos distinguir zonas más planificadas y regulares.

En el medio del cuadro, un puente, probablemente de madera, une los dos márgenes del Canal. Algunas personas paseando por el puente, otras observando el agua, o discutiendo de negocios. Un padre y un niño cruzando la pasarela, y un hombre montado a caballo a punto de cruzarla, le dan a la escena un aire costumbrista. Un puente similar más lejano orienta la perspectiva y permite la visión de una ciudad ordenada y bien estructurada, con zonas de paso regulares a ambos lados de la gran vía de agua, que cruza majestuosa.

Laura García Calvo

 

05/11/12

BELLPUIG (Ernest Descals, siglo XX)

 

Esta obra de Ernest Descals, pintor reconocido con diversos premios entre el siglo XX y XXI, es un oleo de una panorámica de Bellpuig, en la que se muestran edificios muy importantes en la historia de la ciudad, como la iglesia o el castillo, además de la agrupación de casas.

El castillo es tan importante en la historia de Belluig, porque en el cerro donde se encuentra, uno de los más altos, es donde nació este emplazamiento. Allí comenzó a construirse en el siglo XI un emplazamiento primitivo, rodeado por una muralla, que, según fue ampliándose este poblamiento, se fue extendiendo, hasta que en los siglos XVIII y XIX, se fueron derribando. Posteriormente, el castillo fue adaptado en el siglo XII para que los barones de Bellpuig lo usaran de residencia y, por último, se renovó en 1472.

La ciudad ha sufrido en momentos concretos crecimientos de población tales, que se ha tenido que ampliar varias veces. Estas ampliaciones de la ciudad perdieron sus características defensivas a partir del siglo XII. El siglo XVI, fue el de mayor prosperidad, construyéndose el segundo edificio de más importancia para el lugar, la iglesia parroquial de San Nicolás, además de un hospital y el mausoleo. En esa época, los barones llevaron acabo un nuevo ensanche y, además, ampliaron la muralla. El último ensanche en Bellpuig, se llevó a cabo en el siglo XX y fue el barrio de la Estación del ferrocarril.

La economía de este asentamiento siempre se ha basado en la tierra, siendo primero una economía de subsistencia, por la ausencia de un mercado importante; y, más tarde, a mitad del siglo XX, al aumentar el nivel de vida se afianza el sector industrial y el sector primario. En cambio, el sector terciario no fue relevante en la zona hasta 1969, con la creación de la Lonja Avícola Ganadera. Lo más destacable en su economía es la agricultura, teniendo sus manzanas la etiqueta de denominación de origen Manzana Plana de l’Urgell.

En cuanto a su morfología, Bellpuig se comunica con el resto de poblaciones por una red radial de caminos, ahora convertidos en carreteras. A pesar de esto, su trazado urbano es irregular y apiñado. En conclusión, dividiríamos la estructura en: casco histórico, formado por las edificaciones alrededor del Castillo de los Barones y la iglesia parroquial de San Nicolás; el ensanche del siglo XX y la línea de fijación, que sería el río Urgell, pero no se aprecia en la imagen.

María Rosa Eleno Elvira

05/11/12

VIENA (Bernardo Bellotto, 1760)

Esta obra, que en la actualidad se encuentra en el Kunsthistorisches Museum de Viena, se titula Vista de Viena desde el Belvedere y fue realizado hacia 1760 por Bernardo Bellotto para la emperatriz María Teresa. Es un óleo sobre lienzo de 135 x 213 cm que se enmarca dentro del género denominado vedutismo (del vocablo italiano “veduta”, que significa “vista”). Se trata de imágenes de carácter paisajístico urbano que reproducen con gran minuciosidad los detalles y hacen un uso cuidado de la luz y los colores. Este género es típico del Settecento italiano (siglo XVIII), aunque se dió por toda Europa. El cuadro fue un encargo de Eugenio de Saboya para la emperatriz Maria Teresa.

El autor, Bernardo Bellotto (Venecia 1721- Varsovia 1780), aprendió el oficio de pintor con su tío -a la sazón, uno de los mayores exponentes del vedutismo– Giovanni Antonio Canal “Canaletto” (1697-1768). Tras residir y trabajar en diversas ciudades italianas, hacia 1750 comenzó a ser considerado como uno de los mejores paisajistas del siglo XVIII. Las vistas de capitales europeas que realizó, entre las que se encuentra la obra analizada, constituyen una importante fuente de información histórica, debido sobre todo a la fidelidad y minuciosidad con que Bellotto retrataba los paisajes y edificios.

La perspectiva  que nos proporciona el cuadro, cercana a la horizontal del suelo, nos permite comprobar cómo la ciudad se asienta en una zona sin grandes desniveles. En este caso, la imagen parece haber sido realizada desde el palacio Alto Belvedere. La construcción del barroco conjunto del Belvedere entre los años 1714 y 1723, así como otras obras arquitectónicas de la importancia de la iglesia de San Carlos Borromeo, o la de las monjas Salesas -también llamadas Visitandinas-, cambiaron parcialmente la fisionomía de la ciudad, gracias al impulso que Eugenio de Saboya proporcionó a la misma. En aquella época, se encontraba allí la residencia del emperador, y eso se tradujo en un florecimiento artístico de Viena.

En 1781, el palacio Alto Belvedere sufrió un cambio de uso. Gracias al interés de la emperatriz María Teresa por el Absolutismo Ilustrado, que buscaba poner el arte a disposición del público para incrementar su nivel cultural, el palacio pasó a convertirse en uno de los primeros museos de libre acceso en del mundo, albergando lo que se vino a llamar la Colección Imperial.

La perspectiva no permite contemplar las murallas de la ciudad, que fueron construidas en 1237 y permanecieron en pie hasta 1857. Los constantes refuerzos de las mismas permitieron a la capital austriaca salir airosa de numerosos asedios a lo largo de los siglos. Las pequeñas poblaciones que se situaban alrededor de la muralla, en cambio, sí cayeron ante los ataques enemigos. Tras la destrucción de estas poblaciones, a finales del siglo XVII comenzaron a construirse palacios con jardines en los terrenos extramuros que habían quedado desocupados, y fue precisamente allí donde se construyó el Belvedere, que ha permanecido en perfectas condiciones hasta nuestros días, y que constituye hoy una de las principales atracciones turísticas de Viena.

En sus orígenes, Viena fue una villa romana que se estableció a orillas del río Danubio. El desarrollo de la ciudad viene marcado por dicho río, que se encuentra al Este de la misma, y por las murallas, que propiciaron que existan dos zonas diferenciadas. En el interior, nos encontramos con  avenidas barrocas de trazado regular y gran cantidad de edificios importantes, mientras que en la parte exterior de lo que fueron las murallas, ahora una gran avenida denominada Ringstrasse, la ciudad parece desarrollarse en forma radial con respecto a dicha avenida.

Loli Casco Bris

 

05/11/12

CÁCERES (Vicente J. Macine, 1845)

 

Esta imagen corresponde a un plano geométrico de la ciudad de Cáceres, realizado en 1845 por Vicente J. Macine. Este tipo de planos, muy habituales en el siglo XIX, fueron denominados “geométricos” porque representaban de manera muy sencilla las manzanas de construcciones y las vías principales de un núcleo urbano, sin expresar el nombre de las calles ni ninguna otra información superflua. Normalmente mostraban toda la ciudad y su entorno circundante, por lo que constituían un buen punto de partida para planificar reformas interiores, mejoras de salubridad, planes de alineamiento y futuros ensanches.

El casco antiguo de Cáceres fue fundado por los romanos entre los siglos 18 y 10 a. C. De ellos aún encontramos numerosos restos arqueológicos, como fragmentos de calzada construidas con grandes losas de piedra. Posteriormente la ciudad pasó a manos de los musulmanes, que situaron el Alcázar y la Mezquita en el punto más elevado, por razones fundamentalmente defensivas. En este espacio actualmente se encuentran las iglesias de Santa María y San Mateo, construidas a partir de la reconquista cristiana. Como restos de la ciudad musulmana aún podemos ver el Aljibe, que servía para la recogida de agua en los días de lluvia, y la Judería Vieja.

Pero lo que más caracteriza al casco antiguo de Cáceres es su trazado urbano medieval, de carácter laberíntico e irregular. De esta época es también el recinto amurallado, del que se conservan abundantes restos. La muralla servía para proteger la ciudad y con el paso de los siglos terminó por dividir a la misma en dos áreas diferenciadas. La interior, más elevada y noble, en la que se localizan  casas palacio, iglesias y edificios ricos; y la exterior, formada por suburbios pobres que se extendieron por la parte baja de la ciudad durante la Edad Moderna. Entre medias de estos dos niveles se organizó lo que se conoce como Plaza Mayor, que fue utilizado como punto de reunión y centro de la vida social y comercial de la ciudad.

Tras la inestabilidad social, las guerras y una fuerte recesión económica, en la segunda mitad del siglo XIX Cáceres se estancó en una población de 15.000 habitantes. A partir de 1842 se produjo una revolución en el negocio inmobiliario gracias a la Ley de Libertad de alquileres, que trajo consigo una demanda creciente de viviendas y la construcción de barrios nuevos más allá del límite de las murallas. En unos casos se hizo siguiendo ejes lineales que conectaban el centro con la periferia, y en otros un tipo de plano ortogonal, como en los ensanches. Posteriormente aparecerieron edificios de funciones culturales y hospitalarias hasta el siglo XX, donde Cáceres comenzó a actuar como punto proveedor de bienes y servicios.

Actualmente Cáceres constituye el centro comercial y administrativo de una comarca eminentemente agrícola y ganadera. Su industria, todavía poco desarrollada, se centra en el sector alimentario. Las actividades turísticas y de ocio están generando un impacto económico cada vez mayor, gracias a que la Ciudad Vieja de Cáceres posee un excepcional conjunto monumental que fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1986.

Lourdes Galán González
 

05/11/12

BERGA (Ernest Descals, siglo XX)

La ciudad analizada es Berga, en la provincia de Barcelona. Esta ciudad se encuentra entre  la Depresión Catalana y el Pirineo, muy bien protegida de los vientos por la montaña de Queralt y ciudad cercana al río de Llobregat. Hay que destacar que se ha convertido en un centro de interés cultural y en una importante red de comunicación.

Berga presenta un plano radial, es decir a partir de un monumento importante, en este caso la iglesia de San Juan de Berga, nos encontramos la mayoría de las calles más importantes de esta ciudad. En esta imagen podemos ver una de las calles más transitadas de la ciudad ya sea por las personas o turistas como interés cultural o por los transportes públicos, como parte de la red interurbana que conecta dicha ciudad con Manresa. El elemento más llamativo de esta imagen lo encontramos al fondo y es la iglesia de San Juan de Berga, monumento situado en el punto más alto de la ciudad, que se corresponde con el centro de la población. Es un edificio construido en el siglo XIII con varias modificaciones posteriores. Una de ellas corresponde a su nave principal, cuya reconstrucción se hizo en el siglo XV, y después fue cubierta con una bóveda del siglo XVIII. La otra nave que conforma la iglesia pertenece a un templo anterior a ésta. Posee un extraordinario capitel románico tallado con las caras de varias aves. El campanario que podemos observar es de estilo románico.

Podemos ver cómo alrededor de la vía principal, denominada Calle Mayor o Carrer Major, hay varios edificios de función comercial, ya que se trata de la calle donde se encuentran la mayoría de la tiendas. En la parte derecha de la imagen podemos ver una tienda con el toldo estirado, señal de que aún se encontraba activa en el momento en el que se realizó la pintura. Además de eso encontramos multitud de bloques de altura media, así como calles de dimensiones reducidas, como se aprecia en la parte derecha de la pintura, lo que indica que la función principal de esta zona no es residencial.

Para concluir, decir que la función principal de esta pintura al óleo de Ernst Descals es representar la función comercial y turística del casco antiguo de la ciudad de Berga en Barcelona.

Estefanía Ruiz Rodríguez

 

05/11/12

CHICAGO (Richard Estes, 1974)

Esta pintura hiperrealista es obra de Richard Estes y representa con gran nivel de detallismo una avenida de Chicago en la década de 1970. Chicago es una metrópoli norteamericana situada a orillas del Lago Michigan, en el estado de Illinois. Es la tercera ciudad más poblada de Estados Unidos, por detrás de Nueva York y Los Ángeles.

El 10 de octubre de 1871, el Gran Incendio de Chicago arrasó la mayor parte de su núcleo central. Después del incendio, la ciudad se reconstruyó sin tener en cuenta ningún antecedente histórico. La reconstrucción duró casi medio siglo, siguiendo un plano ortogonal o en cuadrícula y dio lugar a una ciudad mucho más grande y organizada que la anterior. Este modelo de urbanismo se muestra claramente en la imagen, en la que se ve una avenida ancha, larga y recta, con amplias aceras, en torno a la cuale se construyen altos rascacielos que no guardan una estética común, sino que tienen una gran variedad en cuanto a su forma y estructura.

La introducción del alcantarillado, que podemos observar en la esquina inferior izquierda, hizo que la ciudad se elevase para recoger las aguas residuales y el agua de lluvia. Los semáforos controlan el abundante tráfico de los coches, que se distinguen al final de la perspectiva. También podemos ver en la parte derecha de la imagen unas macetas, las cuales dan un efecto artificial a la ciudad. Otro elemento artificial, muy característico de las grandes ciudades, son los paneles publicitarios, muy visibles en la imagen. Estos paneles forman parte del paisaje urbano y son especialmente interesantes para la corriente artística del Pop-Art, que pretendía mostrar la cultura popular de los años 1950-1970. En relación con esta cultura pop se distingue también un cine en la parte izquierda de la imagen. Constituye un componente muy importante del ocio de masas en esta ciudad, y nos recuerda que Chicago ha sido escenario de numerosas películas.

Las principales actividades económicas de esta ciudad están vinculadas a la industria y a los servicios, especialmente dirigidos hacia empresas. Estas empresas suelen situarse en los rascacielos, elementos muy característicos del paisaje urbano de Chicago, que comenzaron a construirse gracias a la utilización de nuevos materiales constructivos, como el acero, el hormigón y el cristal.  

En definitiva, vemos cómo Chicago resurgió de sus cenizas, convirtiéndose en una de las ciudades más modernas urbanísticamente hablando y adaptándose a las nuevas corrientes artísticas que se han desarrollado en sus calles.

Nuria Ruiz Rincón
 

05/11/12

BARCELONA (Ioh Stridbeck, 1711)

En el año 201 a. C el ejército romano conquista Barcelona a los cartagineses. En aquella época parece que el nombre de la ciudad era el de Barca, en honor a la famosa dinastía cartaginesa. Los romanos la rebautizaron como Barcino y planificaron su desarrollo urbano siguiendo un trazado ortogonal, a partir de dos calles principales (cardo y decumanus) que se cruzaban perpendicularmente.

La ciudad romana, que hoy se correspondería con el Barrio Gótico, creció de forma desordenada durante la Edad Media, caracterizándose por un trazado viario irregular, donde las diversas calles no se adaptan en absoluto a ninguna directriz. En la imagen se puede observar una gran vía en la zona del Raval, que corre paralela al perímetro de la primera muralla e intenta comunicar la periferia con el casco antiguo.

Entre las edificaciones más importantes que se distinguen en el núcleo medieval de Barcelona se encuentran la Catedral, la Casa de l’Ardiaca y el Palau Episcopal. Por el otro lado de la catedral, siguiendo la calle Comtes de Barcelona, se llega al Palau del Lloctinent, de mediados del siglo XVI, tras el cual se abre la Plaza del Rei, presidida asimismo por el Palau Reial Major, antigua residencia de los Condes de Barcelona, y la Casa Clariana-Padellàs. Otra zona importante era la de la calle Montcada, lugar de residencia de la nobleza y los comerciantes adinerados del Barrio de La Ribera. Allí podemos observar varios palacios de la época, como el Palau Dalmases, residencia del mercader austracista Pau Ignasi de Dalmases i Ros.

Las principales zonas de acceso a la ciudad vieja eran la Puerta de San Daniel, la Nueva, la del Ángel, la de San Antonio y la Central. Otros edificios de carácter militar eran el Fuerte de Montaña, el Fuerte de los Judíos y el castillo, dentro de la propia ciudad. Por lo que respecta a los edificios religiosos están presentes los conventos de Bonsucces, Ángeles, Carme, Sant Josep, Trinitarios, Sant Agustí, Santa Mónica, Jerónimas.

El monasterio de Sant Pau del Camp fue el primer núcleo importante del Raval, anterior al siglo X, en torno al cual hubo una pequeña villa medieval vinculada al monasterio. El crecimiento de Barcelona configuró al Raval en el espacio que toma forma de diamante, entre el segundo cinturón de murallas, de Jaume I (1268) y la Rambla. El tercer cinturón de murallas fue iniciado por Pedro el Ceremoniós (1348), y abarca desde las rodas hasta la avenida del Parallel. En la imagen, dibujada en el contexto histórico de la Guerra de Sucesión Española, destaca especialmente esta última muralla, que fue fortificada en el siglo XVI con baluartes triangulares, dándole a la ciudad una curiosa forma estrellada.

A finales del siglo XV, a causa de las dificultades económicas provocadas por el desplazamiento del comercio marítimo hacia el Atlántico y la guerra contra Juan II, la ciudad se arruinó. Las pestes y epidemias paralizaron su crecimiento y algunas zonas como el Raval quedaron limitadas a actividades básicamente agrícolas. La ampliación urbanística posterior sobre esta zona se debió a que la ciudad se encontraba ahogada por las murallas. Esto daría lugar a la creación de los ensanches ya en el siglo XIX.

David Moreno Marín 

 

05/11/12

VENECIA (Canaletto, 1730)

Esta imagen del Gran Canal y la Iglesia de La Salud pertenece a un cuadro pintado por Canaletto en el año 1730, que actualmente se conserva en el Museo de Bellas Artes de Houston, Estados Unidos. Se trata de un óleo sobre lienzo que presenta unas dimensiones de 49,5 cm de alto y 72,5 cm de ancho.  La pintura se engloba dentro del género artístico de la veduta, que consistía en representaciones muy detalladas de vistas urbanas. Las vedutas servían en ocasiones para que las personas extranjeras que llegaban a Venecia tuvieran un recuerdo de la ciudad.

Venecia alcanzó su máximo esplendor durante la Baja Edad Media, alrededor del año 1400, gracias al control del comercio con Oriente y Europa, y a los beneficios que suponía la expansión por el Mar Adriático. Tras el descubrimiento de América, no obstante, las líneas comerciales se desplazaron a las Indias y Venecia empezó a perder el monopolio del comercio.

La ciudad presenta un trazado irregular y tiene una estructura dispersa, repartidas en varias islas conectadas por puentes. Además de la importancia religiosa de algunos espacios y edificios, la ciudad cumplía funciones portuarias, pesqueras y comerciales, ya que las actividades económicas estaban directamente relacionadas con la navegación marítima. El emplazamiento de la ciudad sirvió como mecanismo de defensa, ya que se encontraba atrincherada dentro de grandes murallas naturales. Estas murallas eran los numerosos bancos de arena que quedaban casi al descubierto en bajamar, así que para llegar al centro de la ciudad por barco era imprescindible conocer bien el camino. Normalmente se utilizaba un sistema de hileras de palos con luces para la noche. Este sistema se empezó a utilizar con la invasión de Napoleón.

El elemento en el que se desenvuelve todo el cuadro es el agua. Además, aparecen varios elementos significativos. Uno de ellos son las góndolas y las barcas. Estos elementos desarrollaban funciones de desplazamientos muy importantes debido a que Venecia  es una ciudad construida totalmente sobre el agua. Hasta  finales del siglo XVIII el medio de transporte utilizado por los habitantes era la góndola, y a principios del siglo XIX apareció la vaporetta, un barco desplazado por un motor de vapor pensado para transportar a un mayor número de habitantes.

Entre los edificios más importantes que aparecen representados en el cuadro, destaca la basílica Santa María de Salud. Está ubicada en el sur de Venecia, a la entrada del Gran Canal, en un emplazamiento privilegiado. Es estilo barroco y presenta una planta central rematada por un tambor de forma octogonal, sobre la cual se apoya una gran cúpula. Fue construida por Baldassare Longhena para conmemorar el cese de la epidemia de peste de 1631. En la actualidad, es uno de los puntos turísticos clave de la ciudad.

Las edificaciones que observamos a la derecha están construidas sobre pilotes de madera, colocados muy cerca unos de los otros para sostenerse mutuamente. Los cimientos yacen sobre los pilotes y la construcción de ladrillo o piedra se asienta sobre éstos. Todo el conjunto arquitectónico de Venecia está constantemente amenazado por las inundaciones, que son provocadas por las mareas y el empuje del mar Adriático, sobre todo durante la primavera y el otoño.

Alexandra Mesa García

05/11/12

MADRID (Lorenzo Quirós, 1760)

Este cuadro de Lorenzo de Quirós muestra el aspecto que adquirió la Calle de Platerías de Madrid (actual Calle Mayor), con motivo de la entrada de Carlos III como rey de España, en 1760. La vista está orientada desde la Puerta del Sol hacia la Casa de la Villa, la cual se distingue al fondo a la izquierda. Enfrente suyo, a la derecha se ve la torre de la Iglesia de San Salvador, que era la sede del gremio de plateros que daba nombre a la calle. Actualmente es el número 70 de la Calle Mayor.

El espacio representado es uno de los ejes más emblemáticos del llamado Madrid de los Austrias. Esta zona no tiene una morfología urbanística planificada, las calles se disponen irregularmente, de manera un tanto arbitraria. El crecimiento sin control de la población, desde que Madrid fue designada capital de la monarquía en 1561, complicó la ordenación de las calles, plazas y espacios públicos, que se acomodaron a la trama medieval preexistente. En su lugar se construyeron pequeñas plazuelas y callejones estrechos e irregulares.

La Puerta del Sol, por ejemplo, fue una construcción sin ningún tipo de planificación, resultante de la demolición de la muralla en ese punto. Sirvió para conectar el centro con vías de acceso desde la periferia, como las calles de Hortaleza y Fuencarral, pero no lo hizo de manera lineal. En cambio, la Plaza Mayor sí fue construida de forma regularizada, como un espacio rectangular diseñado sucesivamente por Juan de Herrera, Juan Gómez de Mora y Juan de Villanueva, entre los siglos XVI y XVIII. Como resultado de ello, se convirtió en un espacio público muy representativo, en el que además de celebrarse fiestas y corridas de toros constituía el centro comercial, mercantil y financiero de Madrid.

A su llegada a Madrid, Carlos III se encontró una ciudad sucia, pobre, fea, sin alumbrado y con graves problemas de salubridad. Por consiguiente, diseñó un plan de reforma urgente que en menos de treinta años cambió la imagen de Madrid para convertirla en una capital emblemática. El plan de reforma, que programó junto con el arquitecto Francisco de Sabatini, consistió en la aplicación de numerosas mejoras. Una de ellas fue la instalación de un pozo séptico en las casas, el cual se limpiaba por las noches con unos carros que el pueblo llamó las «Chocolateras de Sabatini». Otra fue la construcción de canalones para recoger las aguas de la lluvia. Las basuras se empezaron a trasladar a las afueras del casco urbano en vez de dejarlas en mitad de las calles. Se construyeron aceras, se prohibió que los animales anduvieran solos por las calles, se creó un alumbrado nocturno pagado por el pueblo.

Además de todo eso, se inició lo que podríamos considerar el primer ensanche de Madrid, trazando grandes avenidas como los paseos  de las Delicias, Acacias y Choperas. En la zona Este se organizó un gran paseo, al estilo de los «salones» franceses, sobre el Prado de los Agustinos Recoletos. El futuro Paseo del Prado cerró de esta forma el Madrid de los Austrias, sirviendo de línea de fijación que separaba el casco antiguo de la futura ampliación urbanística. La zona, conocida como el Madrid de los Borbones, se embelleció con fuentes como las de Neptuno, Apolo y Cibeles, y otros monumentos como la Puerta de Alcalá.

La capital adquirió así una imagen monumental y a la vez emblemática, modificando no sólo su aspecto urbanístico y arquitectónico, sino también sus costumbres sociales y sus hábitos culturales y de ocio, acordes con las nuevas ideas de la Ilustración. La imagen que analizamos aquí, no obstante, recoge la tradición barroca de adornar los espacios urbanos con tablados y arquitecturas efímeras de cartón-piedra para celebrar algún acontecimiento importante. En el diseño y decoración de estos elementos participaban los principales artistas de la corte y se gastaban grandes sumas de dinero, transformando la imagen de la ciudad de forma espectacular.

Ana Martín de la Sierra García 

 

05/11/12

TOLEDO (Franz Hogenberg, 1572)

La imagen está tomada del libro Civitates Orbis Terrarum, que es un gran atlas de ciudades de Europa editado por Georg Braun y grabado en gran parte por Franz Hogenberg, en 1572. Representa la ciudad de Toledo vista desde las colinas que la rodean, con el río Tajo en primer término y un grupo de personajes que la contemplan vestidos según la moda noble del siglo XVI.

La ciudad se ubica en un lugar clave en la margen derecha del río Tajo, sobre un cerro a unos 100 metros de altura sobre el mismo. Esto le da un fuerte carácter defensivo, puesto que el río actúa de foso natural y hace más impenetrable la ciudad. El Tajo rodea en tres cuartas partes la base del cerro, formando un pronunciado meandro que se conoce como “torno del Tajo”, y solo deja una zona libre. Esta zona, una amplia llanura situada en el lado norte, es la Vega Baja y constituye el único punto de entrada natural a la ciudad. En la imagen se corresponde con los campos del fondo, que eran utilizados para el cultivo agrícola. También servía como descansadero de ganado y zona de pasto. La proximidad del río además aseguraba el abastecimiento de agua tanto para los habitantes como para los cultivos y ganados.

Los primeros asentamientos en esta ciudad datan de época celtíbera, aunque su auténtico desarrollo tuvo lugar durante la romanización. De esa época se conservan numerosos restos arqueológicos, como los de un pretorium en la zona del Alcázar, unas termas y parte de un acueducto por el centro de la ciudad, y un circo en la zona de la Vega Baja. La ciudad alcanzó gran importancia con la llegada de los visigodos, quienes, en el año 418 derrotaron a los alanos y convirtieron a Toledo en la capital de su reino hasta que fue conquistada por los musulmanes en el 711.

La dominación árabe duró hasta que el rey cristiano Alfonso VI reconquistó la ciudad en 1085. Entonces Toledo se convirtió en la capital del reino de Castilla y experimentó un importante desarrollo cultural, plasmado en su Escuela de Traductores y en la construcción de numerosos edificios significativos. La convivencia pacífica en esta época, entre cristianos, judíos y musulmanes, ha llevado a denominar a Toledo la Ciudad de las Tres Culturas.

Lo cierto es que cada grupo social vivía en barrios separados y de cuando en cuando se producían conflictos. Pero el mestizaje y el intercambio cultural era frecuente, permitiendo la unión de tradiciones y costumbres. Esto se refleja en la arquitectura y el arte mudéjar, que es el estilo predominante en Toledo y se materializa por igual en iglesias cristianas, sinagogas judías y mezquitas árabes.  

La morfología urbana de Toledo se origina en la Edad Media y es de herencia musulmana. Hablamos de una ciudad con un plano irregular, lleno de calles estrechas entrecruzadas entre sí y edificaciones muy aglomeradas, que forman un entramado laberíntico de callejones, cuestas empinadas, codos y adarves sin salida, muchas veces techados con cobertizos. La Catedral de Santa María ocupa el núcleo de la ciudad, en el mismo lugar donde anteriormente se situaba la sede episcopal del reino hispano-visigodo y mas tarde  la mezquita árabe. Por consiguiente, podemos intuir que este lugar ha sido siempre el punto principal del que ha partido el desarrollo urbanístico y constructivo, fuera la religión que fuera. Lo dicho se aprecia perfectamente en la imagen de Hogenberg, en la que se ve claramente destacada la catedral en el centro.

En cuanto a su estructura, la muralla medieval dejó fuera una serie de arrabales que fueron progresivamente incorporados con la ampliación de la ciudad. El río Tajo también actúa como línea de fijación, detrás de la cual sólo se aprecian pequeños grupos de casas, ermitas y edificios aislados. Los puentes de Alcántara y San Martín permitían salvar el río para llegar a las puertas de entrada a la ciudad. Una de las más antiguas es la Puerta del Sol, obra mudéjar de época medieval, y otra más moderna es la Puerta de Bisagra Nueva, de estilo renacentista y carácter monumental. Servían para controlar las entradas y salidas de personas y animales, para el cobro de impuestos sobre manufacturas y alimentos que se introducían en la ciudad, y para honrar desfiles, procesiones y actividades festivas, protocolarias o militares.

Con la llegada de los Reyes Católicos, la ciudad se engrandeció y se construyeron nuevos edificios de carácter civil y religioso. En el siglo XVI alcanzó su mayor esplendor, destacando como cabeza política, religiosa y cultural de España, lo que llevó a formular algunos de los tópicos más reiterados de la época: Toledo como una Nueva Roma o Toledo como la Ciudad Imperial. Los Reyes Católicos mandaron construir el monasterio de San Juan de los Reyes como su futuro mausoleo, y favorecieron la fundación del Hospital de Santa Cruz, dando impulso al arte del Renacimiento, que tendría su mayor expresión unas décadas más tarde con la construcción del Hospital Tavera, en la Vega Baja, y el Alcázar Real, en el punto más alto de la ciudad.

Más o menos hasta el año en el que fue grabada esta imagen, Toledo mantuvo su esplendor e importancia, llegando a contar con una población de 70.000 habitantes. Pero en 1561 la capital de la monarquía se instaló en Madrid y Toledo limitó su importancia al ámbito religioso, como sede primada de la Iglesia española. El traslado de la corte provocó una importante recesión económica y una cierta descomposición de la industria local, que acabó especializándose en la producción de aceros. La industria metalúrgica ha sido de hecho la base económica de Toledo, con una larga tradición en la fabricación de espadas y cuchillos. Entre los siglos XV y XVII experimentó tal auge que las espadas toledanas llegaron a ser consideradas las mejores de Europa. Su producción era llevada a cabo por pequeños artesanos dispersos, que eran supervisados por el gremio de espaderos, encargado de certificar la calidad final de las piezas.

Laura Cristóbal Cantería y Rodrigo Friginal Pérez
 

05/10/12

AMSTERDAM (Gerrit A. Berckheyde, 1686)

El Nieuwezijds Voorburgswal con el mercado de flores de Amsterdam

Este cuadro fue pintado por el artista Gerrit Adriaensz Berckheyde, nacido en Haarlem en 1638. Gerrit Berckheyde se especializó en la representación de vistas urbanas. Desde 1661 hasta 1681 formó parte de la sociedad de retóricos de Haarlem, conocida como De Wijngaardranken, y entre 1691 y 1695 sirvió como oficial del gremio de San Lucas. A pesar de que no tuvo un taller formal, ni alumnos, sus obras ejercieron una enorme influencia sobre otros pintores de vistas urbanas como Timotheus de Graaf, Jan ten Compe e Isaac Ouwater.

Ámsterdam nació como un pueblo pesquero; la fecha oficial de la fundación de la ciudad es el día 27 de Octubre de 1275, pero fue a partir del siglo XIV cuando Ámsterdam empezó a florecer como ciudad comercial. El siglo XVII es considerado el Siglo de Oro en Ámsterdam por la abundancia de comercio que existía en esa época: se construyó todo el centro histórico de la ciudad, la cual poseía numerosas embarcaciones que transportaban mercancía hacia el mar Báltico, Norteamérica, África y las tierras que ahora representan Indonesia y Brasil. Se creó así una base de una red comercial mundial. Esta red comercial también se encontraba dentro de la ciudad, como se puede apreciar en la imagen. La construcción de canales interurbanos facilitó el transporte de mercancías por toda Ámsterdam, lo que hizo que el comercio tuviese más importancia. Dados estos canales, se conoce a Ámsterdam con el nombre de la Venecia del Norte.

El título completo del cuadro es El Nieuwezijds Voorburgswal con el mercado de flores de Amsterdam, en referencia al nombre de la calle que aparece en la imagen. De fondo, se puede observar la fachada posterior del Palacio Real junto con el río Singel y el Mercado de las Flores. 

El Palacio Real se encuentra situado en el centro de Ámsterdam, en el lado oeste de la Plaza Dam, frente al monumento de la guerra y al lado de la Nieuwe Kerk. El edificio tuvo la función de palacio real para el rey Luis Napoleón y más tarde perteneció a la Casa Real neerlandesa. Fue inaugurado en 1655, por lo que, si el cuadro tiene fecha de 1686, quiere decir que la construcción de dicho palacio es reciente. Sin embargo, la vista en el cuadro del Palacio Real pertenece a la parte posterior del edificio, que coincide con una parte del río Singel. Comparando la imagen del cuadro con la realidad, el curso del río no coincide con la calle Nieuwezijds Voorburgswa, sino que ahora fluye dos calles por detrás.

Además, en el cuadro aparece pintado el famoso Mercado de las Flores de Ámsterdam. Por lo que se puede apreciar, la variedad no era muy abundante en aquella época, pero se trata de un mercado permanente que comenzó a principios del siglo XVII. Antiguamente, todas las flores y plantas llegaban diariamente a este mercado en los barcos por el río Singel, procedentes de las zonas hortícolas de los alrededores de Ámsterdam.

En resumen, la ciudad estaba en pleno apogeo en el momento en el que pintó el cuadro: la construcción del Palacio Real era reciente, los canales alrededor del centro histórico eran la principal vía de comunicación y el Mercado de las Flores no era muy abundante, pero sí muy conocido. Posteriormente, Ámsterdam se ha convertido en la ciudad más grande del país, y un gran centro financiero y cultural de proyección internacional, aun cuando su inicio fue como un pequeño pueblo pesquero.

Ana Arranz Culebras

 

05/10/12

NUEVA YORK (Eduardo Úrculo, 1992)

Cuadro New York Eduardo Úrculo

En esta pintura titulada  El Nuevo Mundo,  Eduardo Úrculo nos presenta  una imagen diferente de Nueva York. En su obra utiliza las líneas de dibujo muy marcadas y unos colores muy vivos, con tonos cálidos, rompiendo con  la típica “imagen gris” de esta ciudad; ha logrado que la sensación de agobio y aglomeración que se normalmente se percibe al contemplar este tipo de paisajes urbanos sea olvidada por el espectador.

Nueva York está ubicada en la costa este de los Estados Unidos de América. Su morfología regular está determinada por un emplazamiento en el que han primado los criterios económicos. Estamos por tanto ante un modelo de ciudad industrial, un tipo de asentamiento urbano surgido con la Revolución Industrial en el siglo XIX. Además cumple todas las características del estilo de vida urbana, compuesta de gran número de habitantes y actividades enfocadas mayormente a los sectores secundario y terciario. La proximidad al mar también ha condicionado la procedencia diversa de su población, convirtiéndose en un espacio en el que conviven culturas de todo el mundo. Nueva York está considerada como una ciudad global dada su influencia a nivel mundial en los medios de comunicación, la política, la economía, la cultura, el entretenimiento y la moda.

Asentada mayoritariamente sobre tres islas, Manhattan, Staten Island y Long Island, la ciudad de New York es un ejemplo de cómo el emplazamiento original en una península puede obstaculizar la expansión de una ciudad, en este caso debido a la falta de espacio. La escasez de terreno edificable ha generado un crecimiento superlativo en vertical y una alta densidad de población. A pesar de ello, su localización marítima y el puerto natural proporcionado por el río Hudson, han ido reforzando cada vez más función mercantil de la ciudad, convirtiéndose en uno de los principales centros mundiales de comercio y finanzas, ya desde finales del siglo XIX. Actualmente se encuentra entre las aglomeraciones urbanas más grandes del mundo, con más de 20 millones de habitantes.

La imagen que analizamos, datada en 1992,  incluye el Río Este y algunos elementos urbanos que se han convertido en iconos de  la ciudad de Nueva York: el Empire State Building, las Torres  gemelas del  World Trade Center y el Puente Brooklyn.  Úrculo “sella” este cuadro con algunos detalles identificativos de su trabajo, como son el  sombrero y  las maletas, armonizándolos  perfectamente con el resto de los componentes. Éstos refuerzan algunas de las características de la urbe: su atractivo turístico y su importancia comercial para el espacio internacional. El resto de los elementos urbanos son rascacielos, construcciones propias de la época que reflejan la alta densidad poblacional.

A través de los elementos escogidos por el artista, se resalta la importancia y la complejidad urbana de Nueva York.  Eduardo Úrculo ha sabido transmitir su bullicio y su heterogeneidad demográfica mediante el colorido diverso de los edificios. Desde una perspectiva subjetiva, la calidad de vida que se percibe en este tipo de urbe es más bien estresante. Sin embargo, la visión que ofrece Eduardo Úrculo en esta obra dulcifica la percepción de la ciudad.

Ana Isabel Mercado Soriano

05/10/12

MADRID (Antonio Joli, 1753)

 

Antonio Joli pintó esta vista de Madrid en el año 1753, desde el puente de Segovia. En la pintura se puede observar el Palacio Real, la Puerta de San Vicente, la ermita de la Virgen del Puerto, el río Manzanares, el Puente de Segovia y a lo lejos varias cúpulas y torres de las numerosas iglesias y conventos de la capital. Antonio Joly era un pintor italiano que vino a Madrid en el año 1750 y durante los cuatro años que vivió en la ciudad se dedicó a pintar diferentes paisajes de la misma, como la Calle de Alcalá, la Calle de Atocha, etc.

En la primera mitad del siglo XVIII, Madrid todavía se caracterizaba por tener las calles estrechas, empinadas, con baches, mal distribuidas y aglomeradas. El viejo Alcázar de los Austrias, construido junto a la muralla medieval, era la sede de la corte y el punto estratégico más alto de la villa. Con la llegada de los Borbones, el rey Felipe V ordenó que se construyeran nuevos monumentos y espacios urbanos abiertos, con el propósito de embellecer los alrededores del Alcázar. Este edificio además fue completamente destruido en 1734, por culpa de un incendio, y después sustituido por el Palacio Real Nuevo.

Al este del Palacio se situaban las iglesias y conventos con el perfil de cúpulas que caracterizaba a la época. También se encontraban allí las casas e instalaciones artesanales dedicadas al curtido y confección de pieles. Así se observa en la imagen que hay una importante y clara diferencia entre dos zonas de arquitectura distinta, la del Palacio Real a la izquierda, y la de Madrid de los Austrias a la derecha.

Con la llegada al trono de Carlos III, las reformas urbanísticas se multiplicaron en Madrid, con la intención de embellecer la ciudad. Así se construyeron parques, plazas, paseos, puentes, fuentes, hospitales, edificios para uso científico, etc. Por eso Carlos III fue considerado el mejor alcalde de Madrid. Estas reformas se localizaron en lo que antiguamente era la periferia de la ciudad, en torno al Prado de los Agustinos Recoletos.

En esta época las actividades económicas se centraban en el comercio y en una incipiente industria. Felipe V quiso reanimar el mercado colonial y Fernando VI inauguró las Reales Fábricas, germen de la producción industrial en España. Cuando el Marqués de la ensenada fue nombrado secretario de Hacienda, se promovió un nuevo sistema social y económico, creando un impuesto único que dependía del nivel económico de cada persona, y persiguiendo el fraude fiscal con el fin de incrementar los ingresos. Con todo ello, la población de Madrid aumentó, convirtiéndose en la ciudad más habitada de la monarquía.

Para finalizar destacaremos los elementos urbanos que se muestran en la pintura. A la izquierda se encuentra el Palacio Real, que fue iniciado en 1738 por orden de Felipe V sobre el antiguo Alcázar. Para evitar incendios, el Palacio Real fue construido enteramente en piedra y ladrillo, sin utilizar nada de madera. Debajo está la Puerta de San Vicente, que fue diseñada por Pedro de Ribera a instancias del Marqués de Vadillo en 1726, como puerta de acceso a Madrid. Prácticamente en el centro de la imagen, en primer plano, se halla la ermita de la Virgen del Puerto, construida en 1716 como hito en torno al que urbanizar la gran explanada existente entre el parque del Alcázar y el Río Manzanares. Es uno de los monumentos más bonitos de Madrid pero tras los daños sufridos en la Guerra Civil ha sufrido diversas reformas. Finalmente, el Puente de Segovia, que fue construido por Juan de Herrera en 1582. Fue levantado por orden de Felipe II a consecuencia de la instalación de la corte en Madrid, para acceder a ella desde el camino de Segovia.

Paloma Gutiérrez Pecos

 

05/10/12

BARCELONA (1705)

Esta imagen extraida de la Biblioteca de Cataluña muestra la ciudad de Barcelona a principios del siglo XVIII. A pesar de la extraordinaria fortificación que la rodea, su aspecto físico y arquitectónico era muy similar al que tenía desde mediados del siglo XVI, después de las reformas promovidas por el emperador Carlos V.

Los asentamientos más antiguos se encontraban sobre la cima de Montjuic, aprovechando su situación estratégica junto al mar, pero desde época romana la ciudad fue definitivamente emplazada en mitad de una amplia llanura delimitada por el río Besós al norte y la citada montaña de Montjuic al sur. La antigua Barcino tomó la forma urbana de castrum (poblado fortificado) primero, y oppidum después. El municipio romano estaba dividido en la ciudad en sí (urbs), y el área rural que la rodeaba (territorium), donde se extendían las casas agrícolas y también los cementerios.

Este municipio fue construido siguiendo el sistema habitual de urbanización de las colonias romanas, con un plano ortogonal o en damero, en el que destacaban los habituales ejes organizadores Cardus Maximus (actualmente calle de la Llibreteria) y Decumanus Maximus (calle Bisbe y de la Ciutat). El foro romano (cerca de la actual plaza Sant Jaume), era la plaza central dedicada a la vida pública y a los negocios. Se situaba entre los dos ejes organizadores, aproximadamente en el centro del recinto amurallado. Allí se concentraban las construcciones dedicadas a los negocios, la justicia, las termas o baños públicos, etc. También era el lugar donde las autoridades se reunían en la Curia y la Basílica.

Durante la Edad Media la ciudad experimentó una fuerte transformación interna y se desarrolló de manera irregular, con calles estrechas y sinuosas, muchas de ellas sin salida, originadas por la inexistencia de planificación previa. Las manzanas de viviendas eran por tanto irregulares y compuestas por edificios estrechos en los que se hacinaba la población. Además fue rodeada por unas sólidas murallas.

La primera muralla, de origen romano, se empezó a construir en el siglo I a. C.; era de forma cuadrangular, fábrica sencilla, cuatro puertas de acceso y torres en las esquinas. Las primeras incursiones de francos y alamanes suscitaron la necesidad de reforzar las murallas entre los años 270 y 300, sucesivamente ampliadas hasta llegar a la configuración que vemos en esta imagen de principios del siglo XVIII. El último añadido había sido la Muralla de la Marina, acabada de construir en 1563. Se trataba de un lienzo de piedra que completaba el cierre de la ciudad en un imponente recinto amurallado reforzado con torres y bastiones. Su extensión intramuros alcanzó entonces un área de aproximadamente 2,5 km², superficie que apenas se amplió, exceptuando la construcción de la Ciudadela, hasta la definitiva demolición de las murallas a mediados del siglo XIX. La que apreciamos en el grabado fue la nueva muralla que se construyó sobre las bases de la primera; estaba formada por un muro doble de dos metros con espacio en medio relleno de piedra y mortero, numerosos baluartes de artillería, y 81 torres de unos 18 metros de altura media, la mayoría de base rectangular.

Otro de los elementos urbanos significativos era el puerto. Paradójicamente, durante la época de esplendor del comercio catalán en el Mediterráneo, Barcelona no contaba con un puerto preparado para el volumen de barcos que atracaban en la ciudad sino que tenían un puerto natural al pie del poblado de Montjuic.Por eso fue construido un  nuevo puerto en los siglos XV y XVI, con el fin de cubrir las necesidades de la importante flota mercante de Barcelona. Históricamente la economía de Barcelona se ha basado en el comercio que, gracias a su enclave geográfico estratégico, le ha permitido siempre una intensa actividad mercantil con Francia, el resto de España y otros puntos del Mediterráneo. De hecho, la actividad comercial y portuaria fue el principal motor de la ciudad hasta la Revolución Industrial.

Por último, fuera de la ciudad se encontraba la fortaleza de Montjuic, una construcción defensiva que constituía un punto estratégico desde el cual se podía dominar el puerto y los accesos meridionales a la ciudad. Situada en la cima del Monte de los Judíos, era además un lugar muy importante para la defensa de la ciudad. El castillo también fue utilizado numerosas veces como prisión para presos políticos y lugar donde, posteriormente, eran fusilados y enterrados en el cementerio del lado suroeste de la montaña.

La imagen analizada representa la Batalla de Montjuic, que fue un enfrentamiento armado de la Guerra de Sucesión Española, producido en 1705 entre los partidarios del candidado Borbón Felipe de Anjou y los del archiduque Carlos de Austria. La batalla fue ganada por las tropas fieles al archiduque, quienes inmediatamente después asediaron y conquistaron la ciudad de Barcelona. El 22 de agosto de 1705 una flota de la Gran Alianza formada por Austria, Inglaterra y Holanda fondeó en las aguas de Barcelona, desembarcando tropas en tierra y poniendo cerco a la ciudad. El 13 de septiembre por la noche una fuerza de 1.000 hombres escaló por sorpresa los muros del castillo de Montjuic. En el combate murió el príncipe Jorge de Darmstadt, pero al final la guarnición leal a Felipe de Anjou se rindió. Los aliados fortificaron la ciudadela y la utilizaron para bombardear la ciudad, que el 9 de octubre capituló ante el archiduque Carlos.

Alba de Miguel Martín

05/9/12

PARÍS (1888)

Esta imagen histórico-artística es un grabado de la ciudad de París. Fue realizado en Octubre de 1888, cuando había experimentado profundos cambios en su estructura y morfología urbanas, para convertirse en una ciudad moderna e industrial. A partir de 1852, el Barón Haussmann hizo varias reformas, como un gran plan urbanístico, demoliendo gran parte de la ciudad medieval. Sus objetivos eran urbanísticos, higiénicos y políticos, por ejemplo, quería resolver los problemas de suministro de agua potable, controlar las barricadas que aprovechaban las estrechas calles del centro antiguo, distribuyó parques por toda la ciudad, y lo más característico es que cambió la morfología de París, conformando amplias avenidas rectilíneas y ordenadas. Las actividades principales de esta época son comerciales y empezaban a tener una función turística.

Hay diferentes elementos que configuran el espacio urbano, las construcciones y los espacios abiertos son los más destacados en esta imagen. Refiriéndonos a las construcciones observamos unos monumentos en construcción que fueron realizados para la Exposición Universal, que tuvo lugar en 1889, un concurso en el que las mentes más brillantes aparecieron para presentar sus nuevos inventos. Destaca la Torre Eiffel, diseñada por Gustave Eiffel, también fue realizada para conmemorar el centenario de la Revolución. Se ven a su alrededor varios pabellones de los distintos países que iban a acudir a la Exposición Universal.

La Exposición Universal fue todo un éxito, donde se reunieron todas las naciones del mundo para celebrar el Centenario de la Revolución Francesa, fue fuente de inspiración para quienes siempre defienden la libertad, igualdad y fraternidad de los seres humanos. También, generó cambios urbanos en la ciudad, modernizando su perfil, gracias a la incorporación de la Torre Eiffel en el paisaje de de París.

La Torre Eiffel iba a ser sólo un edificio temporal hasta 1889, realizada únicamente con motivo de la Exposición Universal, pero la población parisina se opuso a su demolición y desde entonces, es uno de los símbolos más representativo de París y de toda Francia. Es una estructura de hierro que mide en la actualidad 324 metros de altura, consta de tres niveles y dos ascensores. Tiene un gran valor monumental, por esto su función principal es como atracción turística.

En cuanto a los espacios abiertos, se puede observar en un primer plano las fuentes y jardines del Trocadero, un gran jardín diáfano, ideado por Luis XVIII, y  llamados así, por la victoria en la batalla que tuvo lugar en Cádiz, para la búsqueda del rey Fernando VII. También aparece una escultura de bronce que representa una figura humana. Los jardines del Trocadero tienen la función de encuentro social y de ocio. En la imagen no se ven calles, pero podemos apreciar un puente que cruza el río Sena, que también sirve de conexión de dos espacios urbanos, es el puente d´Iena. En concreto, une dos parques, los jardines del Trocadero y el Campo de Marte.

En la actualidad París es la tercera ciudad más grande del continente europeo, el destino turístico más popular del mundo, ya que ha sido un centro cultural y artístico relevante en la historia occidental y además, es uno de los motores de la economía mundial.

Beatriz Galán Tabernero

05/9/12

DELFT (Johannes Vermeer, siglo XVII)

Johannes Vermeer está considerado uno de los pintores más importantes de la Edad de Oro de la pintura holandesa. Es especialista en escenas interiores cotidianas de la vida doméstica burguesa pero también tiene algunos paisajes urbanos excepcionales. La Vista de Delft es cronológicamente la última pintura de Vermeer, y en ella se recogen los principales lugares de su vida.

Este cuadro pertenece al estilo barroco holandés, en el que se aprecia el interés por el paisaje, en este caso de la ciudad de Delft, por los quehaceres de la vida ordinaria, por los pequeños detalles y por las costumbres de la vida burguesa. En la pintura se distinguen tres zonas: la orilla del canal, el canal y el conjunto urbano que contribuyen, con esa distribución por planos, a la característica profundidad barroca. Las personas, la barca de la izquierda, estáticas y como llamadas a la tranquilidad y al reposo, se reflejan como elementos característicos de esta obra de arte.

Los elementos arquitectónicos están ordenados de manera paralela, siguiendo la perspectiva ortogonal tradicional en el Renacimiento italiano. Así, tras el río, observamos los edificios que forman el cinturón defensivo de la ciudad, presididos por la puerta de Schiedam, mientras que en una segunda línea queda un grupo de edificios entre los que sobresale la elevada torre de la Nieuwe Kerk (nueva iglesia). El hecho de que sobresalga la torre de la iglesia, hace pensar a algunos expertos que nos encontramos con una clara referencia política, ya que en la Nieuwe Kerk estaba enterrado Guillermo I de Orange, gobernador holandés asesinado en 1584 en Delft, siendo considerado por la ciudad un héroe de la lucha contra los españoles.

La puerta de Schiedam, edificio situado en el centro de la obra, fue derribada en 1614 para dar paso a la Kolk, puerto triangular donde están amarrados los navíos y las embarcaciones. Todas las puertas de la ciudad de Delft fueron construidas para vigilar el tráfico de agua y, además, defender la ciudad por donde era probable que atacase el enemigo. Hasta mediados del siglo XVIII, las puertas también sirvieron para recaudar un impuesto de ciudad a la hora de acceder por tierra y agua.

Por otro lado, las barcazas y los buques de carga que pueblan la vista de Delft, delatan el tiempo específico en que Vermeer representó la obra, ya que cada año, la temporada activa de las embarcaciones fue limitada por ley desde el 1 de Junio hasta finales del mes de Diciembre. Estos barcos eran unas inversiones muy costosas, pero se utilizaban de manera óptima durante la temporada de pesca legal. Las murallas del sur de las puertas de la ciudad de Delft nos delatan que estamos en los primeros años de 1660. Aunque la representación arquitectónica es bastante exacta, no sigue la convención topográfica de destacar los hitos principales, debido a que Vermeer alteró las dimensiones de algunos edificios importantes.

La torre inclinada de la Oude Kerk (vieja iglesia), que se oculta justo por encima de la línea del horizonte, es un emblema prominente de Delft, que quiso ser remodelado por el consejo de la ciudad, a lo que los contratistas locales se opusieron, consiguiendo evitar esta decisión. El 15 de Diciembre de 1675, Vermeer fue enterrado en dicha iglesia, en una cripta familiar situada en el transepto norte.

Asimismo, la puerta de Rotterdam, situada entre los deltas de los ríos Rin y Mosa, existe desde 1328, cuando todavía era un pequeño puerto para pesca situado en el río Rotte. Sin embargo, se desarrolló extraordinariamente a partir del siglo XIX, cuando se abrió una conexión con el Mar del Norte, llamada de Nieuwe Waterweg, estableciendo un importante canal de comunicación con la pujante y potente industria alemana. Finalmente, la puerta de Rotterdam fue derribada en 1836.

Johannes Vermeer era especialista en escenas de interiores de la vida doméstica burguesa, lo cual se puede apreciar en las personas situadas en la esquina inferior izquierda, las cuales se disponen a embarcar. La presencia de una lechera, una encajera y otras doncellas hacen referencia a muchas de sus obras, donde se representa la vida de las sirvientas y la gente del pueblo.

Por último, Vermeer representa la ciudad desde el sureste, con el Canal Schie en primer plano. Las nubes se diseminan pasando alto por encima de la ciudad. Los techos un poco más lejos están encendidos por el sol, que crea una sensación de gran profundidad; ha cesado todo movimiento y una sensación de descanso se cierne sobre la escena. Una suave brisa despeina la superficie del agua. Los árboles tienen hojas, por lo que debe ser primavera o verano en algún momento de la mañana, debido a que el sol está en el Oriente. No hay muchas pinturas que reflejan la realidad en esta medida. Es como si estuviésemos mirando por la ventana en la Delft de hace 350 años.

Marta Calvo Lillo
 

05/9/12

PARÍS (José Luis Suárez, siglo XX)

La pintura elegida representa la capital de Francia en el siglo XX y lleva el título de Panorámica de París. Su autor es José Luis Suárez y muestra una imagen casi topográfica del río Sena y los principales monumentos de su entorno. Entre otros se encuentran la iglesia de los Inválidos (con los restos de Napoleón), el Panteón y la Torre Eiffel. También podemos percibir unas cuantas embarcaciones en su margen izquierdo, dando a entender la belleza y el atractivo turístico del río. La vista está plasmada con una perspectiva extraordinaria, que permite divisar toda la ciudad de París con el punto final de la Torre Eiffel.

En la imagen se aprecia claramente la estructura del urbanismo parisino de la época de Napoleón III, que decidió hacer de París la capital de las capitales mediante una política de reformas muy ambiciosa que fue encargada al barón Haussman. El resultado fue la creación de una vasta red de arterias que configuraban todo el territorio de la ciudad. Esta nueva estructura urbana, hecha de bulevares, avenidas y largas calles se impuso a la trama medieval preexistente. Esta característica aparece reflejada en nuestra imagen, en las avenidas que recorren las dos orillas a lo largo de todo el río y que en la orilla derecha se aumenta notablemente, dando lugar a Los Campos Elíseos.

El río Sena divide la ciudad en dos mitades justo desde donde el autor proyecta la perspectiva, puesto que detrás de él se situaría la Ile de la Cité. La orilla derecha ha sido tradicionalmente la zona burguesa de la capital francesa, mientras que la orilla izquierda ha sido la zona intelectual, vanguardista y más cultural de la ciudad. Es un espacio dónde se ubican las universidades, las editoriales y galerías de arte más independientes. A ambos lados del río se crearon barrios residenciales de alto nivel social, que dieron lugar a que las clases más desfavorecidas tuvieran que trasladarse a las afueras de la ciudad.

Puede parecer casualidad que todos los monumentos citados aparezcan mayoritariamente en la margen izquierda del Sena, pero en realidad tiene su explicación histórica. Cuando se fundó la ciudad de París (hacia el año 200 a. C.), la ciudad se estableció en la orilla izquierda del Sena, fundamentalmente por razones estratégicas defensivas ya que el asentamiento quedaba protegido casi en su totalidad por del río. Con el paso del tiempo la ciudad dejó su huella arquitectónica en aquella margen del río pero también se extendió por la otra. Para lograr la conexión entre los dos márgenes del río Sena (y las dos partes de la ciudad), fue necesario construir una gran sucesión de puentes, lo que terminó por imprimir una enorme importancia estética a París.

Uno de los puentes que mejor se distingue en la imagen es el Pont des Arts o Passerelle des Arts, como también se le llama. Es un puente únicamente peatonal que cruza el Río Sena a la altura del Institut de France y que une a éste con el Museo del Louvre. De este recibe el nombre, porque el Museo del Louvre antes era llamado “Palacio de las Artes”. El puente se construyó entre 1802 y 1804, en principio compuesto por una sucesión de nueve arcos que sostenían una simple y estrecha pasarela peatonal. Durante la Primera y Segunda Guerra Mundial sufrió varios bombardeos, y posteriormente fue dañado por las colisiones causadas por algunas embarcaciones al pasar entre los pilares. Así que entre los años 1981 y 1984 se reconstruyó de nuevo, con mejoras arquitectónicas y de ingeniería que no menoscabaron la estética, según los planos de Louis Arretche, ingeniero que decidió reducir el número de arcos de nueve a siete.

Finalmente, es muy significativo que el puente que dibuja el pintor sea por el que se accede al Museo del Louvre y a la Escuela Nacional Superior de Bellas Artes. Parece conectar con la propia identidad del pintor pero también refuerza las funciones turísticas y culturales de la ciudad de París. Por tanto, se trata de un cuadro que recoge una panorámica de París muy acertada y un lugar que probablemente el autor de la obra conozca bastante bien.

Laura Arce Pousa y Jesús Francisco López Olmedo
 

05/9/12

GRANADA (Joris Hoefnagel, 1563)

La ciudad de Granada está situada  en una amplia depresión intrabética  a unos 738 metros sobre el nivel del mar, formada por el río Genil y el pie de monte del macizo más alto de la Península Ibérica, Sierra Nevada. En esta imagen de mediados del siglo XVI se pueden observar algunas de las principales partes por las que está formada Granada, entre las que destacan el Albaicín, la Alhambra y el barrio del Realejo.

A finales del siglo XIV se llamó Albaicín al arrabal noroeste de la Alcazaba. Un arrabal es una agrupación irregular (sin planeamiento urbanístico previo) de viviendas y comercios, normalmente asociado a clases bajas. El término se aplica normalmente para definir los crecimientos descontrolados que tuvieron lugar en las ciudades europeas durante la Edad Media. Su morfología era de tipo orgánico, con callejuelas estrechas y viviendas intrincadas. Las murallas, que sólo protegían los palacios de los reyes así como las zonas más aledañas de las que éstos se servían se ampliaron para dejar incluidos en el recinto a los nuevos arrabales. El arrabal del Albaicín quedó incluido dentro de las murallas en 1327.

Cuando se produjo la expulsión de los moriscos, los habitantes cristianos se fueron apropiando de aquellas casas que quedaron vacías y es curioso cómo, por ejemplo, el llamado Carmen de los Mascarones se formó sobre el espacio que ocuparon cinco viviendas moriscas. Carmen es una palabra castellanizada que proviene de la palabra árabe “karm”, que significa finca rústica que contiene vivienda, jardín y huerto.

Por otro lado, descaremos el barrio del Realejo, arrabal judío de la ciudad musulmana. Aunque actualmente a esa zona se le da esta denominación, no siempre fue así.  Históricamente tiene dos partes bien diferenciadas: por un lado, la zona llana que conserva muy poco de su antiguo trazado urbano y por otro, la alta, en la ladera de la colina del Mauror, la que baja desde Torres Bermejas. En 1410 esta parte dio cobijo a los habitantes de Antequera y por eso recibió por ello el nombre de Antequeruela (se puede observar en la leyenda del dibujo). En la actualidad sigue siendo un laberinto de callejuelas estrechas tan empinadas que muchas de ellas son escalonadas.

Granada vivió su máximo esplendor durante el periodo de ocupación musulmana, que empezó en el siglo VIII. Con la dinastía Nazarí entre 1238 y 1492, se convirtió en el centro cultural y artístico de Europa. Era una ciudad, que estaba en plena ebullición y se convirtió en una aglomeración de mercaderes, eruditos, científicos, artesanos y artistas, que hicieron progresar a la ciudad en todos los sentidos. La cultura del Al-Andalus se implantó en todo su esplendor y se construyeron edificios en estilo islámico o mudéjar.

En 1492 los Reyes Católicos reconquistaron la ciudad, imponiéndose  el cristianismo como religión y haciendo que la ciudad tomase otros derroteros. Se expulsó a los moriscos de la ciudad. Los monumentos construidos tras esta época son de estilo renacentista o gótico. En el siglo XVII pasó por un periodo de decadencia del que se recuperó y en el siglo XIX, supo recuperar la admiración de músicos, arquitectos, artistas y poetas, quienes encontraban su fuente de inspiración en sus calles y en el encanto, que despierta la ciudad.

Algunos de los elementos urbanos que se destacan en la imagen son: la Catedral, la iglesia de San Cristóbal y el Carmen de los Mártires.

La Iglesia Catedral de la Anunciación de Granada es un templo católico que se erigió en el año 1505 sobre la antigua mezquita mayor de la ciudad, por decisión de la reina Isabel La Católica. Tras muchos años de trabajo, en 1704 se concluyó finalmente la construcción de esta gran catedral. Se estructura en cinco naves, doble girola, crucero y dos torres a los pies. Conserva el concepto de iglesia gótica de naves escalonadas y bóvedas de crucería, pero incluye elementos clasicistas como son las medias columnas acanaladas y con capiteles corintios adosadas a los pilares y las altas pilastras creadas para elevar la altura de las naves.

La iglesia de San Cristóbal se construyó como iglesia parroquial en el año de 1501, con feligresía de moriscos conversos junto a cristianos viejos. Dispone de una planta de una nave, Capilla Mayor y capillas laterales con las torres situadas a los pies del templo. Por último, en el Carmen de los Mártires la Reina Católica mandó edificar una ermita en la parte más alta de la colina, en conmemoración de los cristianos que sufrieron martirio durante la dominación árabe en estos lugares.

También es importante destacar de Granada su río, el Darro, célula esencial del Albaicín y sitio de enlace con el resto de la ciudad. Sobre su encanto hay que señalar las palabras de Andrea Navagiero, embajador de la república de Venecia en España, que visitó Granada en 1525 y describió el Darro con estas palabras: “Sus riberas son muy sombrías, altas y cubiertas de verdura y muy apacibles, pobladas a uno y otro lado de la multitud de casas pequeñas con sus jardincitos medio ocultos entre los árboles que forman bosques”.

Mónica Romojarro Martínez

 

05/9/12

SAGUNTO (Anton van der Wyngaerde, 1563)

 

Sagunto es una de las ciudades más antiguas de España. Está emplazada junto a la desembocadura del río Palancia, que muestra un fuerte gradiente hasta las cercanías de la misma ciudad de Sagunto. La costa baja y arenosa, cubierta de dunas. La ciudad tiene plano irregular y se divide en dos núcleos de población principales: la Ciudad Vieja  y el Puerto de Sagunto. Entre medias de ambos, como una subdivision, se encuentran los siguientes núcleos de población menores: La Almardà, el Baladre, la Partida de Gausa y la Partida de Montiver.

El pasado de Sagunto comienza en los yacimientos del Pic dels Corbs, Aixeve, Picaio y l’Albardeta, pertenecientes a la Edad del Bronce. Durante el siglo V a. C., se  construyeron murallas para protegerse de los peligros, se absorben los antiguos poblados y pasan a denominarse Arse. Se produce un gran desarrollo cultural y económico, avalado por la acuñación de moneda propia y las fructíferas relaciones comerciales con griegos y fenicios. Este importante crecimiento llega a su fin con motivo de las guerras entre Roma y Cartago. El ejército cartaginés, bajo la dirección de Aníbal, destruyó la ciudad tras 8 meses de asedio, en el año 218 a. C. Este hecho originó la Segunda Guerra Púnica. Después de la victoria romana se inició un nuevo proceso de expansión y desarrollo de la ciudad, que pasó a llamarse Saguntum.

En el siglo VIII cayó bajo la dominación musulmana. Durante esta época la ciudad pasó a denominarse Morbiter y conoció un nuevo esplendor. Como resultado de ello se construyeron baños, palacios, una mezquita y escuelas, siguiendo un trazado urbano desordenado. En 1098 fue reconquistada por el Cid Campeador, aunque la reconquista definitiva y su vuelta a la Cristiandad se produjo en 1238 con Jaime I. A partir de entonces se inició una época en la que convivieron en la misma población judíos, moros y cristianos.

Históricamente, la economía de Sagunto se ha basado en el comercio marítimo, la pesca y la agricultura de secano, esencialmente vinicola. En el siglo XIX todavía  se exportaban vinos y aguardientes a Francia pero la destrucción de los viñedos por una epidemia de filoxera, y la posterior conversión del secano en regadío, hizo que el cultivo de la vid fuera sustituida por el de los agrios (naranjos, limones, pomelos y otros arboles frutales), que junto con la siderurgia y la actividad portuaria constituyen la base de la economía actual.

Carlos Fernández Ibáñez

05/9/12

AMSTERDAM (G. A. Berckheyde, 1686)

El pintor Gerrit Adriaensz Berckheyde nació en Haarlem en 1638 y se especializó en la representación de vistas urbanas. Sus obras destacan por su carácter topográfico. Una de sus obras más representativas fue ésta y se conoce con el nombre de El Nieuwezijds Voorburgswal con el mercado de flores de Amsterdam. Esta obra se encuentra actualmente en el Museo Thyssen de Madrid.

Está realizada en 1686, en el periodo conocido como el Siglo de Oro Holandés. En ella podemos observar cómo el autor eligió un punto céntrico de la ciudad de Amsterdam. El canal que aparece es el Nieuwezijds, el cual corría por detrás del edificio más emblemático de la urbe, el ayuntamiento, que está situado a la derecha de la imagen. Este canal fue cerrado en 1884 para construir una vía pública. Amsterdam siempre ha sido una ciudad que ha presumido por sus numerosos canales y efectivamente son éstos los que han ido configurando la estructura de la ciudad.

El canal más antiguo, era el Singel, el primero que rodeó el centro histórico en tiempos medievales. Se construyó sobre el foso de la antigua muralla que rodeaba la ciudad. A partir del siglo XVI, las murallas fueron derribadas y la ciudad comenzó su expansión por una periferia pantanosa que fue habilitada para la clase trabajadora y para las fábricas, que debían instalarse lejos del centro urbano. De esta forma el Singel pasó a ser el límite entre el núcleo medieval de Amsterdam y su ampliación urbanística de la Edad Moderna. En el siglo XVII, cuando se realizó la imagen analizada, Amsterdam ya había iniciado esa expansión y su morfología se fue modificando mediante la construcción de cuatro nuevos canales concéntricos, formando el Grachtengordel (cinturón de caneles). Así se fue constituyendo una morfología radial o radiocéntrica que todavía hoy es una de las señas de identidad de la ciudad de Amsterdam.

Podemos observar en la imagen cómo estos canales, además de dar una estructura única a la ciudad, eran utilizados  para el comercio tanto interior como exterior. Apreciamos varios barcos,  los cuales utilizaban  los mercaderes de la época para el comercio. Por ejemplo en la imagen se ve como un hombre está cargando en su barca barriles, probablemente de  cerveza. Esta gran actividad comercial y financiera se desarrolló gracias a la importante infraestructura portuaria que ya entonces poseía la ciudad. A parte del comercio exterior, podemos contemplar en la esquina inferior izquierda del lienzo un comercio interior propio de la ciudad: el Mercado de las Flores. Es un reflejo de la presencia de los gremios y del amor de la cultura holandesa hacia las flores.

En cuanto a las edificaciones, podemos percibir, paralelas al canal, una aglomeración de casas típicas holandesas. Están construidas de ladrillo y se apoyan unas sobre otras por seguridad, ya que los suelos de esta ciudad son de carácter pantanoso. Las fachadas se caracterizan por sus frentes estrechos, perfiles escalonados y acusadas vertientes. Estas que vemos aquí, al estar situadas en el centro de la ciudad, eran con toda seguridad residencia de las clases burguesas.

Pero el edificio más importante que se distingue en la imagen es el ayuntamiento. Fue construido por la necesidad de dotar al gobierno local de una nueva sede, ya que antes estaba situado en un antiguo palacio gótico, falto de espacio para cubrir las necesidades administrativas de una Amsterdam en pleno desarrollo. Además de estas razones prácticas, la ciudad necesitaba mostrar al resto de Europa su confianza en sí misma, su  riqueza y poder, lo cual alentó a sus administradores a  elegir el más prestigioso de los proyectos presentados. Este nuevo edificio fue sede del ayuntamiento hasta 1806, año en el cual Luis Bonaparte lo transformó en su palacio real. Actualmente es utilizado en algunas ocasiones por la familia real y en otras está abierto al público.

Mª Cristina Castillo Redondo

05/8/12

MADRID (Pedro Teixeira, 1656)

 

Esta imagen forma parte del plano más importante y representativo de la ciudad de Madrid en el siglo XVII. Fue realizado por Pedro Teixeira, natural de una familia de cartógrafos portugueses que se trasladó a vivir a Madrid. Allí realizaró su último gran trabajo, la Topografía de la Villa (también llamado Plano de Teixeira), que es su obra más famosa, finalizada en 1651 y publicada en 1656.

El plano representa un área del Madrid de los Austrias y responde a un  trazado irregular, que se caracteriza porque no tiene una forma determinada, sino que se compone de un complejo entramado de calles estrechas y cortas. Está influido por la topografía del terreno y por la falta de planificación urbanística (crecimiento espontáneo, autoconstrucción, ausencia o laxitud de las normas, etc.). La mayor parte de los cascos antiguos de las ciudades históricas presentan este tipo de trazado.

En aquella época había en Madrid un elevado número de edificios religiosos, algunos de ellos anteriores a la llegada de la monarquía y la corte, y otros nuevos patrocinados por ellas. Llegó a haber 57 conventos de religiosos y religiosas, 18 parroquias y sus anejos, sin olvidar los 18 hospitales con sus capillas. Los conventos incorporaban, iglesia, claustro y huerta, y daban al Madrid de los Austrias el carácter de una ciudad conventual.  Pero al igual que en otras ciudades renacentistas y barrocas, el esplendor arquitectónico de estos edificios contrastaba la pobreza urbanística y social. El análisis detallado del plano de Teixeira, muestra multitud de ejemplos a este respecto.

Madrid en el siglo XVII contaba con una población aproximada de 100.000 habitantes. Era villa y corte, y por tal razón residían en ella muchos nobles, funcionarios del Estado y clérigos. Así surgió una amplia burguesía formada por artesanos y mercaderes, que prestaban sus servicios y vendían a la población de artículos de lujo, utensilios, herramientas, prendas y productos de primera necesidad. Otro grupo importante era los letrados, entre los que cabría incluir secretarios, prestamistas, médicos, abogados, escritores y artistas. Finalmente, el pueblo llano o trabajador manual, que en Madrid se dedicaba fundamentalmente a la servidumbre.

La plaza de la Cebada, representada en esta imagen, surgió en el siglo XV a extramuros de la Puerta de Moros de la muralla de Madrid. Aquí estaba uno de los mercados madrileños más importantes para la venta de cereales y legumbres. La plaza recibe este nombre porque allí se separaba la cebada destinada a los caballos del rey y los regimientos de caballería. También fue el escenario de varias ejecuciones públicas de personajes célebres, como la del General Riego en 1824, por haber liderado una revolución liberal contra Fernando VII. 

Dentro de Plaza encontramos varios edificios importantes, como el Hospital de la Latina con su iglesia, fundado por Beatriz Galindo, “La Latina”, una de las mujeres más cultas del siglo XV; en su solar se encuentra hoy el Teatro de la Latina. También la Fuente de la Abundancia, diseñada en 1617 por el arquitecto real Juan Gómez de Mora. Esta fuente estaba formada por un templete de planta cuadrangular, de estilo clasicista, coronado en cada uno de sus cuatro flancos por un frontón triangular y, en la parte superior, por una cúpula sobre la que descansaba el grupo escultórico de la Abundancia. Los frontales estaban decorados con blasones alusivos a la Villa de Madrid y a la Corona de España, y en una oquedad abierta transversalmente en mitad del cuerpo principal se alojaban cuatro osos que arrojaban agua, en clara referencia a uno de los símbolos de la capital. La fuente sería destruida en 1870 por culpa de la construcción del nuevo Mercado de la Cebada, en hierro y cristal. Otros edificios de interés eran el Humilladero de Nuestra Señora de Gracia, fundado por la cofradía de la Santa Vera Cruz hacia 1500, y varios conventos como el de la Pasión, de la Orden de Santo Domingo, y el de religiosas de San Gerónimo.

Marta Sánchez Cámara

05/8/12

TOLEDO (Alfred Guesdon, siglo XIX)

Toledo está situada en el centro de la Península Ibérica, al suroeste de Madrid y es una de las ciudades más viejas y pintorescas de España. Está emplazada sobre una colina semirrodeada por el río Tajo. Es un lugar estratégico-defensivo elegido antiguamente por los romanos que le pusieron de nombre Toletum. Desde la colina podían ver y defenderse mejor de los enemigos. Toledo también es conocida como La Ciudad de las Tres Culturas porque durante la Edad Media convivieron en ella judíos, musulmanes y cristianos. Todavía hoy es posible apreciar zonas de la ciudad fuertemente influidas por cada una de las tres religiones.

El casco antiguo es de origen prerromano y sobre él se han asentado diversas culturas. En la Edad Media fue la capital de reino visigodo, luego conquistado por los musulmanes y seguidamente reconquistada por los cristianos. El casco poseía murallas cuya finalidad era defensiva, fiscal y sanitaria, de las cuales se conservan abundantes restos en la actualidad. El plano es irregular u orgánico, las calles no siguen un orden fijo, son sinuosas y estrechas y generan una sensación laberíntica. Las casas y edificaciones se fueron construyendo sin responder a un orden preestablecido, es decir, que no existió una planificación previa. Los espacios abiertos son consecuencia de las múltiples intervenciones urbanas producidas a lo largo de la historia sobre el primitivo trazado medieval.

Por lo general, las construcciones son de baja altura pero con el transcurso de los años se puede apreciar una cierta tendencia a la construcción de viviendas de desarrollo vertical, coexistiendo con edificios significativos por su valor administrativo (ayuntamiento, sede del gobierno regional), funcional (centros de interés turístico) o cultural (catedral, conventos, monumentos).

Los elementos urbanos más representativos de esta imagen, realizada por el litógrafo francés Alfred Guesdon, son los siguientes: la Catedral, de estilo gótico de influencia francesa; el Alcázar, donde tuvo lugar el famoso asedio de la Guerra Civil Española; el Monasterio de San Juan de los Reyes, fundado por los Reyes Católicos; el Puente de San Martín, de origen medieval; y el Puente de Alcántara, de origen romano.

Hasta el siglo XIX la actividad económica giraba en torno a las instituciones eclesiásticas, la artesanía especializada (sobre todo espadera), y el comercio. Las actividades del sector industrial eran muy escasas y en el sector agrícola hubo mínimas transformaciones, además de ser poco rentable. Las consecuencias de la Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones provocaron una etapa de decadencia que fue remediada a mediados de ese siglo. Toledo fue elegida capital provincial y recibió la llegada del ferrocarril, lo que reactivó su crecimiento demográfico, económico y urbanístico. En la actualidad, es una ciudad con funciones administrativas, culturales y turísticas.

Nerea Lozano Solano 

05/7/12

VENECIA (Francesco Guardi, 1770)

Esta imagen representa la Venecia de 1770 según la plasmó el pintor Francesco Guardi, discípulo de Canaletto. El cuadro se titula El palacio de los Dogos y es un ejemplo de vedutta o paisaje urbano típico de la pintura del siglo XVIII, que se caracterizaba por la representación de la ciudad, sus crónicas, sus costumbres y sus gentes.

La obra está estructurada en franjas horizontales: en la primera franja encontramos la desembocadura del Gran Canal de Venecia, con el Muelle de San Marcos donde se deslizan góndolas y embarcaciones que llevan a los viajeros; en la segunda franja están los paseantes de Venecia, recorriendo calles y puentes; en la tercera franja podemos ver los edificios que forman Venecia, como el Palacio Ducal y la basílica de San Marcos; por último, en la cuarta franja se abre el cielo, que ocupa la mayor parte del lienzo.

La preocupación del autor por la refracción de la luz en los edificios, las personas y el agua, es uno de los elementos que más llaman la atención desde el punto de vista artístico. Está espléndidamente iluminado, a excepción de la esquina inferior izquierda, donde encontramos el elemento más oscuro del cuadro, un barco de vela. La perspectiva también está presente en esta obra, en la que los edificios más lejanos van desapareciendo hacia el final del lienzo. Algunos elementos arquitectónicos se representan de manera indefinida, provocando una sensación de ensueño en el espectador.

La ciudad de Venecia se sitúa en el mar Adriático y está compuesta por más de 400 puentes que atraviesan más de 150 canales. Se la llama la ciudad hundida porque el mar cubre la mayoría de ella. El Gran canal atraviesa los seis barrios, que forman un plano irregular, dejando a sus orillas grandes edificios, iglesias y palacios, que hoy tienen un atractivo turístico incomparable.

En la imagen se muestra el Palacio Ducal, de estilo gótico, que fue el lugar donde se practicaba el mandato hereditario de los Dogos hasta que perdieron su poder en 1172, por abusar de él, y fueron sustituidos por el Gran Consejo. A su derecha se distinguen las cúpulas de la Basílica de San Marcos, donde yace el cuerpo del evangelista San Marcos desde el año 828. Se sitúa junto al Campanile en la Plaza de San Marcos, corazón de Venecia. El Muelle de San Marcos y el Campanile son monumentos emblemáticos que también podemos ver en esta imagen, situados frente a la Gran Laguna.

Las actividades principales de Venecia en aquella época eran la pesca, la artesanía especializada, el comercio de especias y la extracción de sal. Actualmente se dedican más al turismo gracias al rico patrimonio artístico que contiene la ciudad. Una de las mayores dificultades de Venecia era la insuficiencia de tierras para poder cultivar, de tal forma que la mayoría de los productos agrícolas como frutas o verduras, eran importados en barco, al igual que sucede en la actualidad.

Alicia Núñez Reyes

05/7/12

GUADALAJARA (Anton Van Der Wyngaerde, 1565)

 

Guadalajara se localiza en el centro de la Península Ibérica en el valle que forma el río Henares. Desde su fundación ha tenido una posición privilegiada en la orilla izquierda del río. Su emplazamiento entre dos barrancos en la parte más elevada de la meseta castellana le ha permitido gozar durante siglos de un importante valor estratégico, ya que es una zona de paso en las redes de comunicaciones entre el norte y el sur de la península.

Es una ciudad de origen medieval, como podemos advertir rápidamente en la imagen al visualizar la muralla que bordea la ciudad, las calles de trazado irregular y la poca altura de los edificios, exceptuando los religiosos y los restos del dominio árabe. Esta mofología suele identificarse con el casco histórico actual de las ciudades,  cosa que también sucede en Guadalajara.

La muralla fue construida por los árabes antes del siglo X. Formando parte de este recinto amurallado están el Alcázar Real y los torreones de El Alamín y Alvarfañez. Los tres tenían un carácter defensivo. Al Alcazar, también de origen árabe, se le atribuye una función militar y de centro de operaciones para la lucha contra los pueblos cristianos durante la Edad Media.

Tras la reconquista cristiana, la mezquita fue destruida y se construyó encima la actual Concatedral de Santa María, por aquel entonces llamada iglesia de Nuestra Señora de la Fuente. Desde entonces ha ejercido de núcleo religioso de la ciudad junto con las iglesias de la Merced, San Gil (hoy destruida) y San Esteban.

Entre los hitos urbanos que marcan la estructura de la ciudad destaca por último el puente que atraviesa el río Henares. Se considera la construcción más antigua que se conserva hoy en la ciudad, datándose entre los siglos X y XI, a pesar de que hasta fechas bien recientes se pensó que su origen era romano. En el dibujo de Wyngaerde aun se conserva la torre de cobro de impuestos en mitad del puente. A este tipo de impuesto se le conoce como impuesto de pontazgo y era habitual en la Edad Media. Los comerciantes pagaban un impuesto por entrar a la ciudad y vender sus productos. Solo estaban exentos de pagar el mismo los habitantes de la villa.

Las actividades de Guadalajara eran las propias de un burgo medieval, es decir, mayoritariamente comerciales y artesanales, pero también agrícolas. Las plantaciones que bordean la ciudad eran generalmente para el autoabastecimiento aunque también comerciales, ya que Guadalajara se sitúa en la Gran Vía Augusta que comunicaba Mérida con Zaragoza y siempre ha tenido una gran importancia en estas rutas comerciales y con el resto de municipios cercanos, como por ejemplo para el abastecimiento de la ciudad de Madrid.

La vida política de la ciudad era controlada por los duques del Infantado (de la familia Mendoza) y de ellos dependía la mayor parte de las actividades económicas que se desempeñaban en la época. Estos hicieron que la ciudad tomara un nuevo motor económico guiado por sus expectativas durante el siglo XVI. Se alojaban en el Palacio del Infantado, edificio que alcanzó tal esplendor que en 1560 acogió la boda del rey Felipe II con su tercera mujer. Al final de este siglo la ciudad vivió su mayor prosperidad, llegando a tener una población de 9.500 habitantes.

En la actualidad la ciudad se ha expandido y las tierras que en la parte inferior del paisaje están siendo cultivadas por los campesinos, se corresponden hoy con la estación de tren de cercanías.

Sergio Álvarez García

05/7/12

VENECIA (Leandro Bassano, 1595)

La imagen presentada muestra la ciudad Venecia en el año 1595. Este cuadro fue pintado por el artista Leandro Bassano. La escena se sitúa en el casco histórico de Venecia y en concreto representa el embarque en el muelle del Palacio del Dux.

Venecia está distribuida en torno a una vía acuática (el Gran Canal) con una combinación de calles y canales de anchura y longitud desiguales, así como numerosos puentes y otros espacios de formas regulares que se cruzan en ángulo recto. Existen también numerosas plazoletas que se desarrollan en torno a los pórticos de las iglesias, callejones sin salida y pequeños patios interiores. Por lo tanto, el tipo de plano que se deduce de la imagen es irregular, plasmado en un trazado tortuoso y con ciertas dificultades para la comunicación con el exterior, puesto que únicamente es posible por vía acuática.

Se trata además, de una ciudad pre-industrial que ha mantenido casi intacta su morfología medieval. Venecia fue fundada en el siglo V y comenzó a poblarse por pequeños grupos de pescadores. Durante la Edad Media prosperó gracias a las actividades típicas de las ciudades preindustriales, que eran principalmente el comercio, la pesca y en menor medida la agricultura. En la época en que se realizó esta imagen (siglo XVI), Venecia había entrado en decadencia a causa de la rivalidad con otras potencias marítimas.  

El Palacio Ducal (Palacio del Dux) fue construido en el siglo IX aunque fue sucesivamente ampliado y modificado. Su estilo es principalmente gótico, pero su interior presenta una decoración renacentista. Esta situado junto a la Basílica, en una esquina de la Plaza de San Marcos. Sus funciones principales siempre fueron la residencia del Duque, sede del gobierno de la ciudad y  palacio de justicia. En la actualidad, es utilizado como museo y espacio de interés turístico y cultural.

Al lado de este palacio, podemos apreciar el Puente de los Suspiros, cuya función era unir el Palacio Ducal con la antigua prisión de la Inquisición, junto al Gran Canal. Observamos también numerosos edificios religiosos que hoy mantienen dicha función pero también otras de carácter turístico. El turismo es en efecto una de las mayores actividades económicas de la ciudad y supone una fuente de creación de empleo, de ingresos y de crecimiento urbano. Finalmente, al fondo de la imagen se distingue la iglesia de San Giorgio Maiore. La torre que se encuentra a su lado servía como punto de vigilancia y como campanario.

Sandra Hernández García

05/6/12

NUEVA YORK (Martí Bofarull, 1997-1999)

Esta imagen pertenece a la ciudad de Nueva York y fue pintada por Martí Bofarull entre los años 1997 y 1999. Este autor se ditingue por la representación de paisajes urbanos. La zona representada corresponde al distrito de Manhattan visto desde la perspectiva del puente Brooklyn. Manhattan cuenta con una extensión de 87,5 km cuadrados y con 1.634.795 habitantes.

Nueva York posee una morfología ortogonal o en cuadrícula característica del mundo clásico, de las ciudades coloniales de la Edad Moderna y de los ensanches industriales del siglo XIX. En esta imagen se observa cómo los edificios se encuentran bien organizados y, por la falta de espacio físico, desarrollan un potente crecimiento vertical. De todas formas, la parte sur de Manhattan, que se corresponde con el núcleo más antiguo de la ciudad de Nueva York, posee un trazado más irregular y las calles no están simplemente numeradas sino que tienen nombres como Canal Street o Wall Street.

En esta imagen se destacan varios edificios representativos de la ciudad, así como el puente Brooklyn y el rio Este. Las construcciones señaladas son el One Chase Manhattan, el Trump Building, el World Trade Centre y el Puente de Brooklyn.

El One Chase Manhattan es un edificio que se empezó a construir en el año 1956 y fue terminado en 1961. Tiene como función albergar oficinas destinadas a bancos, cuenta con 60 pisos y una altura de 247,8 m. El edificio Trump, por su parte, es un rascacielos de 70 plantas y 283 m de alto construido en 1930, y fue el más alto del mundo, superando al Edificio Woolworth desde su construcción en abril del 1930 hasta el 27 de mayo del mismo año, en que fue superado por el Edificio Chrysler. El nombre de Trump corresponde al apellido del magnate Donald Trump, quien tras adquirir este edifico le cambió su nombre.

El World Trade Center es el complejo en el que se situaban las Torres Gemelas, derribadas por un atentado terrorista el 11 de Septiembre de 2001. Hasta ese momento eran los edificios más altos de Manhattan con una altura de 417 m la Torre 1 y 415 m la Torre 2. Se consolidó como uno de los mayores centros financieros los Estados Unidos. Fue, al igual que el Empire State, un atractivo turístico muy importante. En el World Trade Center se encontraban también el Hotel Marriott, WTC 4, WTC 5, WTC 6 y WTC 7, lo que hizo que fuera un complejo en el que se concentraban las principales gestiones financieras de todo el país. En la actualidad su solar se denomina Zona Cero, y está siendo reedificada con cinco rascacielos y un monumento en el que el agua reflejará sobre una pared de bronce el nombre de las casi 3.000 víctimas que murieron en el atentado del 11-S.

Por último, el puente Brooklyn constituye el nexo de unión entre la isla de Manhattan y el barrio de Brooklyn. Este puente de 1825 m de longitud que cruza el rio Este es un emblema de la ingeniería del siglo XIX por lo innovador que fue en el momento de su construcción, entre 1870 y 1883. La finalidad de este puente es unir los dos distritos antes mencionados, puesto que muchas personas de Brooklyn trabajaban en Manhattan y anteriormente sólo se podía realizar este trayecto por ferry.

Ignacio Carvajal de Juan

05/6/12

MADRID (P. Teixeira, 1656)

 

La imagen es un fragmento del plano de Madrid que realizó Pedro Teixeira, cartógrafo portugués al servicio de la monarquía española, en el año 1656. Su eje central corresponde al Prado de los Agustinos Recoletos.  Durante el reinado de Carlos III, en el siglo XVIII, toda esta zona de urbanizó dando lugar al Paseo de Recoletos, y se prolongó hacia el sur por el Prado de San Jerónimo, denominándose allí Paseo del Prado. En el cruce de este gran eje con la calle Alcalá se situó uno de los puntos emblemáticos del Madrid de los Borbones, embelleciéndose con la Fuente de la Cibeles. Otras fuentes monumentales que se ubicaron a lo largo de este paseo fueron las de Apolo y Neptuno.

En el cuadrante inferior derecho se encuentran los jardines del Palacio del Buen Retiro. En el año 1616 Felipe III adquirió estos terrenos situados en el Prado de San Jerónimo y los decoró con fuentes y jardines. En 1630 el Conde-Duque de Olivares decidió levantar un palacio de recreo para Felipe IV y eligió este lugar por ser una zona muy transitada por los madrileños y donde la nobleza poseía numerosos palacetes en los que celebraban fiestas. En la actualidad sólo se conservan los jardines convertidos en parque público, el Salón de Reinos, que era una de las estancias principales del palacio y luego fue sede del Museo del Ejército, y el Salón de Baile, conocido en la actualidad como el Casón del Buen Retiro.

En la confluencia del Paseo de Recoletos con la calle de Alcalá por la izquierda, en el Altillo de Buenavista, se ubicó el Palacio de Buenavista, construido en 1777 por la Duquesa de Alba. En 1810 este edificio se destinó a museo de pintura pero en 1847 fue cedido al Ministerio de la Guerra. Frente al Palacio de Buenavista se encontraba la vivienda de Luis de Haro, VI Marqués del Carpio y valido de Felipe IV de España. Posteriormente el Palacio fue derribado y entre 1884 y 1891 se construyó la actual sede del Banco de España.

En la esquina derecha del Paseo de los Recoletos con la calle de  Alcalá se encuentran los terrenos donde estuvieron ubicados los Molinos de Plata y el Pósito Real de Madrid, un gran almacén de cereal pensado para abastecer la ciudad en épocas de crisis, pues la villa había crecido de manera considerable desde que se convirtió en sede de la Corte. En el siglo XVII Madrid ya contaba con una población cercana a los 130.000 habitantes y unas 700 hectáreas de terreno, 300 de las cuales eran catalogados como Reales Sitios. En el solar de los mecionados Molinos y Pósito se construyó, entre 1877 y 1900, el Palacio de Linares, que actualmente es la sede de la Casa de América. Enfrente suyo se edificó, entre 1907 y 1919, uno de los ejemplos más espectaculares de la arquitectura ecléctica, el Palacio de Comunicaciones (actual sede del Ayuntamiento de Madrid).

Más a la derecha se encuentra la Puerta de Alcalá, que en la época de Teixeira contaba con un solo arco. Era una de las cinco puertas de acceso a la muralla de Madrid y su finalidad era controlar las entradas y salidas a la villa. La primitiva Puerta de Alcalá era tripartita y se llamaba Puerta de la Peste de la Calle de Alcalá; fue construida en 1580 a nivel del Camino de Alcalá esquina con la calle Barquillo, durante una pandemia de peste. Una década más tarde, se adelantó su posición y en octubre de 1599 fue utilizada como lugar de entrada de la reina Margarita de Austria, esposa de Felipe III. De esta forma, la primitiva finalidad de la Puerta de Alcalá desapareció para pasar a ser una puerta de entrada ceremonial. Posteriormente sufrió nuevas modificaciones hasta que Carlos III, en 1778, la ubicó donde se encuentra en la actualidad, y la dotó de cinco arcos. La puerta se encuentra en una cañada real, la Cañada Real Galiana, y durante siglos las ovejas han pasado por ella.

Los terrenos situados más alla de la Puerta de Alcalá corresponden al actual Barrio de Salamanca, que se construyó en el siglo XIX como parte del ensanche de Madrid.

María Josefa Machuca Martín

05/5/12

MADRID (Ruiz, 1864)

El grabado muestra la Puerta del Sol de Madrid en 1864. En el siglo XIX la ciudad de Madrid experimentaría una gran cantidad de cambios que afectarían a su fisonomía. Probablemente el mayor cambio se produjo debido a una serie de desamortizaciones realizadas por Mendizábal, Espartero y Madoz, mediante las cuales se demolieron recintos religiosos y se edificaron en su lugar viviendas y hoteles. El mejor ejemplo de ello fue la construcción del Gran hotel de Paris donde antes estaba la iglesia del Buen Suceso.

El Ministerio de la Gobernación, cuya sede se encontraba en la casa de correos desde 1847, usó el proceso de desamortizaciones como excusa para hacer una serie de reformas en la Puerta del Sol. Esta decisión se tomó para dar mayor amplitud a la plaza y aligerar así el tráfico cada vez mayor de los madrileños que pasaban cada día por ella. La Puerta del Sol paso así de ser una calle rectangular a una gran plaza de forma elíptica. A todas estas reformas hay que añadir el asfaltado de la plaza, iniciado en 1848. Las obras fueron emprendidas por el Ministerio de la Gobernación pero en 1857 su competencia pasó al Ministerio de Fomento, lo que generó un pequeño conflicto entre ambas instituciones por saber dónde debía situarse el kilómetro O. Finalmente el gobierno decidió situarlo enfrente del edificio de la Casa de Correos.

A mediados de siglo, Madrid llegó a alcanzar los 400.000 habitantes. Para albergar a los ciudadanos recién llegados, se hizo necesario crear nuevos barrios residenciales donde la creciente población de la capital pudiera hospedarse. Con ese fin se creo el ensanche de Madrid. El ensanche comenzó a construirse en la zona norte a partir de 1860, con el nombre de “Plan Castro” en honor a Carlos Maria de Castro, arquitecto que lo diseñó.

Con la creación del ensanche y su ocupación por los nuevos habitantes, también se hizo imprescindible mejorar el abastecimiento del agua para toda la población. Para ello la reina Isabel II ordenó la construcción de un canal para llevar agua del rió de Lozoya a la capital. Las obras se iniciaron en 1851 y terminaron en 1858. Una de las consecuencias más curiosas de la construcción del canal fue la inauguración de la fuente del chorro en la Puerta del Sol. Dicha fuente tenia 18 metros de diámetro y su chorro de agua alcanzaba los 30 metros de alto. Actualmente la fuente se encuentra en el Parque del Retiro, justo enfrente del Palacio de Cristal.

Todas estas reformas son un buen ejemplo de los cambios que se produjeron, no solo en la plaza sino en toda la capital en el contexto de la industrizalización y las reformas urbanísticas del siglo XIX. Otro avance significativo fue la llegada de nuevos medios de transporte como el tranvía y el metro, con los que se pretendió conectar el centro de la capital con los barrios del extrarradio.

Álvaro Roche Luengo

05/5/12

ZARAGOZA (Martínez del Mazo, 1647)

 

Esta obra representa cómo era la ciudad de Zaragoza en el año 1647, y está pintada por el autor barroco Juan Bautista Martínez del Mazo, que fue discípulo y yerno de Velázquez. Se trata de un cuadro urbano que nos muestra cómo era España en el siglo XVII, y cómo una de sus ciudades más importantes alcanzó su máximo apogeo, tanto cultural como económico. En el fondo se distingue el perfil de la ciudad aragonesa con sus principales edificios, y en el primer plano del cuadro podemos observar las diferentes actividades humanas que entonces se desarrollaban en la ciudad, como el mercado, las lavanderas y otras actividades relacionadas con la pesca.

Existe una doble teoría en lo referente al hecho histórico con que se relaciona esta obra. Una primera teoría dice que este cuadro representa la llegada de la corte desde Madrid para asistir a la jura del príncipe como heredero de la Corona de Aragón. La segunda teoría cree que muestra el momento de la salida de la comitiva real de Zaragoza, tras la muerte del príncipe heredero, con el fin de trasladarlo al Monasterio de El Escorial para enterrarlo.

En la imagen no se aprecia el trazado urbano de Zaragoza. Su origen es romano y estaba organizado en torno a dos calles principales llamadas Cardo y Decumanus. Durante la Edad Media fue amurallada y muchas de sus calles fueron modificadas con una trama irregular. Entre los elementos de comunicación de la ciudad con su entorno destacan los dos grandes puentes que cruzan el río Ebro. Uno era el Puente de Piedra, que sufrió el derrumbamiento de dos de sus arcos a consecuencia de una enorme riada que ocurrió en el año 1643, y luego fue reparado en 1649. El otro es el que se conocía como Puente de Tablas, que hoy se corresponde con el puente del Pilar. Los dos puentes son elementos claves de la fisionomía de la ciudad, ya que la comunican con los arrabales y otras posblaciones.

En cuanto a las edificaciones que aparecen en el cuadro, podemos mencionar que la mayoría son de carácter religioso y comercial. el más conocido es la Basílica del Pilar, monumento que es considerado el símbolo de la ciudad. Comparando su representación en este cuadro con su realidad actual se puede observar la gran transformación que ha experimentado, puesto que en hoy es mucho más grande y tanto su composición como su estilo artístico es diferente. Otros dos edificios fáciles de identificar en el cuadro son la Lonja de los mercaderes, edificio que se utilizaba para que los comerciantes pudieran realizar sus negocios, y la Seo, del que se distingue su torre mudéjar. Por el contrario, también aparecen otros monumentos que, por unos motivos u otros, ya no existen, como es el caso de la Torre Nueva, que servía tanto para dar las horas con sus campanas, como para vigilar la entrada de enemigos, y que fue uno de los edificios más altos de la ciudad.

Cristina Reina García

05/5/12

CÁDIZ (Anton Van der Wyngaerde, 1567)

El pintor flamenco Anton Van der Wyngaerde realizó en los años sesenta del siglo XVI una serie de dibujos de las principales ciudades de España, por encargo de Felipe II. Éste pertenece a una colección llamada “Las vistas de España ” y actualmente se encuentra en la Biblioteca Nacional de Viena (Austria).

La Bahía de Cádiz tenía un papel clave por su posición estratégica, ya desde época fenicia y romana, como atestiguan las riquezas arqueológicas de estas culturas halladas en la ciudad. Cádiz era el último puerto importante del mundo conocido durante la Antigüedad, y se convirtió en cruce de las grandes rutas de navegación. Es un puerto natural que principalmente tuvo funciones militares y comerciales y en él, se apoyaba la economía de la ciudad. Durante la Edad Moderna, adquirió tal importancia que terminó por arrebatar a Sevilla el monopolio del comercio americano, en 1717. Esta época de máximo esplendor se fundamentó también en su carácter de presidio militar, que obligó a las autoridades a cuidar permanentemente de su defensa. En estos aspectos se basan una topografía urbana peculiar y un crecimiento demográfico prácticamente continuo, que se tradujo en un aumento del espacio urbanizado más allá de los muros defensivos.

Lo primero en que debemos tener en cuenta cuando observamos la imagen de Wyngaerde, es precisamente dicha topografía. Entre Cádiz y la península hay una porción de tierra, un istmo que comunica con la Isla de León, siendo ésta la única vía de salida terrestre de la ciudad. Tras el istmo, nos encontramos con las murallas, que son el elemento urbano que convirtió a la ciudad en una fortaleza de primer orden. Ésta cuenta con una serie de puertas de acceso, como las emblemáticas Puertas de Tierra, fuera de las cuales quedaron los arrabales y la futura zona de expansión de la ciudad. En 1596 la fortaleza sufrió un saqueo e incendio por parte de las tropas anglo-holandesas del Conde de Essex pero, tras su reconstrucción a lo largo del siglo XVII, Cádiz pasó a ser inexpugnable frente a posteriores ataques.

Las funciones defensivas de Cádiz se manifiestan también en la construcción de otros castillos como los que se distinguen en la parte superior derecha de la imagen, que corresponden al Fuerte de Santa Catalina (la construcción militar más antigua de Cádiz) y al de San Sebastián (situado en uno de los extremos de la playa de la Caleta frente al anterior). Estos dos castillos servían de defensa a La Caleta, un puerto natural utilizado desde época fenicia. El tercer castillo es San Lorenzo del Puntal, que fue destruido en 1596 por los asaltantes británicos; se encuentra situado en una punta de tierra que estrecha el acceso al interior de la bahía, en el lado opuesto de ésta. Todas estas construcciones configuraron la estructura y la posterior evolución urbanística de la ciudad.

En la parte central de la imagen, nos encontramos con la zona medieval o ciudad vieja. La villa contaba con edificios de gobierno representativos de los tres poderes como eran el Castillo señorial, la Casa del Obispo y Santa María, la Iglesia Mayor. Fue edificada en tiempos de Alfonso X a partir de una fortaleza inicial musulmana y está  amurallada, existiendo una clara separación entre este núcleo medieval, que hoy se corresponde con el llamado Barrio del Populo y la población más moderna. La ciudad presenta en esta parte un trazado típicamente medieval que se caracteriza por su desorden e irregularidad, con las casas apiñadas.

A partir del siglo XVIII, la ciudad adquiere su aspecto actual, y ya en el siglo XIX abundan las calles de trazado rectilíneo y uniforme que delimitan manzanas cuadriculadas de considerable tamaño. Respecto al trazado urbanístico, hay decisiones políticas que incidirán en el desarrollo urbano de Cádiz. La más decisiva y trascendental fue fijar el centro de las relaciones comerciales de España con el Nuevo Mundo en la Baja Andalucía,  en concreto, en las ciudades de Sevilla y Cádiz. Así, el desarrollo urbanístico de la ciudad de Cádiz partió de la villa medieval, con un posterior crecimiento orientado hacia la bahía, en dirección noroeste, mientras que la zona de poniente es rural, en la que se sitúan algunas ermitas como Candelaria o Santa Catalina.

Con respecto a la urbe, se observan ciertos detalles como casas de una o dos plantas, con techos planos, sin tejas, algo característico de esta durante toda la Edad Moderna, en contraste con lo que será propio de Andalucía. A partir de 1596 siguió una gran actividad urbanizadora que consistió en sustituir caminos de tierra por calles, y huertas por manzanas de casas.

Desde el punto de vista militar, la ciudad tenía gran importancia ya que había un continuo tráfico de embarcaciones cuya principal misión era la “guarda del estrecho”, es decir, la vigilancia y protección constante del tramo costero comprendido entre la Bahía de Cádiz y Gibraltar con el fin de evitar las incursiones de corsarios y berberiscos. Este es el caso de la escuadra de las Galeras de España, que tenían su base en El Puerto de Santa María, los galeones y carabelas. Fueron utilizadas tanto para el comercio como de apoyo en la Armada. Los galeones españoles formaban el eje central de la Flota de Indias que alimentaba las arcas de la corona española con  mercancías preciosas. Los principales productos de este comercio eran los esclavos, que era el único comercio especializado, procedentes del norte de África, alimentos y especias de oriente  y mercancías preciosas (oro y plata), posteriormente artesanía y salazones.

El análisis de esta imagen nos permite, en resumen, apreciar los rasgos característicos de la ciudad de Cádiz en el siglo XVI: su emplazamiento insular y defensivo, su morfología urbana, sus funciones, sus actividades económicas, etc., que condicionaron de forma importante el urbanismo y la forma de vida de Cádiz a lo largo de su historia.

Rosa Delfín Rodríguez

05/5/12

ROMA (Rudolf Von Alt, 1835)

Se trata de una acuarela del pintor austriaco Rudolf Von Alt (1812-1905), de 18 centímetros de alto por 24,8 de ancho  realizada en el año 1935 que refleja un día cualquiera en la historia de esta plaza de la ciudad de Roma. Actualmente se encuentra junto a muchas de las obras de este pintor en el museo Albertina de la ciudad de Viena (Austria). Amante del paisajismo y de la naturaleza, Von Alt también destacó por su pintura arquitectónica y por la pintura de vistas interiores, ganando notoriedad en Viena, Roma y Nápoles donde trabajó y vivió gran parte de su vida.

Roma es una ciudad cuya morfología carece de orden o referencia geométrica clara. Las adiciones sucesivas a lo largo de su historia hacen que su urbanismo este estructurado con una gran diversificación formal y funcional. Este diseño, aparentemente desordenado, parece desarrollado sin directrices programadas a lo largo de su historia, haciendo del espacio urbano  una especie de laboratorio donde  experimentar con nuevas soluciones urbanísticas y arquitectónicas. El centro histórico de la ciudad de Roma, se sitúa en las riberas del rio Tiber, en un sistema de pequeñas colinas que se elevan sobre la llanura de este serpenteante rio. Es en este valle donde emergen los imponentes complejos arquitectónicos evidenciando los límites y los contrastes de un crecimiento urbano no programado.

El panteón de Agripa es uno de esas grandiosas construcciones. Situado entre las calles estrechas del barrio de Trevi, cerca de la Piazza Navona y no muy lejos del foro Romano,  levantada sobre los restos del panteón construido por Marco Vipsanio Agrippa como un colosal templo reflejo de la perfección técnica a la que los romanos llegaron en aquella época. En el año 608 d.C. fue donado al papa Bonifacio IV por el emperador bizantino Foca, pasando a ser  el primer templo pagano convertido al culto cristiano y motivo por el cual se ha conservado casi en perfecto estado hasta nuestros días.

El edificio se encuentra en la Piazza della rotonda, plaza construida y pavimentada tras el derribo de varias viviendas y acreciones de origen medieval por orden del papa Eugenio IV (1431-39). La plaza es más o menos rectangular, de unos 60 metros de norte a sur y unos 40 de este a oeste, con una fuente construida por Giacomo Della Porta por orden del Papa Gregorio XIII en 1575 y un obelisco en el centro añadido bajo el mandato del Papa Clemente XI en 1711. A continuación destacamos algunos  elementos mencionados con las matizaciones que nos sugiere la obra de Rudolf Von Alt:

El Panteón, sobre el que podemos ver dos campanarios atribuidos a Bernini y construidos por orden del papa Urbano VIII, que fueron causantes de muchas críticas y finalmente retirados a finales del siglo XIX.

La Fuente del Delfín, coronada con el obelisco egipcio en el centro de la plaza y que parece ser punto de encuentro y esparcimiento para los viandantes que se paran a sus pies para descansar mientras charlan despreocupadamente unos con otros.

Calles estrechas que muestran una morfología carente de orden y edificios estratificados de color ocre característico de la moda arquitectónica de la época. Suelo empedrado que facilita la circulación tanto de carruajes de uso comercial y personal como de jinetes con sus caballos que hacen de la plaza un lugar transitado y lleno de actividad.

Comerciantes que esperan sentados con el género a la vista de todos los transeúntes que frecuentan la plaza y muestran claramente una de las funciones principales de esta plaza, que durante muchos años y a pesar de las prohibiciones fue punto clave en el comercio de verduras y pescado.

Varios personajes ataviados con vestimentas de la época, los hombres luciendo sombreros de copa y chalecos de época, mientras que las mujeres aparecen con pañuelo sobre el pelo y corpiños ceñidos de clara referencia francesa. Cabe destacar la figura de un penitente en la esquina inferior izquierda que a los pies de un altar, aparece con la vista alzada poniendo en evidencia la influencia que la iglesia ejercía sobre la sociedad de la época.

Actualmente la plaza sigue siendo un punto de reunión y encuentro en sus numerosos cafés y restaurantes, a la vez que visita obligada para los turistas que viajan a Roma y quieran ver una estructura arquitectónica única en la que como valor añadido descansan los restos del pintor y arquitecto italiano Rafael, convirtiéndola así en un claro ejemplo de ciudad dedicada al sector terciario y turismo cuyos monumentos siguen impresionando hoy en día a miles de visitantes.

Juan Manuel Obispo Bustos

05/4/12

CIUDADELA (Giuseppe Chiesa, Siglo XVIII)

 

Ciudadela se encuentra situada en el extremo oeste de la isla de Menorca, prácticamente en el centro del Mediterráneo más occidental. La ciudad linda por el norte con el predio de San Antonio, al este con el de San José, al sur con Las huertas del Marqués y al oeste con el mar y el Rafal de Banel. Por el interior limita por con el término de Ferrerías mientras que el mar lo ciñe por los demás costados. Razones tanto físicas como defensivas condicionaron el levantamiento primitivo de la ciudad sobre un barranco, junto a un puerto natural.

La estructura y morfología de la ciudad son una clara imagen de su sociedad, pues se aprecian dos espacios bien diferenciados, el rural y el urbano, delimitados por una muralla. En la ciudad amurallada se encuentran los espacios administrativo (Real Alcázar), comercial (plaza des Born), residencial (palacetes y casas señoriales), militar (bastiones, Casa del Gobernador) y religioso (catedral, iglesias menores y conventos). En la zona de extramuros se hallan los espacios dedicados a la agricultura y la pesca, así como las moradas de los payeses y sus familias. El trazado de Ciudadela es irregular, con calles estrechas y laberínticas, herencia árabe medieval. Cuenta con dos ejes principales que recorren la ciudad desde el norte a la plaza Des Born y desde la puerta de Mahón hasta prácticamente el puerto.

Las fortificaciones servían de asilo a casi toda la nobleza, el clero y militares. La muralla presentaba varios bastiones y lienzos de piedra cuadrada de sillería. Dentro de la muralla, la plaza Es Born, antiguo patio de armas de la ciudadela medieval, se convirtió en la principal plaza comercial en los siglos XVII y XVIII. Ciudadela fue la capital de la isla hasta la segunda década del siglo XVIII, de modo que desde allí se distribuían los alimentos a toda la isla, tanto los producidos en el lugar como los importados, así como otros productos artesanos.

Entre los edificios más significativos destacan los religiosos, cuya función queda patente en los numerosos conventos, iglesias y por supuesto con la Catedral de la isla y el Palacio Episcopal. La iglesia principal, encargo de Alfonso III tras la conquista de Menorca en 1287, está en el centro de la ciudad. Es una gran construcción gótica y la Catedral de la isla. Está adornada con una torre cuadrada y una aguja octogonal. Los Agustinos cuentan con un convento cerca de la puerta de Mahón donde está la iglesia del Socors, de estilo renacentista. 

La función administrativa, la sanidad y la enseñanza satisfacían las necesidades de los residentes en la ciudad. Así, en la iglesia de Sant Francesc, que formaba parte del convento de los franciscanos, había un religioso que tenía escuela para la instrucción de la juventud y otro una botica para vender al pueblo las medicinas que necesitaba. La Casa de Contratación estaba en una esquina de la plaza principal y contigua a la del Gobernador, ambas de una altura considerable y bajo las cuales se llegaba hasta el muelle. El sistema de transporte principal en el siglo XVIII era el barco, aunque la tracción animal y a pie eran los principales por el interior. De hecho, el mar y la navegación han constituido el esqueleto vertebrador de la estructura urbana.

La función residencial de la nobleza, clero y militares se evidencia con las numerosas casas señoriales, palacetes y conventos. El palacio del Gobernador, por ejemplo, daba alojamiento al mismo y al oficial de mando. Muchos de estos edificios aún se mantienen en pie y con el tiempo resultarán ser de los principales atractivos turísticos que posee la ciudad.

En cuanto a la función militar, en la Esplanada contigua a la plaza principal se realizaban ejercicios militares. El bastión de Sa Font, situado en la plaza con el mismo nombre, era utilizado para defender una de las portadas de acceso a la ciudad y en sus orígenes los almacenes fueron usados para guardar trigo. El puerto se presentaba, aunque pequeño, cómodo para abrigar y recibir los barcos que traficaban en Mallorca, el continente y Marsella, así como para realizar las actividades relacionadas con la pesca de los locales.

En resumen, se puede deducir que la principal función de la ciudad para originar su emplazamiento y posterior desarrollo sería de tipo económico y militar, pero las funciones comercial e institucional también habrían contribuido considerablemente al desarrollo de la misma.

Carmen Mora Sánchez

05/4/12

SEVILLA (Franz Hogenberg, siglo XVI)

          La ciudad de Sevilla representada en este dibujo de Braun y Hogenberg del siglo XVI, se muestra desde la cornisa del Aljarafe, ya que desde ahí se podía obtener una de las mejores panorámicas de la ciudad. Sevilla está situada a las orillas del río Guadalquivir, en primer lugar como fuente de abastecimiento de agua, en segundo lugar por motivos de defensa y para mostrar el propio límite de la ciudad, y por último, como espacio favorable para las actividades económicas, ya que gracias a su puerto se permitía el intercambio de bienes con otras poblaciones y se mejoraba la economía de la ciudad constantemente. La economía de la ciudad, además de la agricultura, se basaba en el comercio con América a través del propio río Guadalquivir, lo que convirtió a Sevilla en la ciudad más importante de España y una de las más pobladas del mundo en los siglos XVI y XVII.

La ciudad poseía una morfología redondeada, cerrada en su totalidad por una muralla que la protegía de los ataques de los enemigos. Debido al auge de esta población y al limitado espacio que la muralla proporcionaba, se formaron otros barrios o viviendas aisladas extramuros, denominadas arrabales. En la imagen se puede apreciar cómo se diferencia claramente el centro de la ciudad amurallada del arrabal de Triana, en primer término, y de los campos circundantes. En cuanto al trazado urbano, es irregular, puesto que se aprecian calles asimétricas sin un plan de ordenamiento. Además hay varias calles más amplias que dan acceso a lugares importantes como la catedral, y plazas abiertas durante el Renacimiento, por donde la gente y los caballos podían transitar más cómodamente. El interior de la muralla constituye el espacio urbano construido, con funciones públicas y residenciales, dejando para el exterior otras actividades económicas como la agricultura y la ganadería. También encontramos pequeñas villas y aldeas próximas, originadas por la facilidad de aceso a los bienes y mercancías que proporcionaba la ciudad.

Los edificios más significativos son la Catedral de Santa María, que comenzó a construirse en el S.XIV, y como parte de ella la Giralda, que es uno de los edificios más emblemáticos de la ciudad. Cabe resaltar, que aparte de las numerosas utilizaciones de esta torre, destaca su uso como puesto de vigilancia. A la derecha de la Catedral se distinguen los Reales Alcázares, una construcción palaciega musulmana que se remonta al año 913, y que se ha mantenido con esa función a lo largo de los siglos. Otro edificio significativo es el castillo de Triana, construido en 1171 y situado a la orilla del río Guadalquivir, para servir como elemento de defensa y vigilancia tanto de la ciudad de Sevilla como de sus arrabales. A la derecha de la imagen se aprecia otra construcción de vigilancia, la Torre del Oro, edificada a orillas del Guadalquivir por los musulmanes en el siglo XII, y que se ha mantenido a lo largo del tiempo con diversas funciones.

Rubén Torrelo del Olmo

05/3/12

MADRID (Antonio Joli, 1752)

La calle de Atocha era una de las zonas más transitadas de Madrid en el siglo XVIII, como puede apreciarse en esta imagen pintada por Antonio Joli, pintor italiano conocido por sus escenografías en Módena y Perugia. Joli viajó a Madrid llamado por el castrato Farinelli para trabajar en la corte en sustitución del fallecido Giacomo Pavia. Estuvo allí durante cuatro años, en los cuales le dio tiempo a pintar varios cuadros de la ciudad de Madrid, entre los cuales se encuentra esta vista de la calle de Atocha. En él se puede observar cómo la calle era utilizada de vía de comunicación, transporte y conexión de los distintos espacios urbanos que se interrelacionaban en este punto. El trazado urbanístico en torno a esta calle seguía un plano ortogonal, según el cual la ciudad se organiza en calles largas y rectilíneas que se cruzan entre sí formando ángulos rectos, originándose a su vez manzanas rectangulares o cuadrículas.

Esta era la primera imagen de la ciudad de Madrid que tenían todos los viajeros que llegaban a la Estación del Mediodía cuando en el siglo XIX se instaló la segunda línea de ferrocarril de España. En esa época se introdujeron las líneas ferroviarias, con una mejora de los transportes y carreteras, para comunicar la periferia con las principales ciudades, favoreciendo así, el empuje de la industrialización.

La mayoría de las construcciones que podemos observar en la pintura son barrocas del siglo XVII. Algunos edificios poseen un importante valor monumental, sobre todo las iglesias y conventos ubicados en la parte alta de la calle, visibles al final de la pintura. En la parte baja, en cambio, se construyeron hospitales, convertidos en la actualidad en conservatorios de música y museos como el Reina Sofía.

Entre los espacios abiertos, se puede apreciar una gran cantidad de espacios dedicados al intercambio comercial, que caracterizaban a una sociedad eminentemente urbana ocasionada por el éxodo rural. A pesar de ello, la actividad económica que más beneficios aportaba seguía siendo la agricultura, como bien se observa en el primer plano de la imagen. Por otro lado la gran extensión de la calle también era empleada como paseo para el comercio y ocio.

La construcción posterior de rondas y barrios más modernos, junto con los más antiguos, hizo que la glorieta de Atocha se insertara en el eje que conforma el Paseo de la Castellana, Recoletos y el Prado, atravesando la ciudad de norte a sur. Esta disposición actual es debida a que en el sur de Madrid se construyó el acceso que comunicaba con el nuevo Puente de Toledo en 1732, remodelándose en torno a la puerta de Atocha con una red caminera en forma de tridente. Esto dio lugar a la formación de los paseos de Atocha en 1736 y de las Delicias en 1754, integrando en el trazado viario el Santuario de Santa María de la Cabeza. Queda mencionar que a finales de siglo XVIII Carlos III realizaría las reformas urbanas más importantes hechas hasta entonces en la capital, siguiendo las directrices ilustradas del Conde de Aranda y del de Floridablanca.

Sandra Polo Soria

05/3/12

VITORIA-GASTEIZ (Benito Casas, 1838)

 

Esta imagen pertenece al casco histórico de Vitoria-Gasteiz. La morfología de la parte izquierda de la foto, correspondiente a la ciudad medieval, tiene forma radiocéntrica elipsodial adaptada a la colina.  La población se concentra en viviendas apiñadas y calles estrechas. La ciudad se encuentra toda amurallada a orillas del rio Zapardiel. Su función principalmente es defensiva aunque también fiscal para controlar el paso de mercancías y el pago de impuestos. A finales del siglo XVIII se inicia la expansión hacia el sur de la ciudad, que se corresponde con la zona derecha de la imagen.

Las calles del casco histórico se encuentran ordenadas por gremios: Cuchillería, Pintorería, Zapatería, Herrería, etc. Estas calles disponían de unos cantones o calles estrechas que cortan las calles principales, para unir la parte superior con la inferior de la colina. Aún se mantienen así en la actualidad.

En la imagen destacan las cuatro torres de las iglesias más antiguas de la ciudad: San Pedro, San Miguel, San Vicente y la catedral de Santa María. Ejercían funciones religiosas pero también defensivas para los habitantes de la villa.  Dos de ellas servían de lugar de reunión para dos clases sociales enfrentadas: los artesanos y comerciantes liderados por la familia Ayala, en la iglesia de San Miguel, contra los nobles liderados por la familia Calleja, en la iglesia de San Pedro. Otro rasgo característico es que el hospital se encuentra en los alrededores de la plaza, como el Hospital Santiago que está dentro de la Plaza Mayor. Esta Plaza Mayor, actual Plaza de la Virgen Blanca, era el lugar donde se celebraba el mercado. También se realizaban allí representaciones, espectáculos populares y corridas de toros. Este es un rasgo típico de las ciudades medievales y modernas, que utilizaban estos espacios públicos significativos para celebrar este tipo de actividades.

La economía de la ciudad de Vitoria durante la etapa preindustrial se basaba en la artesanía y en los pequeños comercios.  Sus viviendas constaban de varias plantas en las que la baja se destinaba a negocio, la primera el taller y la última, a vivienda familiar. Un menor porcentaje de la población se dedicaba a la agricultura, disponiendo sus plantaciones fuera de la muralla.

 Paula Pérez de Eulate.

04/30/12

NÁPOLES (Domenico Gargiulo, 1654)

Esta obra, que pertenece a la colección de la Fundación Casa Ducal de Medinaceli, en Sevilla, representa la Plaza del Mercado o Piazza del Carmine de Nápoles, hacia 1654. Durante años se atribuyó erroneamente a Angelo María Costa pero su autor es Domenico Gargiulo, como indica su firma en el borde inferior derecho: “DG”. Recientemente ha sido exhibido al público en el Museo Thyssen de Madrid, en el marco de la interesante exposición titulada «Arquitecturas pintadas». 

Se trata de un cuadro de perspectivas urbanas muy característico de la pintura barroca italiana, que puso de relieve el enorme protagonismo de la vida urbana y de las actividades sociales durante los siglos XVII y XVIII. En el cuadro se muestra con gran detallismo y variedad cromática no sólo el aspecto que tenía esta céntrica plaza napolitana sino también la bulliciosa actividad humana que se desarrollaba allí los días de mercado. El espacio está plagado de tenderetes, vendedores, compradores, personajes realizando oficios de todo tipo, animales, carruajes y un sin fin de objetos que le convierten en el centro de la vida popular de aquella época.

Urbanísticamente, el perfil de la plaza es rectangular, cerrado por construcciones bien alineadas en el margen derecho y más abierto a la izquierda. Las calles que llegan a la plaza son anchas y rectas, herederas del planeamiento regular grecorromano y las reformas urbanísticas producidas en Nápoles durante el Renacimiento y el Barroco. Destaca la calle que vemos en perspectiva, al fondo, junto a la iglesia de Santa María del Carmine. La composición, además, resulta espectacular por la presencia del volcán Vesubio en el horizonte.

En cuanto a las edificaciones, la mayoría disponían de un espacio público en la planta baja, dedicado a tienda o taberna, mientras que la residencia se situaba en las plantas superiores. En la margen derecha se puede apreciar la larga serie de cobertizos y mostradores que sobresalen de los edificios. En las terrazas superiores, por contra, se distingue la ropa tendida al sol, haciendo referencia al ámbito privado o doméstico.

Esta plaza, fue además, el escenario de numerosos acontecimientos históricos especialmente significativos para la ciudad, como la decapitación del rey Corradino de Suevia en 1268, o la violenta represión que siguió a la sublevación de Masaniello contra los españoles en 1648. En el aspecto monumental, destaca la mencionada iglesia del Carmine al fondo, la capilla funeraria del rey Corradino en el ángulo izquierdo, y la fuente central, mandada construir por el conde de Ognate, virrey de Nápoles, en el año 1653.

Josué Llull Peñalba

04/25/12

ALCALÁ DE HENARES (Anton van der Wyngaerde, 1565)

Esta imagen es un dibujo realizado en el año 1565 por el pintor flamenco Anton van der Wyngaerde, conocido en España como Antonio de las Viñas. Forma parte de una serie de vistas de las principales ciudades de España, encargada por el rey Felipe II. El objetivo de esta serie era formar una especie de atlas de las posesiones de la monarquía hispánica, así que la intención de la obra no es únicamente paisajística sino también política.

Alcalá de Henares aparece representada desde su acceso por la carretera de Madrid. Es claramente visible la línea amurallada que cierra por completo la ciudad, así como una gran cantidad de torreones defensivos y algunas de sus puertas, destacando en primer plano la antigua Puerta de Madrid. La morfología y estructura son, por tanto, de carácter plenamente medieval, a pesar de que en las fechas en que se realizó el dibujo ya se había fundado la prestigiosa Universidad de Alcalá, paradigma del Humanismo renacentista.

Este hecho motivó que la ciudad cambiara sus funciones y usos del suelo. Durante la Edad Media, Alcalá fue un burgo comercial bien defendido por sus murallas, en el que judíos, moros y cristianos coexistieron en barrios diferenciados, ocupado cada grupo en sus oficios tradicionales. Pero con la llegada de la Edad Moderna, se convirtió en una ciudad universitaria en donde las actividades académicas y culturales fueron las más representativas.

Desde el punto de vista histórico, uno de los aspectos más interesantes de la evolución urbanística de Alcalá es que se trata de una «ciudad viajera», con emplazamientos diversos hasta su definitiva configuración. En los cerros próximos al río Henares se han encontrado testimonios arqueológicos de asentamientos prehistóricos. Sin embargo, la Complutum romana se asentó en el valle, en la confluencia de los ríos Henares y Camarmilla. La decapitación de los Santos Niños Justo y Pastor, en el denominado «Campo Laudable», determinó la construcción de un pequeño templo martirial a principios del siglo IV, a las afueras de Complutum. Sobre este templo martirial se construyó siglos más tarde una iglesia, después convertida en colegiata y finalmente en Iglesia Magistral, en torno a la cual se desarrolló durante la Edad Media el llamado Burgo de Santiuste. Antes, entre los siglos VII y XII, los musulmanes habitaron otra vez los cerros, construyendo el castillo de Al-Qal’at abd al-Salam, de cuyo nombre deriva Alcalá.

Durante los siglos XII y XIII coexistieron así dos ciudades, una guarecida en el castillo musulmán y otra el burgo medieval, que acabaría imponiéndose como la localización definitiva del poblamiento humano. La imagen de Wyngaerde muestra precisamente la forma que tenía la ciudad al principio de la Edad Moderna. Su morfología, en parte radiocéntrica y en parte irregular, así como sus funciones comerciales y académicas, se mantuvieron inalteradas durante siglos.

Es cierto que en el Barroco se desarrollaron algunas reformas interiores, como la apertura de plazas y la construcción de numerosos edificios emblemáticos, principalmente colegios-conventos universitarios. Pero el desarrollo y expansión definitiva de la ciudad más allá de sus murallas no tuvo lugar hasta finales del siglo XIX. Entonces la ciudad se volcó hacia los terrenos que ocupan la izquierda de la imagen, por donde pasó la vía del ferrocarril. En esa zona se contruyó un gran parque público, el cementerio y una serie de palacetes y villas de recreo burguesas que darían lugar a unos pequeños ensanches, ya en el siglo XX.

Josué Llull Peñalba