05/2/15

MADRID ( Francisco de Goya, 1788 )

foto cuadro goya

La Pradera de San Isidro es uno de los mejores cuadros sobre la ciudad de Madrid, realizados por Francisco de Goya y Lucientes en 1788. Es un óleo sobre cartón para la fábrica de tapices, de 42 x 91 cm y estilo rococó, que le fue encargado por el rey Carlos III para que decorara las estancias de las infantas en el Palacio del Pardo. A la muerte de Carlos III el encargo quedó en suspenso debido al cambio de gusto del nuevo monarca Carlos IV, que prefería otros palacios. Cuando Goya  terminó el cuadro, éste pasó a la propiedad de los duques de Osuna y en 1986 fue vendido al Estado, siendo trasladado al Museo del Prado, donde permanece en la actualidad.

La pintura representa la Pradera de San Isidro, recreando esta zona de Madrid situada entre la ermita de San Isidro y el río Manzanares, con la vista de la ciudad al fondo. En ella se reconocen los principales monumentos de la ciudad, desde el Palacio Real, a la izquierda, hasta la gran cúpula de la iglesia de San Francisco el Grande, a la derecha. La muchedumbre aparece representada durante la festividad del santo labrador, patrono de Madrid, que se celebra el 15 de Mayo.

En este cuadro se pueden apreciar diferentes elementos históricos de la ciudad en el siglo XVIII. Por un lado, en un primer plano tenemos la pradera de San Isidro, donde aparece la gente, el 15 de Mayo de 1788, día de su santo patrón, San Isidro Labrador, cuya ermita, que es donde se venera al santo, está justo a la espalda del punto en el que se sitúa el pintor para hacer el retrato. Por otro lado, y justo delante de la pradera, encontramos el río Manzanares, emblema de la historia de Madrid. Y por último, al fondo, tenemos la vista que obtenemos de la cara suroeste de la ciudad, en la que podemos distinguir los siguientes elementos representativos.

Noviciado de la Compañía de Jesús. Fue fundado el 15 de Abril de 1602, y estuvo considerada como una de las edificaciones más importantes del estilo barroco. Hasta 1601 fue la embajada de Génova en Madrid, hasta que por decisión de Felipe III, se realizó un fugaz traslado de la Corte de Madrid a Valladolid y quedó abandonada. En 1767, los Jesuitas fueron expulsados por orden de Carlos III, siendo cedido por el monarca a la Venerable Congragación de Sacerdotes Misioneros del Salvador del Mundo.

Palacio Real. También llamado Palacio de Oriente, fue proyectado por Filippo Juvara y Juan Bautista Sachetti y construido entre 1738 y 1764. En su solar se localizaba con anterioridad el Real Alcázar de Madrid, hasta que un incendio lo destruyó parcialmente en la Nochebuena de 1734. El Palacio Real Nuevo, de estilo tardobarroco, terminó de construirse en el reinado de Fernando VI. Fue la residencia del rey Carlos III en la fecha del cuadro y el último rey en vivir fue Alfonso XIII, siendo la última persona que vivió allí Manuel Azaña, presidente de la II República. Contiene grandes valores artísticos, como pinturas de artistas como Carvaggio, Velázquez, Goya y frescos de Corrado Giaquinto Tiépolo o Antón Raphael Mengs. También contiene armería real, porcelana, relojería, mobiliario y platería, de alto valor histórico. En la actualidad depende del Ministerio de la Presidencia.

Iglesia de San Francisco el Grande. Es un conjunto conventual que sustituyó al monasterio franciscano medieval. De estilo barroco, fue construido por Francisco de las Cabezas entre 1761 y 1768, que fue relevado por Antonio Polo y por Francisco Sabatini en 1784. En esta Iglesia se exponen colecciones de pinturas de los siglos XVII al XIX. En 1770, Antonio Plá retomó la obra y logró cerrar la cúpula, la cual tiene 33 metros de diámetro, siendo la más grande de España y la cuarta de Europa, por detrás de la Basílica de San Pedro y el panteón de Agripa en Roma y la de Santa María de Fiore en Florencia. Desde 1980 es considerada museo nacional. Con anterioridad a la fecha de realización del cuadro ha sido iglesia, hospital, polvorín, almacén de objetos religiosos, panteón nacional y museo mientras era utilizado de cuartel y prisión militar. Contiene, entre sus riquezas artísticas, lienzos de Goya, Maella, Moreno Carbonero y Ferrant entre otros.

El cuadro nos plasma una de las costumbres más características de la época en Madrid, como son las meriendas y verbenas de la festividad de San Isidro. Es una época en la que la villa de Madrid tenía 156.672 habitantes y en la que tenía trazos de una villa antigua, por la irregularidad de sus calles. La sociedad estaba organizada en estamentos, la persona nacía y crecía dentro de una clase social y no podía ascender, y la clase se basaba en criterios económicos. Se dividían en la Nobleza, el Clero y el tercer estamento o estado, que eran los campesinos, burgueses y clases populares de las ciudades.

Económicamente, se dependía fundamentalmente de la agricultura y la ganadería. También existían grandes señoríos (80%) en manos del Rey, la Iglesia o los grandes señores de la época, siendo los campesinos jornaleros o arrendatarios. Además existían talleres artesanos y comercio local y comarcal con poco desarrollo. Casi todos los aspectos sociales y económicos los regía el Rey Carlos III, la Iglesia y los grandes señores de la época, no teniendo el resto de clases ninguna opinión respecto al funcionamiento del país.

En cuanto a su emplazamiento, el casco antiguo de la ciudad, que es todo lo edificado que se ve en el cuadro, se localiza junto al río Manzanares que a modo de obstáculo determinó que la ciudad se ampliara desde el punto de vista geográfico hacia el Noroeste. Este emplazamiento viene determinado por su desarrollo histórico, que tuvo dos grandes fases:

-Medieval: el casco antiguo surge en este emplazamiento por ser una zona elevada junto al rio. Tiene un plano irregular, debido al crecimiento no planificado, es una ciudad cerrada, limitada por murallas y por la falta de espacio de lugar a calles pequeñas y estrechas. La ciudad surgió también en esta zona, por estar en torno al Palacio Real, antiguo Alcázar, aparecen las calles más importantes desde este punto hasta las puertas de la muralla en forma radial.

– Moderno (siglos XV-XVII): en esta época, su desarrollo y crecimiento está unido a su carácter de capital y las actuaciones urbanísticas de la monarquía absolutista del siglo XVII.

La siguiente modificación de la ciudad se hará con el inicio de la industrialización en el siglo XIX. La población aumenta y se diversifican los usos del suelo, y tiene una importante transformación el casco antiguo. Se remodelan y amplían nuevas calles que facilitan las comunicaciones y se habilitan nuevos espacios para edificar. Desaparecen los recintos amurallados para dar lugar a una expansión planificada de nuevas áreas residenciales (Ensanche). Entre las principales áreas de ensanche, se localizó en la zona este del casco antiguo, llamado distrito de Salamanca (obra del ingeniero Carlos María de Castro), siguiéndole el del distrito de Argüelles-Moncloa (en la zona Norte). Presentaban un trazado regular y ortogonal que facilitaba la parcelación, la venta de terrenos y la organización de la circulación (clave para el desarrollo del transporte y su posterior ampliación urbanística).

El desarrollo en el transporte, permitió la urbanización periférica, siendo el que más destacó la Ciudad Lineal de Arturo Soria (el proyecto se realizó teniendo como eje a una ancha calle central, vía de comunicación, en torno a la misma se debían construir, en parcelas regulares). El desarrollo de la industria, el aumento acelerado de la población y el avance de los transportes provocó un rápido crecimiento del espacio urbano. Surgen otros ensanches, siguiendo las principales vías de comunicación, se extienden, con una planificación cada vez más irregular, hasta englobar núcleos urbanos y rurales ya existentes. Estos pueblos periurbanos presentan planos irregulares, propios de los núcleos preindustriales. Corresponden a esta etapa las zonas del Fuencarral (Norte), Hortaleza (Este), Vallecas ( SE), Carabanchel ( Sur) …

La rapidez de este crecimiento, la necesidad de construir viviendas para la población trabajadora y la especulación darán lugar, a mediados del siglo XX, a un urbanismo desordenado y difuso, que no presentan una calidad ni en el trazado urbano, ni en los equipamientos, ni en las edificaciones. Este nuevo urbanismo se localiza en la periferia y se construyó a partir del enorme crecimiento de la ciudad desde la posguerra. En ella pueden distinguirse diferentes tipos de áreas:

1. Las áreas residenciales son de distinta categoría; antiguos barrios de chabolas, mejorados posteriormente; diversos tipos de poblados de promoción oficial de la década de 1950, con malos materiales y escasos equipamientos, recibieron después remodelaciones y mejoras ( Manoteras, San Blas, entrevías..); barrios de bloques y torres con trama abierta y de diferentes niveles en las décadas de 1950 a 1970 ( Concepción, Aluche..) y urbanizaciones de viviendas unifamiliares de baja densidad a partir de la década de 1970.

2. Las áreas industriales son también de diverso tipo: polígonos industriales relacionados con el desarrollismo de la época, localizados principalmente en el sector sur, junto al río Manzanares y nuevos espacios industriales de mayor calidad (parques industriales y empresariales, en el sector norte y noreste.

3. Las áreas de servicios y equipamientos buscan en la periferia espacios más baratos: centros comerciales, escolares, sanitarios… a partir de la década de 1980.

Sergio Osuna

05/4/13

MADRID (Alfred Guesdon, 1854)

Esta imagen corresponde a una litografía realizada por el francés Alfred Guesdon en el año 1854  bajo el título “Vista de Madrid con la plaza de toros”. Sus obras se caracterizaban por las vistas aéreas de las diferentes ciudades europeas las cuales realizaba con ayuda del fotógrafo Charles Clifford y utilizando un globo aerostático. Esta litografía se encuentra expuesta en el Museo de Historia de Madrid y en ella podemos ver representados diferentes elementos urbanísticos de esta misma ciudad en el siglo XIX. Uno de ellos es el más representativo de esta ciudad: la Puerta de Alcalá, que fue construida por orden de Carlos III sustituyendo a otra que existía desde el siglo XIV. En la actualidad ha llegado hasta nosotros sin apenas modificaciones, aunque se pueden observar algunas huellas de metralla en la superficie de las tropas francesas en 1808 y de los Cien Mil hijos de San Luís en 1823.

Lo más característico de esta imagen es la plaza de toros, construida por el Rey Fernando VI en 1749 y reformada por el arquitecto Pló en 1722. Pero fue en la segunda mitad del siglo XIX cuando se lleva a cabo su derrumbamiento debido al crecimiento de la ciudad. También se puede observar una fábrica o zona industrial en la parte derecha, situada justo al lado de la plaza de toros, dedicada a la fabricación de carruajes. A la derecha de la Puerta de Alcalá, se sitúa el Real Pósito de Madrid, cuya principal función era la de era resolver los problemas de abastecimiento de pan, por lo que Felipe IV la manda construir en 1664.

 La concentración de buena parte de la burguesía comercial y financiera en la capital política de España hizo que Madrid se embelleciera. Una de las calles que se aprecia en la litografía es el tradicional “Paseo del Prado”, también llamado “El Paseo del Arte” donde en la actualidad se concentran el famoso Museo del Prado, el Museo Thyssen y el Centro de Arte Reina Sofía. Siguiendo el Paseo del Prado nos podemos encontrar con el Museo Thyssen, también llamado el Palacio de Villahermosa, en el cual residieron los duques de Villahermosa hasta el año 1966. Fue construido en el siglo XIX, aunque sus orígenes se remontan al siglo XVII al construirse la confluencia del Prado Viejo y la carrera de San Jerónimo. Otro de los elementos que se pueden apreciar en la imagen son los cuarteles del Retiro, construidos tras el derrumbamiento de la plaza de toros y aprovechando los materiales de la misma en 1819. En 1864, se vieron perjudicados debido a una explosión provocada en uno de los depósitos de pólvora en la que fallecieron un gran número de soldados.

Las calles y cafés de Madrid  fueron escenario privilegiado para la difusión de las distintas ideologías políticas y su población creció a medida que se ensanchaban los nuevos barrios, como el de Salamanca.

En cuanto al  trazado urbano de esta litografía lo podríamos definir como irregular ya que no nos muestra una forma definida. Las calles no siguen un orden fijo, son estrechas y suelen tener diferentes anchuras en su recorrido. Si comparamos esta imagen de la ciudad con la de la actualidad se pueden observar algunos cambios, uno de ellos es la ausencia de la plaza de toros y de la fábrica o zona industrial que se situaba próxima. La mayor parte del espacio que ocupaba la plaza de toros sería el que ocupa actualmente la manzana situada entre las calles Serrano, Conde de Aranda, Claudio Coello y Columela. Otro cambio sería los edificios inexistentes como el cuartel de artillería o los cuarteles del Retiro, así como el Real Pósito de Madrid que fue derribado en 1869 y en la actualidad es ocupado por el palacio de Linares y de Zabalburu, además de diversos edificios de viviendas.

Elena Cabello González

11/19/12

MADRID (José Luis Suárez, 2008)

PINTURA DE JOSE LUIS SUAREZ

José Luis Suarez, contemporáneo, estudió dibujo y pintura en Bellas Artes. Viaja frecuentemente buscando temas para pintar y ha expuesto en varias ciudades españolas. Llegó a tener su propia galería y toma el paisaje urbano como la parte principal de su obra, ha sido incluido dentro de los  pintores fotorealistas e hiperrealistas. Siguiendo los pasos de Richard Estes, Rackstraw Downes,  Yvonne Jacquette, y el español Antonio López.

Este cuadro es un Oleo sobre lienzo de 80×60 cm, donde se puede observar una panorámica de la ciudad de Madrid, en el año 2008, vista desde el gran parque, denominado Casa de Campo, cuyos orígenes se remonta a 1519, cuando Francisco de Vargas, miembro del Consejo de Castilla en tiempos de los Reyes Católicos, construye una casa de campo en los terrenos que posee su familia al otro lado del río. En 1561 Felipe II, compra estos terrenos con el motivo de crear una zona de recreo y de caza, encargando su acondicionamiento a Juan Bautista de Toledo.

Con la llegada de los Borbones, y tras la construcción del Palacio Real, la Casa de Campo experimentó grandes cambios. Fernando VI adquirió más de mil hectáreas, aumentando su extensión y declarando el lugar como Bosque Real. Después, en 1773, Carlos III encargó al arquitecto Francesco Sabatini la renovación del palacete, así como la creación de una canalización para el riego y una tapia que impidiera la entrada a cazadores furtivos. Finalmente, en 1928, Alfonso XIII cedió los terrenos del Jardín de Felipe II al Comité de Plantas Medicinales del Ministerio de Agricultura, quedando desde entonces abierto al público.

El Nombre de Madrid se cree que procede de Matrice; este término, aludía al arroyo que discurría por entre dos colinas enfrentadas, así que “Matrice” significaría madre de aguas. Este nombre evoluciona a “Mayrit”, con la llegada de los árabes y de aquí a Madrid. La ciudad ha pasado por distintos momentos, pero el de mayor relevancia es el Madrid de los Austrias. En el año 1561, Felipe II comunica desde Toledo al Concejo de la villa, su firme decisión de trasladar  la Corte a la Villa del Manzanares. Hasta este momento la Corte era itinerante entre varias ciudades, dependiendo de donde residía el monarca.

Madrid estaba situada en el centro peninsular, en un punto equidistante de los extremos de la península. En aquel entonces era una ciudad cerrada, limitada por murallas, y la falta de espacio daba lugar a calles pequeñas y estrechas. La ciudad surgió en torno al Palacio Real, por entonces, Alcázar. Las calles más importantes partían del centro en sentido radial hasta las puertas de la muralla. El centro quedó constituido entonces por la Plaza Mayor. El aumento de población fue muy veloz durante los casi cuarenta años de reinado de Felipe II, así que el urbanismo se encontró en poco tiempo ante una situación de crecimiento desaforado, caótico e incontrolado, donde la especulación y las construcciones esporádicas abundaban. Como resultado de ello, la capital se convirtió en  una ciudad sucia, desordenada, polvorienta, con edificios muy humildes, que carecía de servicios urbanos, como el empedrado de las calles o el alcantarillado.

Con la llegada de los Borbones la Corte (1700), se iniciaron numerosas reformas que pretendían mejorar lo inapropiado de Madrid como capital de la dinastía. Así se creó un tándem entre el Marqués de Vadillo y Pedro Ribera, que hicieron algunos de los más hermosos y característicos monumentos de la capital, como la Ermita Virgen del Puerto y el Puente de Toledo. Se crearon paseos y obras de embellecimiento y saneamiento, durante toda la segunda mitad del siglo XVIII. Uno de los proyectos más significativos fue la construcción de un nuevo y suntuoso palacio real que sustituyera al antiguo Alcázar. 

A principios del siglo XIX José I realizó numerosos derribos para ampliar espacios abiertos, lo que le granjeó el sobrenombre de «Rey Plazuelas». El deterioro de las reformas ilustradas, más los escombros acumulados por estos derribos de Bonaparte y los destrozos de la guerra, conformaron un cuadro de abandono y desolación. Ampliar Madrid se hacía necesario no sólo por su creciente población sino con objeto de regularizar y ordenar,  no ya su entorno interior sino su territorio de extramuros. Había que crear las futuras grandes vías y las calles ordinarias, comunicar  las diferentes líneas de ferrocarril, encauzar el río, crear grandes parques, alamedas y plazas y  designar los terrenos destinados a edificios públicos.

Los técnicos municipales distinguían en 1929 tres grandes zonas perfectamente diferenciadas: el “Interior”, el “Ensanche” y el “Extrarradio”.  La intervención urbanística se vió favorecida por la apertura de una gran calle denominada popularmente: la Gran Vía, como un puente entre el este y el oeste de la ciudad. Comienza con el edificio de La Unión y el Fénix (actual edificio Metrópolis)  y termina en la Plaza España. Aparecen las primeras construcciones de gran verticalidad en el entorno de esta plaza: el Edificio España y la Torre de Madrid. Se inicia la Catedral de la Almudena que nace primero como un templo madrileño que substituye a la vieja Iglesia de Santa María, derribada por reformas urbanas. Parte de sus obras emblemáticas en Madrid se edifican en el eje Puerta del Sol hasta Plaza de Cibeles a lo largo de la calle de Alcalá como el Edificio de la Telefónica, que hacen de la capital una auténtica metrópoli.

Por último en el siglo XXI se construyen en la Ciudad Deportiva del Real Madrid las Cuatro Torres Business. Esta zona consta de cuatro rascacielos, que son los edificios más altos de Madrid y de España. Éstas compondrán junto a la Torre de Picasso y la puerta de Europa, el skyline de la ciudad de Madrid, constituyendo una de las  pocas ciudades que cuenten con una silueta urbana característica que las identifique de forma inequívoca junto a Nueva York, Toledo, Praga o Londres.

Pablo Ángel Prado Martín
 

05/15/12

MADRID (José Morán Vázquez, siglo XX)

 

El casco antiguo de Madrid, con origen en la medina musulmana, surgió de un emplazamiento estratégico determinadas por una serie de limitaciones topográficas: la disposición del caserío original en las zonas elevadas sobre el río y el barranco de la calle de Segovia, donde se establecerán al lado norte la alcazaba y al sur los barrios mozárabe y judío.

Cuando Felipe II hizo de Madrid la capital de España, acordó con las autoridades de la villa establecer una llamada Carga de Aposento que las autoridades madrileñas pactaron con el rey, a cambio de que éste estableciese la capitalidad en Madrid. Los madrileños, no especialmente contentos, empezaron a construir las que fueron llamadas casas a la malicia, de una sola planta, para no sufrir las incomodidades de la Carga. Como resultado de esto el casco urbano se extendió rápidamente y en unos cuarenta años, a principios del siglo XVII, llegó hasta la cerca que más tarde se construiría y que perduraría prácticamente hasta el siglo XIX. De esta manera, mientras la ciudad volvía a crecer en altura, se había extendido con un trazado muy irregular y desorganizado.

Más allá de los bulevares que se abrieron cuando se derribó de la cerca del siglo XVII, se construyó el ensanche de la segunda mitad del siglo XIX, proyectado con un trazado ortogonal por Carlos María de Castro, y llegando la zona urbana hasta el entonces denominado Paseo de Ronda. A comienzos del siglo XX se planificó en su zona noreste la Ciudad Lineal de Arturo Soria. El ensanche  se extendió hacia el este de lo que pasaría a ser el eje central de la ciudad, el Paseo de la Castellana. Estos cambios hicieron que el plano irregular de la ciudad fuera cambiando poco a poco, combinándose con zonas de morfología ortogonal y otras de plano lineal, a las afueras.

Desde finales del siglo XIX el centro histórico sufrió alteraciones puntuales de alguna importancia, siendo la intervención más significativa la apertura de la Gran Vía, que junto con otras partes en torno a la Castellana formaron unos ejes «pantalla» que aislaron a sus lados las zonas de menor altura de edificación y menor anchura del viario.

En resumen, el plano de Madrid ha ido cambiando a lo largo de su historia. Empezó con una ordenación desigual, y a medida que creció la ciudad, durante la Edad Moderna, se mezcló con un plano radial, haciendo que las calles mas importantes partieran del centro hacia las afueras. En el siglo XIX se construyó el ensanche y la Ciudad Lineal, haciendo de una parte del mapa urbano de Madrid una zona más moderna y ortogonal.

Alberto Pérez Martínez

 

05/14/12

MADRID (Antonio López, 1981)

 

La Gran Vía es una de las principales calles de Madrid. Comienza en la calle de Alcalá y termina en la Plaza de España. Su construcción  comenzó el 10 de Abril de 1910 y  terminó a mediados del siglo XX. Desde entontes esta calle es una de las principales atenciones históricas, turísticas y comerciales de Madrid. En España se la conoce popularmente como el Broadway Madrileño, aunque ha tenido varias denominaciones a lo largo de los años. Empezó con tres nombres, uno para cada uno de sus tramos: Conde de Peñalver, Pi i Margal y Eduardo Dato. Durante la Guerra Civil se llamó sucesivamente Avenida de Rusia, Avenida de la Unión Soviética y Avenida de la CNT. Luego Franco la cambió a Avenida de José Antonio. Finalmente, fue el alcalde Enrique Tierno Galván quienn la bautizó oficialmente como Gran Vía en 1982.

La longitud de esta calle es de 1,3 km y tiene una anchura de unos 25 metros, salvo en la parte del bulevar, donde alcanza 35 metros. Los edificios que componen esta calle son característicos de la arquitectura de los siglos XIX y XX. La parte superior de los mismos se destina a viviendas mientras que en la parte inferior se encuentran zonas comerciales, las cuales son en su mayoría de lujo o de marcas muy conocidas. Las fachadas buscan la monumentalidad y dan una elegancia y modernidad muy característica a esta parte de la ciudad, dando a entender que se trata de un lugar emblemático. Este tipo de arquitectura se conoce como ecléctica, y su característica principal es la de combinar dos o más estilos arquitectónicos en una nueva estructura, que a su vez, resulte algo nuevo, con características de las corrientes que toma, pero con otras nuevas.

La calle tiene tres tramos perfectamente diferenciados: el que va de la calle de Alcalá a la Red de San Luis (dónde son numerosos los edificios de estilo francés); el que abarca La Red de San Luis y la Plaza del Callao; y el que va desde la Plaza del Callao hasta la Plaza de España (con mayor presencia de edificios de estilo neoyorquino). La Gran Vía es conocida mundialmente por sus tiendas y por sus edificios emblemáticos, algunos de los cuales son el edificio de Telefónica, que fue el primer rascacielos de Europa y ahora es el edificio más alto de esta calle, el edificio Capitol, construido en 1933 con aires arquitectónicos alemanes y neoyorquinos, y el edificio Grassi (mostrado en la imagen), que fue construido en 1952.

La construcción de la Gran Vía y de toda esta ampliación urbanística se debió a varios motivos. Uno de ellos fue la necesidad de facilitar el tránsito por el entramado de callejuelas que conformaban el centro histórico de la ciudad, abriéndolas de esta manera hacia el ensanche desarrollado en la segunda mitad del siglo XIX. De esta forma, la calle actuó como vía de comunicación que enlazaba los barrios del centro con los del oeste de la ciudad, evitando así los desplazamientos periféricos. La otra razón el deseo de descongestionar el casco histórico, a causa del creciente tráfico y con ese fin fue planificada como punto de encuentro de los ciudadanos y como área recreativa y comercial.

Teniendo en cuenta lo comentado anteriormente, se puede concluir que la morfología de esta zona pretendía ser ortogonal o en cuadricula, cortando las calles más pequeñas en ángulo recto, con algunas plazas intermedias, aunque la trama urbana preexistente dificultó esta pretensión en algunos puntos, donde continuó habiendo ángulos irregulares. A simple vista la pintura parece sugerir que existe una trama amplia y abierta, pero si se observa con detenimiento se puede advertir cómo se empieza a densificar y la edificación desarrolla en sentidovertical.

Otro aspecto destacable es la función comercial ligada al sector de servicios, como se aprecia claramente en el edificio Grassy, conocido por todos como una joyería de lujo. Las características que ofrece la calle en relación a su alumbrado público, su pavimentación, sus respectivas señales o las buenas comunicaciones que ofrece, son factores clave que potencian las actividades económicas. La Gran Vía albergó los primeros grandes almacenes de Madrid, además de cines, teatros, bares, cafés y escaparates de lujo que han sido muy frecuentados desde sus primeros años de existencia. La calle es extraordinariamente activa, tanto de día como de noche, pues es habitualmente utilizada como lugar de ocio y entretenimiento.

A pesar de ello, el pintor Antonio López ha representado la calle totalmente vacía, sin rastro de vida ni de actividad, y ningún viandante, queriendo transmitir la belleza y majestuosidad de la calle por sí misma, sin su ajetreo habitual. En todo caso, el tema de la soledad, el vacío y el silencio son recurrentes en la obra de Antonio López.

Jesús Hernández Villahermosa y Noelia Tejero San José

 

05/13/12

MADRID (Pedro del Toro, Siglo XX)

Este es un cuadro del pintor hiperrealista Pedro del Toro. Tiene como título “Loewe” por la tienda que aparece en él, y se centra exclusivamente en el paisaje urbano. Esta imagen de ciudad contemporánea (siglo XX), corresponde a una de las principales calles de Madrid, concretamente a Gran Vía que comprende desde la Calle Alcalá hasta la Plaza de España y se encuentra en el centro de Madrid y está en el centro de la Península Ibérica. Fue la única calle nueva que se realizó sobre trama urbana ya construida. Consistió en la prolongación de la Calle Preciados, enlace con la Plaza de Callao y alineamiento con la Calle Alcalá.

La Gran Vía, por tanto, se encuentra en el casco histórico de Madrid. Se construyó a principios del siglo XX y su principal fin para construirla, fue mejorar la comunicación de la capital de este a oeste. Se hizo como lugar de encuentro entre ciudadanos, con visión comercial, de ocio y turístico, ya que en ella se encuentran gran cantidad de comercios y lugares de ocio, como grandes cines, cafeterías y famosos teatros donde también se realizan musicales de gran prestigio en la actualidad. También es un gran reclamo turístico por los museos existentes y principalmente por la historia de sus fachadas y la historia que alberga la ciudad en sí misma. Su morfología es lineal, es decir, que las construcciones de carácter urbano se desarrollan entorno a una arteria principal de tráfico, en este caso la calle Gran Vía. Esto sirve para regular en parte el trazado irregular de esta zona de la ciudad de Madrid.

Los elementos que configuran el espacio urbano en esta imagen son una gran vía de comunicación, que permite un tránsito de vehículos, transporte urbano fluido y permite enlazar distintos puntos de la ciudad. No se aprecian espacios abiertos como plazas, parques o jardines, y solo hay árboles aislados, como presencia del medio natural. Las construcciones que se pueden apreciar son principalmente viviendas de desarrollo vertical con una fachada de carácter histórico y con valor monumental.

Las edificaciones son de gran altura y siguen diseños específicos de la arquitectura ecléctica de principios del siglo XX. Se aprecia también algún edificio en construcción, lo que se puede deducir que están rehabilitando o mejorando las fachadas, ya que tienen un gran valor histórico. Al final de la imagen se encuentra el edificio Telefónica, que pertenece a la generación del 25, construido en 1929 y fue de los primeros rascacielos construidos en Europa y el primero en España. A pesar de su modernidad, estilísticamente tiene rasgos del Barroco Madrileño del siglo XVIII.

En la imagen se pueden apreciar otros elementos como pequeños comercios del sector terciario, en el que destaca la tienda le “Loewe” que lleva fundada en la vida real desde 1939 y es un indicador de clase social alta, ya que es una tienda de artículos de lujo. Efectivamente, el sector económico predominante en Madrid es el terciario, ya que no produce bienes, sino diferentes tipos de servicios, como por ejemplo transporte, comercio, turismo, ocio, etc. La clase social que reside en este lugar este lugar debe ser de clase alta o media-alta, ya que esté situada en el centro de la capital Española y la tienda de artículos de lujo “Loewe” es un indicador de que esta clase social consume aquí.

José María Bayona Moreno

05/13/12

MADRID (Antonio Van der Wyngaerde, 1562)

La imagen que elegida es una de las 62 vistas de ciudades españolas realizadas por el dibujante flamenco Anton van den Wyngaerde en la segunda mitad del siglo XVI, por encargo de Felipe II. Los dibujos tienen un gran nivel de detalle y meticulosidad, como puede apreciarse en este de la ciudad de Madrid. La imagen permite ver con claridad tanto el ámbito geográfico como los principales monumentos y aspectos urbanísticos de Madrid en el año 1562, desde su extremo occidental.

Podemos observar en primer lugar el paisaje en el que se asienta la ciudad, sobre un promontorio a cuyos pies se abren varios barrancos. Este emplazamiento, de origen musulmán, le concede un carácter estratégico y defensivo, aunque también le ocasionará una serie de limitaciones topográficas, como que las futuras ampliaciones de la ciudad necesariamente tuvieran que hacerse hacia el noreste, y que el caserío estuviera dispuesto en las zonas elevadas, sobre el río. El emplazamiento junto al río añadiría al interés militar otros valores muy importantes, pues era un territorio rico en aguas gracias a las acequias construidas por los árabes, que posibilitaron el desarrollo agrario. En el dibujo se ve en primer término la ribera del Manzanares y las tierras de cultivo en torno suyo, que actualmente coinciden con el barrio de Carabanchel.

La estructura de la ciudad presentaba un núcleo central condicionado por los sucesivos recintos amurallados árabes y cristianos, y un campo circundante que se fue incorporando a la trama urbana debido al aumento de la población. Este incremento tuvo como consecuencia la ocupación de los espacios que había en las cavas de la muralla y extramuros. La morfología es irregular, como resultado de un crecimiento no planificado, con calles estrechas, cortas y retorcidas, al que se fue añadiendo un trazado radiocéntrico que vino determinado por los caminos que llegaban a las puertas de las murallas, y que con el crecimiento de la población terminarían siendo sustituidos por calles o plazas. Esta estructuración dio lugar a una serie de medidas como la erradicación de fraguas, herrerías y mataderos de la villa y su nuevo emplazamiento en el arrabal.

El elemento más visible en la imagen es quizás la muralla medieval, que sería reforzada poco después, en 1566. La historia de la muralla comienza con el dominio islámico y la propia fundación de la ciudad, que fue construida al mismo tiempo que la fortaleza de Mayrit (850-866), con el objetivo de vigilar el camino fluvial del río Manzanares. Con la conquista cristiana de Mayrit, en siglo XI, el primitivo recinto amurallado fue ampliado, levantándose una de mayor perímetro conocida como la muralla cristiana de Madrid. Esta muralla, a diferencia de la árabe que estaba estructurada en torres cuadrangulares, se articuló a partir de torreones semicirculares. Existían cinco puertas de acceso a la ciudad: la Puerta de la Vega en la muralla árabe, la Puerta de Moros, la Puerta Cerrada, la Puerta de Guadalajara y la Puerta de Balnadú, de las que hoy en día no se conserva ninguna.

La muralla acabó utilizándose para adosar casas a ambos lados y servir de medianería. La villa madrileña no perdería su función defensiva en ningún momento aunque a partir de 1463, cuando le fue concedido su primer mercado, fue desarrollando una creciente actividad comercial que se celebraba en la plaza junto al Alcázar árabe. Posteriormente se abrieron otros dos mercados extramuros de la ciudad.

En 1561 Felipe II trasladó la corte a Madrid, instalándola en el Alcázar, que es otro de los elementos destacados de la imagen, en su extremo izquierdo. El Alcázar se fue ampliando durante los siglos XVI y XVII hasta convertirse en la residencia principal de la monarquía española. Ya había ejercido como tal en determinados momentos durante el reinado de la dinastía Trastámara, y continuó haciéndolo hasta su destrucción en1734, a causa de un incendio. Además, era sede de muchos tesoros artísticos que se perdieron en el incendio, entre ellos mas de 500 cuadros, aunque otros pudieron rescatarse, como por ejemplo Las Meninas de Velazquez. Sobre las ruinas del Alcázar se contruyó a lo largo de todo el siglo XVIII el llamado Palacio Real Nuevo, que es el que subsiste en la actualidad en esta localización.

Gracias a la llegada de la corte, la villa pasó de tener casi 13.000 habitantes a casi 30.000 al final del siglo XVI. Los motivos por los cuales Felipe II decidió situar en Madrid su capital fueron varios. Por un lado, el deseo de separar la corte de la influencia del arzobispo de Toledo, y por otro, la incomodidad de la reina, que se asfixiaba entre los muros del Alcazar toledano. La situación geográfica de Madrid, en el centro de la Península Ibérica, su clima suave y su magnifico entorno natural, rodeado de bosques propicios para la caza, terminaron de convencer del cambio. El caso es que a partir de entonces Madrid se convirtió en centro político del Imperio Español.

A consecuencia de su capitalidad, la población de Madrid experimentó un crecimiento demográfico vertiginoso y un desarrollo urbanístico muy desordenado. A la ciudad llegaban gentes de todas partes para cubrir las necesidades de la corte (secretarios, escribanos, funcionarios, letrados), así como aventureros, pícaros y aspirantes a cargos en la administración del Estado. Por este motivo, la economía de la época también se vio transformada, pues lo que era un simple pueblo centrado en actividades agrícolas, se transformó en una gran ciudad de funciones político-administrativas y nuevas actividades económicas centradas en el sector de servicios.

En 1562 Felipe II adquirió a la familia Vargas los campos y huertas de la actual Casa de Campo para convertirlas en coto de caza. Esta zona viene representada a la izquierda de la imagen. A los pies del Alcázar se distingue el Campo del Moro, que pretendía ser un jardín privado para uso real, con el objetivo de salvar eldesnivel existente entre el Alcázar y la hondonada del río Manzanares. La iniciativa también surgió en la época de Felipe II pero no tuvo éxito y más tarde no pudo llevarse a cabo por las dificultades del terreno. Por fin, en 1810 el arquitecto Juan de Villanueva inició sus obras diseñando una gruta artificial para conectar los jardines del Palacio Real con los de la Casade Campo, al otro lado del Manzanares.

Otros elementos que aparecen en el dibujo son la Cuesta de San Vicente, el Puente de Segovia y el Puente de Toledo. La Cuesta de San Vicente era antiguamente un camino que comunicaba la Montaña del Príncipe Pío y el Campo del Moro, y que ganó mportancia en el siglo XIX, cuando se construyó la Estación del Norte, puesto que convirtió a la calle en una de las principales entradas a la capital. 

El Puente de Segovia es el puente más antiguo de Madrid, construido por el arquitecto Juan de Herrera entre los años 1582 y 1584 por orden de Felipe II. Consta de nueve arcos desiguales de medio punto, que desde el central decrecen simétricamente hacia ambos lados. En la imagen ya se observa el puente, pero no el de Herrera, sino uno anterior que se destruyó para construirle. El puente fue volado en la Guerra Civily posteriormente reconstruido, introduciendo algunas variaciones con respecto al diseño original.

Más a la derecha encontramos el Puente de Toledo o, como se denominó antiguamente, Puente de la Toledana. Fue proyectado por Juan Gómez de Mora entre 1649 y 1660, pero una crecida del río Manzanares lo destruyó. En 1671 se construyó otro que fue arrastrado otra vez por una riada y de nuevo volvió a levantarse en 1684. Finalmente, en 1715 se encargó una nueva reconstrucción a Pedro de Rivera, resultando una estructura de nueve arcos de medio punto construidos con sillares de granito.

Entre medias del caserío urbano destacan las construcciones religiosas, que conforman un paisaje urbano caracterizado por el gran número de torres y cúpulas. Sobresalen las de las iglesias de San Gil, San Juan, Santiago, San Salvador, San Miguel de Octoes, San Nicolás, Santa María, San Justo, San Pedro,la Capilladel Obispo, San Andrés y extramuros San Francisco. De entre todas mencionar la de San Nicolás porque es la más antigua de Madrid, con una torre campanario de estilo mudéjar y que aun conserva la estructura original.

Finalmente, otros edificios religiosos que ocupan un espacio importante son los conventos, como el convento de Santa Clara, que fue el primero de este tipo que se ubicó dentro del perímetro amurallado, el de la Concepción Jerónima, el de la Concepción Francisca y otras fundaciones como San Jerónimo el Real y el Hospital de la Latina.

Gema García García y Pablo Martínez Rebollo

 

05/12/12

MADRID (Antonio López, 1976-1982)

 

Este oleo hiperrealista fue pintado por Antonio López durante varias fechas a lo largo de 1976 y 1982. Viendo el cuadro observamos la hora que marca el reloj del edificio de la izquierda, las 21.40 horas, mostrando así uno de los mejores atardeceres de Madrid. La ausencia de tráfico en este tramo de la carretera de Barcelona parece indicar que Antonio López lo pintó el cuadro en los meses de verano. Pero por otra parte también es un rasgo característico de su obra, que profundiza en el tema de la soledad y la calma como algo muy significativo.

Madrid desde las Torres Blancas es una de las piezas más importantes del autor. La vista que podemos apreciar es familiar a todos aquellos que entran a la ciudad en dirección Avenida de América. El edificio desde la que se pintó fue obra del arquitecto Sáenz de Oíza, y es uno de los mejores ejemplos de la arquitectura vanguardista de los años 60 y 70.

La ciudad de Madrid tiene en un plano irregular en el casco histórico, con calles estrechas y retorcidas, para aprovechar el espacio. Pero a partir del siglo XIX, y como observamos en el cuadro, se empieza a crear un ensanche con grandes avenidas, calles rectas y anchas para que el tráfico sea más fluido. En esta época se empieza a construir y se asienta todo lo que hoy conocemos como
la ciudad de Madrid.

La población se triplicó entre las fechas en las que se realizó el cuadro, lo que produjo un aumento considerable de la construcción. La actividad económica siempre está en pleno desarrollo, pero desde los años 60 hasta nuestros días hemos podido observar cómo, por ejemplo, el sector de la construcción ha ido decayendo debido a la crisis de la burbuja inmobiliaria. Pero es verdaderamente el sector de servicios y la gran cantidad de empresas que hay en esta ciudad lo que hacen posible que Madrid no pare de crecer.

Mónica Ricart Arandilla 
 

05/12/12

MADRID (Antonio Joli, 1750)

La vista de la calle Alcalá de Madrid, pintada por el italiano Antonio Joli en el año 1750 aproximadamente, nos muestra una clásica visión de lo que significó esta calle en la historia de la capital española de los últimos siglos. Madrid, ciudad central de España desde 1561, es uno de los puntos más importantes de la península por su situación geográfica céntrica. La calle Alcalá fue durante muchos años uno de los puntos principales de entrada y salida de la ciudad, de manera que por ella pasaban multitud de viajeros, comerciantes y mercancías.

Es muy notable la presencia del movimiento del Barroco en la ciudad de Madrid. Con la llegada de esta corriente la arquitectura adquiere nuevas características muy importantes que han perdurado en la ciudad hasta nuestros días. La grandeza es uno de los aspectos del Barroco: calles amplias y largas, con cabida para multitud de personas y carruajes; grandes edificios adornados con cúpulas y tejados altos y torreones; extensas fachadas que ocupan toda la cara de los edificios con grandes puertas; etc.

Por ejemplo, la Casa de Postas (abajo a la izquierda en la imagen) albergaba una infraestructura capaz de recibir multitud de carruajes. En ella se depositaban mientras los itinerantes hacían negocios, comerciaban en la ciudad, o simplemente mientras hacían noche en alguna de las posadas de la calle para continuar al día siguiente con su viaje.

Abundan en la calle Alcalá los edificios de carácter religioso como el antiguo Convento de las Baronesas, comunidad de carmelitas recoletas desde el año 1651. La iglesia fue diseñada por el arquitecto Juan de Lobera en 1675 y terminada de construir 25 años mas tarde. Fue demolido en la Desamortización de Mendizábal (1836). En su emplazamiento se encuentra actualmente el Palacio de Bellas Artes de Madrid. Así mismo el antiguo Convento de la Concepción Real, de la comunidad de las monjas de la orden de Calatrava, se halla en dicha calle, casi en frente del anteriormente citado. Construido en 1623, fue destruido casi en su totalidad en la Desamortización del 1836. Hoy en día sólo se conserva la Iglesia principal del complejo arquitectónico bajo el nombre de Iglesia de las calatravas en honor al antiguo convento. El último de una larga lista de ejemplos es el Convento de San Hermenegildo construido en 1605 por la comunidad de carmelitas descalzos. El convento fue demolido en la Desamortización y se construyó en su lugar el teatro Apolo. La Iglesia se conservó y hoy en día figura bajo la advocación de San José.

Son muy numerosos los edificios de los que podríamos hacer mención. Muchos de ellos aportan hoy en día un rico patrimonio histórico a la ciudad madrileña. A mediados del siglo XVIII la calle Alcalá estaba cortada por el arroyo conocido como Canal de las Pascualas que cruzaba gran parte del centro de Madrid para desembocar en el río Manzanares. Un siglo más tarde el arroyo fue canalizado por debajo del suelo para la comodidad de la ciudad. Hoy en día prosigue su camino hasta la Plaza de Cibeles, cuya fuente bebe de las aguas de este canal.

Manuel Menéndez Piñar

05/11/12

MADRID (Lorenzo Quirós, 1760)

Este cuadro de Lorenzo de Quirós muestra el aspecto que adquirió la Calle de Platerías de Madrid (actual Calle Mayor), con motivo de la entrada de Carlos III como rey de España, en 1760. La vista está orientada desde la Puerta del Sol hacia la Casa de la Villa, la cual se distingue al fondo a la izquierda. Enfrente suyo, a la derecha se ve la torre de la Iglesia de San Salvador, que era la sede del gremio de plateros que daba nombre a la calle. Actualmente es el número 70 de la Calle Mayor.

El espacio representado es uno de los ejes más emblemáticos del llamado Madrid de los Austrias. Esta zona no tiene una morfología urbanística planificada, las calles se disponen irregularmente, de manera un tanto arbitraria. El crecimiento sin control de la población, desde que Madrid fue designada capital de la monarquía en 1561, complicó la ordenación de las calles, plazas y espacios públicos, que se acomodaron a la trama medieval preexistente. En su lugar se construyeron pequeñas plazuelas y callejones estrechos e irregulares.

La Puerta del Sol, por ejemplo, fue una construcción sin ningún tipo de planificación, resultante de la demolición de la muralla en ese punto. Sirvió para conectar el centro con vías de acceso desde la periferia, como las calles de Hortaleza y Fuencarral, pero no lo hizo de manera lineal. En cambio, la Plaza Mayor sí fue construida de forma regularizada, como un espacio rectangular diseñado sucesivamente por Juan de Herrera, Juan Gómez de Mora y Juan de Villanueva, entre los siglos XVI y XVIII. Como resultado de ello, se convirtió en un espacio público muy representativo, en el que además de celebrarse fiestas y corridas de toros constituía el centro comercial, mercantil y financiero de Madrid.

A su llegada a Madrid, Carlos III se encontró una ciudad sucia, pobre, fea, sin alumbrado y con graves problemas de salubridad. Por consiguiente, diseñó un plan de reforma urgente que en menos de treinta años cambió la imagen de Madrid para convertirla en una capital emblemática. El plan de reforma, que programó junto con el arquitecto Francisco de Sabatini, consistió en la aplicación de numerosas mejoras. Una de ellas fue la instalación de un pozo séptico en las casas, el cual se limpiaba por las noches con unos carros que el pueblo llamó las «Chocolateras de Sabatini». Otra fue la construcción de canalones para recoger las aguas de la lluvia. Las basuras se empezaron a trasladar a las afueras del casco urbano en vez de dejarlas en mitad de las calles. Se construyeron aceras, se prohibió que los animales anduvieran solos por las calles, se creó un alumbrado nocturno pagado por el pueblo.

Además de todo eso, se inició lo que podríamos considerar el primer ensanche de Madrid, trazando grandes avenidas como los paseos  de las Delicias, Acacias y Choperas. En la zona Este se organizó un gran paseo, al estilo de los «salones» franceses, sobre el Prado de los Agustinos Recoletos. El futuro Paseo del Prado cerró de esta forma el Madrid de los Austrias, sirviendo de línea de fijación que separaba el casco antiguo de la futura ampliación urbanística. La zona, conocida como el Madrid de los Borbones, se embelleció con fuentes como las de Neptuno, Apolo y Cibeles, y otros monumentos como la Puerta de Alcalá.

La capital adquirió así una imagen monumental y a la vez emblemática, modificando no sólo su aspecto urbanístico y arquitectónico, sino también sus costumbres sociales y sus hábitos culturales y de ocio, acordes con las nuevas ideas de la Ilustración. La imagen que analizamos aquí, no obstante, recoge la tradición barroca de adornar los espacios urbanos con tablados y arquitecturas efímeras de cartón-piedra para celebrar algún acontecimiento importante. En el diseño y decoración de estos elementos participaban los principales artistas de la corte y se gastaban grandes sumas de dinero, transformando la imagen de la ciudad de forma espectacular.

Ana Martín de la Sierra García 

 

05/10/12

MADRID (Antonio Joli, 1753)

 

Antonio Joli pintó esta vista de Madrid en el año 1753, desde el puente de Segovia. En la pintura se puede observar el Palacio Real, la Puerta de San Vicente, la ermita de la Virgen del Puerto, el río Manzanares, el Puente de Segovia y a lo lejos varias cúpulas y torres de las numerosas iglesias y conventos de la capital. Antonio Joly era un pintor italiano que vino a Madrid en el año 1750 y durante los cuatro años que vivió en la ciudad se dedicó a pintar diferentes paisajes de la misma, como la Calle de Alcalá, la Calle de Atocha, etc.

En la primera mitad del siglo XVIII, Madrid todavía se caracterizaba por tener las calles estrechas, empinadas, con baches, mal distribuidas y aglomeradas. El viejo Alcázar de los Austrias, construido junto a la muralla medieval, era la sede de la corte y el punto estratégico más alto de la villa. Con la llegada de los Borbones, el rey Felipe V ordenó que se construyeran nuevos monumentos y espacios urbanos abiertos, con el propósito de embellecer los alrededores del Alcázar. Este edificio además fue completamente destruido en 1734, por culpa de un incendio, y después sustituido por el Palacio Real Nuevo.

Al este del Palacio se situaban las iglesias y conventos con el perfil de cúpulas que caracterizaba a la época. También se encontraban allí las casas e instalaciones artesanales dedicadas al curtido y confección de pieles. Así se observa en la imagen que hay una importante y clara diferencia entre dos zonas de arquitectura distinta, la del Palacio Real a la izquierda, y la de Madrid de los Austrias a la derecha.

Con la llegada al trono de Carlos III, las reformas urbanísticas se multiplicaron en Madrid, con la intención de embellecer la ciudad. Así se construyeron parques, plazas, paseos, puentes, fuentes, hospitales, edificios para uso científico, etc. Por eso Carlos III fue considerado el mejor alcalde de Madrid. Estas reformas se localizaron en lo que antiguamente era la periferia de la ciudad, en torno al Prado de los Agustinos Recoletos.

En esta época las actividades económicas se centraban en el comercio y en una incipiente industria. Felipe V quiso reanimar el mercado colonial y Fernando VI inauguró las Reales Fábricas, germen de la producción industrial en España. Cuando el Marqués de la ensenada fue nombrado secretario de Hacienda, se promovió un nuevo sistema social y económico, creando un impuesto único que dependía del nivel económico de cada persona, y persiguiendo el fraude fiscal con el fin de incrementar los ingresos. Con todo ello, la población de Madrid aumentó, convirtiéndose en la ciudad más habitada de la monarquía.

Para finalizar destacaremos los elementos urbanos que se muestran en la pintura. A la izquierda se encuentra el Palacio Real, que fue iniciado en 1738 por orden de Felipe V sobre el antiguo Alcázar. Para evitar incendios, el Palacio Real fue construido enteramente en piedra y ladrillo, sin utilizar nada de madera. Debajo está la Puerta de San Vicente, que fue diseñada por Pedro de Ribera a instancias del Marqués de Vadillo en 1726, como puerta de acceso a Madrid. Prácticamente en el centro de la imagen, en primer plano, se halla la ermita de la Virgen del Puerto, construida en 1716 como hito en torno al que urbanizar la gran explanada existente entre el parque del Alcázar y el Río Manzanares. Es uno de los monumentos más bonitos de Madrid pero tras los daños sufridos en la Guerra Civil ha sufrido diversas reformas. Finalmente, el Puente de Segovia, que fue construido por Juan de Herrera en 1582. Fue levantado por orden de Felipe II a consecuencia de la instalación de la corte en Madrid, para acceder a ella desde el camino de Segovia.

Paloma Gutiérrez Pecos

 

05/8/12

MADRID (Pedro Teixeira, 1656)

 

Esta imagen forma parte del plano más importante y representativo de la ciudad de Madrid en el siglo XVII. Fue realizado por Pedro Teixeira, natural de una familia de cartógrafos portugueses que se trasladó a vivir a Madrid. Allí realizaró su último gran trabajo, la Topografía de la Villa (también llamado Plano de Teixeira), que es su obra más famosa, finalizada en 1651 y publicada en 1656.

El plano representa un área del Madrid de los Austrias y responde a un  trazado irregular, que se caracteriza porque no tiene una forma determinada, sino que se compone de un complejo entramado de calles estrechas y cortas. Está influido por la topografía del terreno y por la falta de planificación urbanística (crecimiento espontáneo, autoconstrucción, ausencia o laxitud de las normas, etc.). La mayor parte de los cascos antiguos de las ciudades históricas presentan este tipo de trazado.

En aquella época había en Madrid un elevado número de edificios religiosos, algunos de ellos anteriores a la llegada de la monarquía y la corte, y otros nuevos patrocinados por ellas. Llegó a haber 57 conventos de religiosos y religiosas, 18 parroquias y sus anejos, sin olvidar los 18 hospitales con sus capillas. Los conventos incorporaban, iglesia, claustro y huerta, y daban al Madrid de los Austrias el carácter de una ciudad conventual.  Pero al igual que en otras ciudades renacentistas y barrocas, el esplendor arquitectónico de estos edificios contrastaba la pobreza urbanística y social. El análisis detallado del plano de Teixeira, muestra multitud de ejemplos a este respecto.

Madrid en el siglo XVII contaba con una población aproximada de 100.000 habitantes. Era villa y corte, y por tal razón residían en ella muchos nobles, funcionarios del Estado y clérigos. Así surgió una amplia burguesía formada por artesanos y mercaderes, que prestaban sus servicios y vendían a la población de artículos de lujo, utensilios, herramientas, prendas y productos de primera necesidad. Otro grupo importante era los letrados, entre los que cabría incluir secretarios, prestamistas, médicos, abogados, escritores y artistas. Finalmente, el pueblo llano o trabajador manual, que en Madrid se dedicaba fundamentalmente a la servidumbre.

La plaza de la Cebada, representada en esta imagen, surgió en el siglo XV a extramuros de la Puerta de Moros de la muralla de Madrid. Aquí estaba uno de los mercados madrileños más importantes para la venta de cereales y legumbres. La plaza recibe este nombre porque allí se separaba la cebada destinada a los caballos del rey y los regimientos de caballería. También fue el escenario de varias ejecuciones públicas de personajes célebres, como la del General Riego en 1824, por haber liderado una revolución liberal contra Fernando VII. 

Dentro de Plaza encontramos varios edificios importantes, como el Hospital de la Latina con su iglesia, fundado por Beatriz Galindo, “La Latina”, una de las mujeres más cultas del siglo XV; en su solar se encuentra hoy el Teatro de la Latina. También la Fuente de la Abundancia, diseñada en 1617 por el arquitecto real Juan Gómez de Mora. Esta fuente estaba formada por un templete de planta cuadrangular, de estilo clasicista, coronado en cada uno de sus cuatro flancos por un frontón triangular y, en la parte superior, por una cúpula sobre la que descansaba el grupo escultórico de la Abundancia. Los frontales estaban decorados con blasones alusivos a la Villa de Madrid y a la Corona de España, y en una oquedad abierta transversalmente en mitad del cuerpo principal se alojaban cuatro osos que arrojaban agua, en clara referencia a uno de los símbolos de la capital. La fuente sería destruida en 1870 por culpa de la construcción del nuevo Mercado de la Cebada, en hierro y cristal. Otros edificios de interés eran el Humilladero de Nuestra Señora de Gracia, fundado por la cofradía de la Santa Vera Cruz hacia 1500, y varios conventos como el de la Pasión, de la Orden de Santo Domingo, y el de religiosas de San Gerónimo.

Marta Sánchez Cámara

05/6/12

MADRID (P. Teixeira, 1656)

 

La imagen es un fragmento del plano de Madrid que realizó Pedro Teixeira, cartógrafo portugués al servicio de la monarquía española, en el año 1656. Su eje central corresponde al Prado de los Agustinos Recoletos.  Durante el reinado de Carlos III, en el siglo XVIII, toda esta zona de urbanizó dando lugar al Paseo de Recoletos, y se prolongó hacia el sur por el Prado de San Jerónimo, denominándose allí Paseo del Prado. En el cruce de este gran eje con la calle Alcalá se situó uno de los puntos emblemáticos del Madrid de los Borbones, embelleciéndose con la Fuente de la Cibeles. Otras fuentes monumentales que se ubicaron a lo largo de este paseo fueron las de Apolo y Neptuno.

En el cuadrante inferior derecho se encuentran los jardines del Palacio del Buen Retiro. En el año 1616 Felipe III adquirió estos terrenos situados en el Prado de San Jerónimo y los decoró con fuentes y jardines. En 1630 el Conde-Duque de Olivares decidió levantar un palacio de recreo para Felipe IV y eligió este lugar por ser una zona muy transitada por los madrileños y donde la nobleza poseía numerosos palacetes en los que celebraban fiestas. En la actualidad sólo se conservan los jardines convertidos en parque público, el Salón de Reinos, que era una de las estancias principales del palacio y luego fue sede del Museo del Ejército, y el Salón de Baile, conocido en la actualidad como el Casón del Buen Retiro.

En la confluencia del Paseo de Recoletos con la calle de Alcalá por la izquierda, en el Altillo de Buenavista, se ubicó el Palacio de Buenavista, construido en 1777 por la Duquesa de Alba. En 1810 este edificio se destinó a museo de pintura pero en 1847 fue cedido al Ministerio de la Guerra. Frente al Palacio de Buenavista se encontraba la vivienda de Luis de Haro, VI Marqués del Carpio y valido de Felipe IV de España. Posteriormente el Palacio fue derribado y entre 1884 y 1891 se construyó la actual sede del Banco de España.

En la esquina derecha del Paseo de los Recoletos con la calle de  Alcalá se encuentran los terrenos donde estuvieron ubicados los Molinos de Plata y el Pósito Real de Madrid, un gran almacén de cereal pensado para abastecer la ciudad en épocas de crisis, pues la villa había crecido de manera considerable desde que se convirtió en sede de la Corte. En el siglo XVII Madrid ya contaba con una población cercana a los 130.000 habitantes y unas 700 hectáreas de terreno, 300 de las cuales eran catalogados como Reales Sitios. En el solar de los mecionados Molinos y Pósito se construyó, entre 1877 y 1900, el Palacio de Linares, que actualmente es la sede de la Casa de América. Enfrente suyo se edificó, entre 1907 y 1919, uno de los ejemplos más espectaculares de la arquitectura ecléctica, el Palacio de Comunicaciones (actual sede del Ayuntamiento de Madrid).

Más a la derecha se encuentra la Puerta de Alcalá, que en la época de Teixeira contaba con un solo arco. Era una de las cinco puertas de acceso a la muralla de Madrid y su finalidad era controlar las entradas y salidas a la villa. La primitiva Puerta de Alcalá era tripartita y se llamaba Puerta de la Peste de la Calle de Alcalá; fue construida en 1580 a nivel del Camino de Alcalá esquina con la calle Barquillo, durante una pandemia de peste. Una década más tarde, se adelantó su posición y en octubre de 1599 fue utilizada como lugar de entrada de la reina Margarita de Austria, esposa de Felipe III. De esta forma, la primitiva finalidad de la Puerta de Alcalá desapareció para pasar a ser una puerta de entrada ceremonial. Posteriormente sufrió nuevas modificaciones hasta que Carlos III, en 1778, la ubicó donde se encuentra en la actualidad, y la dotó de cinco arcos. La puerta se encuentra en una cañada real, la Cañada Real Galiana, y durante siglos las ovejas han pasado por ella.

Los terrenos situados más alla de la Puerta de Alcalá corresponden al actual Barrio de Salamanca, que se construyó en el siglo XIX como parte del ensanche de Madrid.

María Josefa Machuca Martín

05/5/12

MADRID (Ruiz, 1864)

El grabado muestra la Puerta del Sol de Madrid en 1864. En el siglo XIX la ciudad de Madrid experimentaría una gran cantidad de cambios que afectarían a su fisonomía. Probablemente el mayor cambio se produjo debido a una serie de desamortizaciones realizadas por Mendizábal, Espartero y Madoz, mediante las cuales se demolieron recintos religiosos y se edificaron en su lugar viviendas y hoteles. El mejor ejemplo de ello fue la construcción del Gran hotel de Paris donde antes estaba la iglesia del Buen Suceso.

El Ministerio de la Gobernación, cuya sede se encontraba en la casa de correos desde 1847, usó el proceso de desamortizaciones como excusa para hacer una serie de reformas en la Puerta del Sol. Esta decisión se tomó para dar mayor amplitud a la plaza y aligerar así el tráfico cada vez mayor de los madrileños que pasaban cada día por ella. La Puerta del Sol paso así de ser una calle rectangular a una gran plaza de forma elíptica. A todas estas reformas hay que añadir el asfaltado de la plaza, iniciado en 1848. Las obras fueron emprendidas por el Ministerio de la Gobernación pero en 1857 su competencia pasó al Ministerio de Fomento, lo que generó un pequeño conflicto entre ambas instituciones por saber dónde debía situarse el kilómetro O. Finalmente el gobierno decidió situarlo enfrente del edificio de la Casa de Correos.

A mediados de siglo, Madrid llegó a alcanzar los 400.000 habitantes. Para albergar a los ciudadanos recién llegados, se hizo necesario crear nuevos barrios residenciales donde la creciente población de la capital pudiera hospedarse. Con ese fin se creo el ensanche de Madrid. El ensanche comenzó a construirse en la zona norte a partir de 1860, con el nombre de “Plan Castro” en honor a Carlos Maria de Castro, arquitecto que lo diseñó.

Con la creación del ensanche y su ocupación por los nuevos habitantes, también se hizo imprescindible mejorar el abastecimiento del agua para toda la población. Para ello la reina Isabel II ordenó la construcción de un canal para llevar agua del rió de Lozoya a la capital. Las obras se iniciaron en 1851 y terminaron en 1858. Una de las consecuencias más curiosas de la construcción del canal fue la inauguración de la fuente del chorro en la Puerta del Sol. Dicha fuente tenia 18 metros de diámetro y su chorro de agua alcanzaba los 30 metros de alto. Actualmente la fuente se encuentra en el Parque del Retiro, justo enfrente del Palacio de Cristal.

Todas estas reformas son un buen ejemplo de los cambios que se produjeron, no solo en la plaza sino en toda la capital en el contexto de la industrizalización y las reformas urbanísticas del siglo XIX. Otro avance significativo fue la llegada de nuevos medios de transporte como el tranvía y el metro, con los que se pretendió conectar el centro de la capital con los barrios del extrarradio.

Álvaro Roche Luengo

05/3/12

MADRID (Antonio Joli, 1752)

La calle de Atocha era una de las zonas más transitadas de Madrid en el siglo XVIII, como puede apreciarse en esta imagen pintada por Antonio Joli, pintor italiano conocido por sus escenografías en Módena y Perugia. Joli viajó a Madrid llamado por el castrato Farinelli para trabajar en la corte en sustitución del fallecido Giacomo Pavia. Estuvo allí durante cuatro años, en los cuales le dio tiempo a pintar varios cuadros de la ciudad de Madrid, entre los cuales se encuentra esta vista de la calle de Atocha. En él se puede observar cómo la calle era utilizada de vía de comunicación, transporte y conexión de los distintos espacios urbanos que se interrelacionaban en este punto. El trazado urbanístico en torno a esta calle seguía un plano ortogonal, según el cual la ciudad se organiza en calles largas y rectilíneas que se cruzan entre sí formando ángulos rectos, originándose a su vez manzanas rectangulares o cuadrículas.

Esta era la primera imagen de la ciudad de Madrid que tenían todos los viajeros que llegaban a la Estación del Mediodía cuando en el siglo XIX se instaló la segunda línea de ferrocarril de España. En esa época se introdujeron las líneas ferroviarias, con una mejora de los transportes y carreteras, para comunicar la periferia con las principales ciudades, favoreciendo así, el empuje de la industrialización.

La mayoría de las construcciones que podemos observar en la pintura son barrocas del siglo XVII. Algunos edificios poseen un importante valor monumental, sobre todo las iglesias y conventos ubicados en la parte alta de la calle, visibles al final de la pintura. En la parte baja, en cambio, se construyeron hospitales, convertidos en la actualidad en conservatorios de música y museos como el Reina Sofía.

Entre los espacios abiertos, se puede apreciar una gran cantidad de espacios dedicados al intercambio comercial, que caracterizaban a una sociedad eminentemente urbana ocasionada por el éxodo rural. A pesar de ello, la actividad económica que más beneficios aportaba seguía siendo la agricultura, como bien se observa en el primer plano de la imagen. Por otro lado la gran extensión de la calle también era empleada como paseo para el comercio y ocio.

La construcción posterior de rondas y barrios más modernos, junto con los más antiguos, hizo que la glorieta de Atocha se insertara en el eje que conforma el Paseo de la Castellana, Recoletos y el Prado, atravesando la ciudad de norte a sur. Esta disposición actual es debida a que en el sur de Madrid se construyó el acceso que comunicaba con el nuevo Puente de Toledo en 1732, remodelándose en torno a la puerta de Atocha con una red caminera en forma de tridente. Esto dio lugar a la formación de los paseos de Atocha en 1736 y de las Delicias en 1754, integrando en el trazado viario el Santuario de Santa María de la Cabeza. Queda mencionar que a finales de siglo XVIII Carlos III realizaría las reformas urbanas más importantes hechas hasta entonces en la capital, siguiendo las directrices ilustradas del Conde de Aranda y del de Floridablanca.

Sandra Polo Soria