SEVILLA (Franz Hogenberg, siglo XVI)

          La ciudad de Sevilla representada en este dibujo de Braun y Hogenberg del siglo XVI, se muestra desde la cornisa del Aljarafe, ya que desde ahí se podía obtener una de las mejores panorámicas de la ciudad. Sevilla está situada a las orillas del río Guadalquivir, en primer lugar como fuente de abastecimiento de agua, en segundo lugar por motivos de defensa y para mostrar el propio límite de la ciudad, y por último, como espacio favorable para las actividades económicas, ya que gracias a su puerto se permitía el intercambio de bienes con otras poblaciones y se mejoraba la economía de la ciudad constantemente. La economía de la ciudad, además de la agricultura, se basaba en el comercio con América a través del propio río Guadalquivir, lo que convirtió a Sevilla en la ciudad más importante de España y una de las más pobladas del mundo en los siglos XVI y XVII.

La ciudad poseía una morfología redondeada, cerrada en su totalidad por una muralla que la protegía de los ataques de los enemigos. Debido al auge de esta población y al limitado espacio que la muralla proporcionaba, se formaron otros barrios o viviendas aisladas extramuros, denominadas arrabales. En la imagen se puede apreciar cómo se diferencia claramente el centro de la ciudad amurallada del arrabal de Triana, en primer término, y de los campos circundantes. En cuanto al trazado urbano, es irregular, puesto que se aprecian calles asimétricas sin un plan de ordenamiento. Además hay varias calles más amplias que dan acceso a lugares importantes como la catedral, y plazas abiertas durante el Renacimiento, por donde la gente y los caballos podían transitar más cómodamente. El interior de la muralla constituye el espacio urbano construido, con funciones públicas y residenciales, dejando para el exterior otras actividades económicas como la agricultura y la ganadería. También encontramos pequeñas villas y aldeas próximas, originadas por la facilidad de aceso a los bienes y mercancías que proporcionaba la ciudad.

Los edificios más significativos son la Catedral de Santa María, que comenzó a construirse en el S.XIV, y como parte de ella la Giralda, que es uno de los edificios más emblemáticos de la ciudad. Cabe resaltar, que aparte de las numerosas utilizaciones de esta torre, destaca su uso como puesto de vigilancia. A la derecha de la Catedral se distinguen los Reales Alcázares, una construcción palaciega musulmana que se remonta al año 913, y que se ha mantenido con esa función a lo largo de los siglos. Otro edificio significativo es el castillo de Triana, construido en 1171 y situado a la orilla del río Guadalquivir, para servir como elemento de defensa y vigilancia tanto de la ciudad de Sevilla como de sus arrabales. A la derecha de la imagen se aprecia otra construcción de vigilancia, la Torre del Oro, edificada a orillas del Guadalquivir por los musulmanes en el siglo XII, y que se ha mantenido a lo largo del tiempo con diversas funciones.

Rubén Torrelo del Olmo

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