ROMA (Rudolf Von Alt, 1835)

Se trata de una acuarela del pintor austriaco Rudolf Von Alt (1812-1905), de 18 centímetros de alto por 24,8 de ancho  realizada en el año 1935 que refleja un día cualquiera en la historia de esta plaza de la ciudad de Roma. Actualmente se encuentra junto a muchas de las obras de este pintor en el museo Albertina de la ciudad de Viena (Austria). Amante del paisajismo y de la naturaleza, Von Alt también destacó por su pintura arquitectónica y por la pintura de vistas interiores, ganando notoriedad en Viena, Roma y Nápoles donde trabajó y vivió gran parte de su vida.

Roma es una ciudad cuya morfología carece de orden o referencia geométrica clara. Las adiciones sucesivas a lo largo de su historia hacen que su urbanismo este estructurado con una gran diversificación formal y funcional. Este diseño, aparentemente desordenado, parece desarrollado sin directrices programadas a lo largo de su historia, haciendo del espacio urbano  una especie de laboratorio donde  experimentar con nuevas soluciones urbanísticas y arquitectónicas. El centro histórico de la ciudad de Roma, se sitúa en las riberas del rio Tiber, en un sistema de pequeñas colinas que se elevan sobre la llanura de este serpenteante rio. Es en este valle donde emergen los imponentes complejos arquitectónicos evidenciando los límites y los contrastes de un crecimiento urbano no programado.

El panteón de Agripa es uno de esas grandiosas construcciones. Situado entre las calles estrechas del barrio de Trevi, cerca de la Piazza Navona y no muy lejos del foro Romano,  levantada sobre los restos del panteón construido por Marco Vipsanio Agrippa como un colosal templo reflejo de la perfección técnica a la que los romanos llegaron en aquella época. En el año 608 d.C. fue donado al papa Bonifacio IV por el emperador bizantino Foca, pasando a ser  el primer templo pagano convertido al culto cristiano y motivo por el cual se ha conservado casi en perfecto estado hasta nuestros días.

El edificio se encuentra en la Piazza della rotonda, plaza construida y pavimentada tras el derribo de varias viviendas y acreciones de origen medieval por orden del papa Eugenio IV (1431-39). La plaza es más o menos rectangular, de unos 60 metros de norte a sur y unos 40 de este a oeste, con una fuente construida por Giacomo Della Porta por orden del Papa Gregorio XIII en 1575 y un obelisco en el centro añadido bajo el mandato del Papa Clemente XI en 1711. A continuación destacamos algunos  elementos mencionados con las matizaciones que nos sugiere la obra de Rudolf Von Alt:

El Panteón, sobre el que podemos ver dos campanarios atribuidos a Bernini y construidos por orden del papa Urbano VIII, que fueron causantes de muchas críticas y finalmente retirados a finales del siglo XIX.

La Fuente del Delfín, coronada con el obelisco egipcio en el centro de la plaza y que parece ser punto de encuentro y esparcimiento para los viandantes que se paran a sus pies para descansar mientras charlan despreocupadamente unos con otros.

Calles estrechas que muestran una morfología carente de orden y edificios estratificados de color ocre característico de la moda arquitectónica de la época. Suelo empedrado que facilita la circulación tanto de carruajes de uso comercial y personal como de jinetes con sus caballos que hacen de la plaza un lugar transitado y lleno de actividad.

Comerciantes que esperan sentados con el género a la vista de todos los transeúntes que frecuentan la plaza y muestran claramente una de las funciones principales de esta plaza, que durante muchos años y a pesar de las prohibiciones fue punto clave en el comercio de verduras y pescado.

Varios personajes ataviados con vestimentas de la época, los hombres luciendo sombreros de copa y chalecos de época, mientras que las mujeres aparecen con pañuelo sobre el pelo y corpiños ceñidos de clara referencia francesa. Cabe destacar la figura de un penitente en la esquina inferior izquierda que a los pies de un altar, aparece con la vista alzada poniendo en evidencia la influencia que la iglesia ejercía sobre la sociedad de la época.

Actualmente la plaza sigue siendo un punto de reunión y encuentro en sus numerosos cafés y restaurantes, a la vez que visita obligada para los turistas que viajan a Roma y quieran ver una estructura arquitectónica única en la que como valor añadido descansan los restos del pintor y arquitecto italiano Rafael, convirtiéndola así en un claro ejemplo de ciudad dedicada al sector terciario y turismo cuyos monumentos siguen impresionando hoy en día a miles de visitantes.

Juan Manuel Obispo Bustos

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