BARCELONA (1705)

Esta imagen extraida de la Biblioteca de Cataluña muestra la ciudad de Barcelona a principios del siglo XVIII. A pesar de la extraordinaria fortificación que la rodea, su aspecto físico y arquitectónico era muy similar al que tenía desde mediados del siglo XVI, después de las reformas promovidas por el emperador Carlos V.

Los asentamientos más antiguos se encontraban sobre la cima de Montjuic, aprovechando su situación estratégica junto al mar, pero desde época romana la ciudad fue definitivamente emplazada en mitad de una amplia llanura delimitada por el río Besós al norte y la citada montaña de Montjuic al sur. La antigua Barcino tomó la forma urbana de castrum (poblado fortificado) primero, y oppidum después. El municipio romano estaba dividido en la ciudad en sí (urbs), y el área rural que la rodeaba (territorium), donde se extendían las casas agrícolas y también los cementerios.

Este municipio fue construido siguiendo el sistema habitual de urbanización de las colonias romanas, con un plano ortogonal o en damero, en el que destacaban los habituales ejes organizadores Cardus Maximus (actualmente calle de la Llibreteria) y Decumanus Maximus (calle Bisbe y de la Ciutat). El foro romano (cerca de la actual plaza Sant Jaume), era la plaza central dedicada a la vida pública y a los negocios. Se situaba entre los dos ejes organizadores, aproximadamente en el centro del recinto amurallado. Allí se concentraban las construcciones dedicadas a los negocios, la justicia, las termas o baños públicos, etc. También era el lugar donde las autoridades se reunían en la Curia y la Basílica.

Durante la Edad Media la ciudad experimentó una fuerte transformación interna y se desarrolló de manera irregular, con calles estrechas y sinuosas, muchas de ellas sin salida, originadas por la inexistencia de planificación previa. Las manzanas de viviendas eran por tanto irregulares y compuestas por edificios estrechos en los que se hacinaba la población. Además fue rodeada por unas sólidas murallas.

La primera muralla, de origen romano, se empezó a construir en el siglo I a. C.; era de forma cuadrangular, fábrica sencilla, cuatro puertas de acceso y torres en las esquinas. Las primeras incursiones de francos y alamanes suscitaron la necesidad de reforzar las murallas entre los años 270 y 300, sucesivamente ampliadas hasta llegar a la configuración que vemos en esta imagen de principios del siglo XVIII. El último añadido había sido la Muralla de la Marina, acabada de construir en 1563. Se trataba de un lienzo de piedra que completaba el cierre de la ciudad en un imponente recinto amurallado reforzado con torres y bastiones. Su extensión intramuros alcanzó entonces un área de aproximadamente 2,5 km², superficie que apenas se amplió, exceptuando la construcción de la Ciudadela, hasta la definitiva demolición de las murallas a mediados del siglo XIX. La que apreciamos en el grabado fue la nueva muralla que se construyó sobre las bases de la primera; estaba formada por un muro doble de dos metros con espacio en medio relleno de piedra y mortero, numerosos baluartes de artillería, y 81 torres de unos 18 metros de altura media, la mayoría de base rectangular.

Otro de los elementos urbanos significativos era el puerto. Paradójicamente, durante la época de esplendor del comercio catalán en el Mediterráneo, Barcelona no contaba con un puerto preparado para el volumen de barcos que atracaban en la ciudad sino que tenían un puerto natural al pie del poblado de Montjuic.Por eso fue construido un  nuevo puerto en los siglos XV y XVI, con el fin de cubrir las necesidades de la importante flota mercante de Barcelona. Históricamente la economía de Barcelona se ha basado en el comercio que, gracias a su enclave geográfico estratégico, le ha permitido siempre una intensa actividad mercantil con Francia, el resto de España y otros puntos del Mediterráneo. De hecho, la actividad comercial y portuaria fue el principal motor de la ciudad hasta la Revolución Industrial.

Por último, fuera de la ciudad se encontraba la fortaleza de Montjuic, una construcción defensiva que constituía un punto estratégico desde el cual se podía dominar el puerto y los accesos meridionales a la ciudad. Situada en la cima del Monte de los Judíos, era además un lugar muy importante para la defensa de la ciudad. El castillo también fue utilizado numerosas veces como prisión para presos políticos y lugar donde, posteriormente, eran fusilados y enterrados en el cementerio del lado suroeste de la montaña.

La imagen analizada representa la Batalla de Montjuic, que fue un enfrentamiento armado de la Guerra de Sucesión Española, producido en 1705 entre los partidarios del candidado Borbón Felipe de Anjou y los del archiduque Carlos de Austria. La batalla fue ganada por las tropas fieles al archiduque, quienes inmediatamente después asediaron y conquistaron la ciudad de Barcelona. El 22 de agosto de 1705 una flota de la Gran Alianza formada por Austria, Inglaterra y Holanda fondeó en las aguas de Barcelona, desembarcando tropas en tierra y poniendo cerco a la ciudad. El 13 de septiembre por la noche una fuerza de 1.000 hombres escaló por sorpresa los muros del castillo de Montjuic. En el combate murió el príncipe Jorge de Darmstadt, pero al final la guarnición leal a Felipe de Anjou se rindió. Los aliados fortificaron la ciudadela y la utilizaron para bombardear la ciudad, que el 9 de octubre capituló ante el archiduque Carlos.

Alba de Miguel Martín

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