12/5/12

GRANADA (Frans Heylan, 1590-1613)

Esta imagen es un detalle de un grabado realizado a finales del siglo XVI por Frans Heylan, para un plano urbano denominado Plataforma de Granada, dirigido por Ambrosio de Vico. En él se aprecia el conjunto monumental de la Alhambra, con sus principales monumentos: la antigua Alcazaba, el palacio del Emperador Carlos V, el Patio de los Leones, los palacios Nazaríes, Jardines del Partil, Patio de los Arrayanes, etc.

Granada responde al modelo histórico de ciudad-colina, rodeada de montañas y regada por los ríos Darro y Genil. Su configuración responde a una evolución de más de seiscientos años, influida por culturas tan diversas como la musulmana, la renacentista o la romántica. La Alhambra se encuentra en lo alto de la ciudad, separada del casco urbano, construida en la colina Sabika y rodeada por barrancos. Creada originalmente con propósitos militares, era una alcazaba o fortín, un palacio real y una pequeña medina o ciudad, todo al mismo tiempo. Además, el hecho de estar alejada del casco urbano y en una zona elevada, constituía un símbolo de lujo y de esplendor de sus reyes, los sultanes nazaríes. En 1984 la UNESCO inscribió a la Alhambra y el Generalife en la Lista del Patrimonio Mundial.

La Alhambra, como decimos, fue ciudadela, fortaleza, y residencia no sólo de reyes sino también de los altos funcionarios, servidores de la corte y soldados de élite. Alcanzó su esplendor en la segunda mitad del siglo XIV, coincidiendo con los sultanatos de Yusuf I (1333-1354) y el segundo reinado de Muhammad V (1362-1391). A causa del avance de la reconquista cristiana, al final de la Edad Media Granada fue recibiendo paulatinamente poblaciones musulmanas refugiadas. La ciudad fue creciendo, modificándose, creando nuevos barrios y ampliando las cercas y murallas prácticamente hasta su conquista en 1492.

A partir de entonces, la Alhambra fue considerada como Casa Real de los reyes cristianos. En 1526 el emperador Carlos V comenzó la construcción del Palacio que lleva su nombre e hizo algunas reformas en el interior de los edificios. Estas medidas provocaron una gran controversia provocada por razones políticas. Los siguientes reyes de la casa de Austria no dejaron en el olvido al monumento y cada uno dejo su marca, aunque más discretamente. De los siglos XVI y XVII también data la construcción de la Iglesia de Santa María, erigida sobre una antigua mezquita.

Durante el siglo XVIII y parte del XIX, la Alhambra cayó en el olvido y sus salones y cuartos fueron utilizados como bares y establos donde habitaban gentes de mal vivir. Para rematarlo, las tropas napoleónicas que ocuparon Granada desde 1808 hasta 1812, convirtieron los palacios en cuarteles militares. Durante una retirada, minaron las torres y destruyeron parte de ellas. Dos de ellas, la Torre de Siete Suelos y la Torre del Agua quedaron en ruinas. Y de esta manera, este abandono increíble continuó hasta 1870 cuando la Alhambra fue declarada monumento nacional. Artistas y viajeros de todo el mundo hicieron causa común por la defensa de este monumento. Desde entonces hasta nuestros días, la Alhambra ha sido protegida y restaurada para admiración y disfrute de todo el mundo.

Mercedes Gómez Corral

 

11/30/12

GRANADA (Alfred Guesdon, 1850)

El grabado estudiado representa una vista de la ciudad de Granada desde el Generalife, realizada en el año 1.850. En ella se puede apreciar claramente el núcleo urbano correspondiente a las edificaciones posteriores al siglo XV, que forman la ciudad moderna, frente al formado por la atalaya de la Alhambra, que representa la antigua ciudad de origen musulmán. El autor del grabado es Alfred Guesdon, litógrafo, viajero y arquitecto francés (Nantes, 1808-1876) que se especializó en realizar una serie de vistas aéreas de ciudades europeas a mediados del siglo XIX.

Granada es una ciudad de origen íbero cuyo origen se remonta al siglo VIII a.C. según sus restos arqueológicos más antiguos. Fue controlada por cartagineses y romanos y, aunque entre los siglos VIII y XI estuvo prácticamente deshabitada, durante la Baja Edad Media llegó a ser capital de los reinos musulmanes Zirí y Nazarí. Tras la Reconquista de la ciudad por los Reyes Católicos, en 1492, y su incorporación a Castilla, inició una etapa de esplendor caracterizada por un gran crecimiento y modernización. La cultura estuvo dominada por la influencia renacentista, y su protagonismo político, militar y económico la convirtieron en una ciudad de elevado peso específico en la escena española.

La economía de la ciudad también sufrió un cambio fundamental a raíz de la Reconquista, porque supuso para ella la transformación desde una actividad eminentemente agrícola hasta otra en la que fue desarrollándose el sector de servicios, la artesanía, el comercio y la industria complementaria del cultivo de la seda y remolacha.

Granada tiene una morfología ortogonal en el centro, que se corresponde al ordenado desarrollo urbanístico de la Edad Moderna, e irregular en sus alrededores, motivada por el abrupto terreno circundante donde se habían edificado las primeras construcciones de la ciudad. La llegada del Renacimiento, junto al cambio de orientación religiosa de la ciudad, queda patente por el desplazamiento del centro de gravedad de la ciudad desde la Alhambra hacia el nuevo centro urbano. Esto supuso la construcción de nuevos monumentos que alejaron de la Alhambra la actividad ciudadana. El más significativo de todos fue la Catedral (siglos XVI-XVII), que se observa al fondo del grabado. Es uno de los principales templos del Renacimiento español, ordenado levantar por voluntad de la reina Isabel la Católica sobre una de las mezquitas de la ciudad.

En el grabado destaca en primer término el recinto fortificado de la Alhambra, que era una ciudad amurallada que vivía con total independencia del resto y estaba claramente separada de las edificaciones urbanas, protegiéndose de sus enemigos gracias al cauce del río Darro y las escarpadas pendientes que llegaban hasta sus murallas. En la atalaya de la Alhambra, la Alcazaba del siglo XI fue la construcción más antigua. Su función era defensiva ya que protegía a todo el conjunto frente a los ataques enemigos. El resto de edificaciones conforma un suntuoso conjunto palatino que sirvió de residencia real a los monarcas musulmanes. Junto a la Alcazaba se observan las Torres Bermejas, parte de otra fortaleza que formó parte del amurallamiento defensivo de la ciudad musulmana.

El carácter eminentemente islámico de la ciudad provocó en la Edad Moderna una fuerte reacción con la intención de modificar su aspecto y convertirla en un modelo de ciudad renacentista. Como consecuencia de esa política, se edificaron el Palacio de Carlos V y la iglesia de Santa María de la Alhambra. El primero es una construcción clasicista que fue erigida en el siglo XVI en mitad del recinto de la Alhambra, por orden del Rey Carlos V, para ser utilizado como residencia real. La Iglesia de Santa María, del siglo XVII, fue construida sobre el solar de una mezquita con el fin de cristianizar el lugar.

En la parte más próxima al punto de vista del autor del grabado, se observa el Generalife (siglo XIII), conjunto de jardines ornamentales y huertos que rodeaban la villa de descanso de los reyes musulmanes y que, a pesar de su cercanía con la Alhambra, no tenía comunicación directa con ella. Ello exigía descender hasta el río Darro para iniciar de nuevo el ascenso hacia la fortaleza, probablemente utilizando el Puente del Cadí (siglo XI), que servía como paso sobre el río.

En el proceso de expansión de la ciudad, que trataba de alejarla de su pasado musulmán, se construyeron más edificios religiosos que pueden distinguirse con claridad en el grabado de Guesdon. Al fondo está la Colegiata de los Santos Justo y Pastor (siglos XVI-XVII), otra iglesia que se edificó sobre una antigua mezquita y llegó a ser una de las iglesias más ricas de Granada, la Iglesia de San Jerónimo (siglo XVI), que acoge en su crucero la tumba del Gran Capitán y la de su esposa, Doña María de Manrique, y finalmente la Iglesia de San Juan de Dios (siglos XVII y XVIII), que ocupó parte del antiguo Monasterio de los Jerónimos.

Marta Garvalena Crespo.
 

11/20/12

GRANADA (Alfred Guesdon, Siglo XIX)

Granada está situada en la comarca Vega de Granada, en una amplia depresión intrabética, formada originalmente sobre las colinas de la Alcazaba Cadima y Asabika-Mauror, por tres ríos: Beiro, Darro y Genil y por el piedemonte de Sierra Nevada, que condiciona su clima. Tiene una estructura topográfica y paisajística con fondos arbolados de pendientes fuertes y valles que marcan una inflexión de luz importante.

El área centro del conjunto histórico de Granada adquiere fisonomía urbana en el siglo XI, cuando el primitivo núcleo ibérico, localizado en la que ya era Alcazaba musulmana zirí, se funde  con el otro núcleo urbano que, en la margen izquierdo del rio, constituía el asentamiento de la población judía. En 1492 se inicia una etapa de grandes transformaciones en la ciudad, cuyo objetivo es la adaptación del espacio y la edificación. Por una parte, el proceso de reformas conduce a la aparición del «carmen», tipología residencial muy vinculada a los cambios que se producen en la ocupación de los suelos de los barrios altos abandonados por la población morisca. Por otra, en las zonas más llanas de la antigua «medina» musulmana, va surgiendo el tipo de residencia más acorde con los usos y costumbres de la sociedad castellana.

La presencia francesa, entre 1810 y 1812, impulsará operaciones de equipamiento y transformación del espacio público que resultarán decisivas para componer la imagen urbana de la ciudad burguesa. A comienzos del siglo XIX Granada conserva buena parte de la estructura que los musulmanes desarrollaron durante largos siglos de permanencia con su peculiar urbanismo pero a la vez experimenta cambios económicos y demográficos que se manifiestan en el trazado de la ciudad, con diseños de nuevos parques, jardines, plazas, etc. Un buen ejemplo de ellos son los Jardines del Triunfo, en el antiguo emplazamiento entre la Puerta de Elvira,  el Hospital Real y la plaza de toros, representada en esta imagen de Alfred Guesdon.

Debido al incremento de la tasa  de  población y a la demanda burguesa de nuevas fórmulas urbanas, se produce  un cambio en la morfología de la ciudad. Así se distinguen varias zonas urbanas claramente diferenciadas. La primera es el casco antiguo, constituido por una trama de calles estrechas y angostas adaptadas a la fisionomía geográfica delimitada por la antigua muralla , la puerta de Elvira, el  Albaicín… con gran carga simbólica del mundo musulmán.

La segunda es un ensanche, establecido como una ampliación planificada de la ciudad con  calles anchas y rectilíneas, formada por viviendas propias de la burguesía  para dar respuesta al incremento de la mano de obra proveniente de las zonas rurales,  y nuevas zonas que sirven de “dormitorio” alrededor del barrio de la catedral, dándole a la ciudad un aspecto más ortogonal. Entre las intervenciones más importantes se encuentra la construcción de grandes avenidas como la Gran Vía y numerosos espacios públicos para dar respuesta al tiempo de ocio y el intercambio comercial de la burguesía. A pesar de ello, la línea de fijación determinada por los sistemas montañosos continúa impidiendo un crecimiento de la ciudad por la parte del Albaicín y la Alhambra, de tal forma que la ciudad se extiende hacia el noroeste, a partir de Puerta Elvira y el barrio de la Catedral.

Por todo esto, el plano de la ciudad es irregular, desordenado y sin forma definida, adaptándose a la morfología física del casco histórico de Granada. Se produce un ensanche para acoger a los burgueses produciéndose una rectificación del tejido urbano en las afueras combinando el gusto historicista y ecléctico de la burguesía.

Miguel Ángel Gómez Beltrán
 

05/9/12

GRANADA (Joris Hoefnagel, 1563)

La ciudad de Granada está situada  en una amplia depresión intrabética  a unos 738 metros sobre el nivel del mar, formada por el río Genil y el pie de monte del macizo más alto de la Península Ibérica, Sierra Nevada. En esta imagen de mediados del siglo XVI se pueden observar algunas de las principales partes por las que está formada Granada, entre las que destacan el Albaicín, la Alhambra y el barrio del Realejo.

A finales del siglo XIV se llamó Albaicín al arrabal noroeste de la Alcazaba. Un arrabal es una agrupación irregular (sin planeamiento urbanístico previo) de viviendas y comercios, normalmente asociado a clases bajas. El término se aplica normalmente para definir los crecimientos descontrolados que tuvieron lugar en las ciudades europeas durante la Edad Media. Su morfología era de tipo orgánico, con callejuelas estrechas y viviendas intrincadas. Las murallas, que sólo protegían los palacios de los reyes así como las zonas más aledañas de las que éstos se servían se ampliaron para dejar incluidos en el recinto a los nuevos arrabales. El arrabal del Albaicín quedó incluido dentro de las murallas en 1327.

Cuando se produjo la expulsión de los moriscos, los habitantes cristianos se fueron apropiando de aquellas casas que quedaron vacías y es curioso cómo, por ejemplo, el llamado Carmen de los Mascarones se formó sobre el espacio que ocuparon cinco viviendas moriscas. Carmen es una palabra castellanizada que proviene de la palabra árabe “karm”, que significa finca rústica que contiene vivienda, jardín y huerto.

Por otro lado, descaremos el barrio del Realejo, arrabal judío de la ciudad musulmana. Aunque actualmente a esa zona se le da esta denominación, no siempre fue así.  Históricamente tiene dos partes bien diferenciadas: por un lado, la zona llana que conserva muy poco de su antiguo trazado urbano y por otro, la alta, en la ladera de la colina del Mauror, la que baja desde Torres Bermejas. En 1410 esta parte dio cobijo a los habitantes de Antequera y por eso recibió por ello el nombre de Antequeruela (se puede observar en la leyenda del dibujo). En la actualidad sigue siendo un laberinto de callejuelas estrechas tan empinadas que muchas de ellas son escalonadas.

Granada vivió su máximo esplendor durante el periodo de ocupación musulmana, que empezó en el siglo VIII. Con la dinastía Nazarí entre 1238 y 1492, se convirtió en el centro cultural y artístico de Europa. Era una ciudad, que estaba en plena ebullición y se convirtió en una aglomeración de mercaderes, eruditos, científicos, artesanos y artistas, que hicieron progresar a la ciudad en todos los sentidos. La cultura del Al-Andalus se implantó en todo su esplendor y se construyeron edificios en estilo islámico o mudéjar.

En 1492 los Reyes Católicos reconquistaron la ciudad, imponiéndose  el cristianismo como religión y haciendo que la ciudad tomase otros derroteros. Se expulsó a los moriscos de la ciudad. Los monumentos construidos tras esta época son de estilo renacentista o gótico. En el siglo XVII pasó por un periodo de decadencia del que se recuperó y en el siglo XIX, supo recuperar la admiración de músicos, arquitectos, artistas y poetas, quienes encontraban su fuente de inspiración en sus calles y en el encanto, que despierta la ciudad.

Algunos de los elementos urbanos que se destacan en la imagen son: la Catedral, la iglesia de San Cristóbal y el Carmen de los Mártires.

La Iglesia Catedral de la Anunciación de Granada es un templo católico que se erigió en el año 1505 sobre la antigua mezquita mayor de la ciudad, por decisión de la reina Isabel La Católica. Tras muchos años de trabajo, en 1704 se concluyó finalmente la construcción de esta gran catedral. Se estructura en cinco naves, doble girola, crucero y dos torres a los pies. Conserva el concepto de iglesia gótica de naves escalonadas y bóvedas de crucería, pero incluye elementos clasicistas como son las medias columnas acanaladas y con capiteles corintios adosadas a los pilares y las altas pilastras creadas para elevar la altura de las naves.

La iglesia de San Cristóbal se construyó como iglesia parroquial en el año de 1501, con feligresía de moriscos conversos junto a cristianos viejos. Dispone de una planta de una nave, Capilla Mayor y capillas laterales con las torres situadas a los pies del templo. Por último, en el Carmen de los Mártires la Reina Católica mandó edificar una ermita en la parte más alta de la colina, en conmemoración de los cristianos que sufrieron martirio durante la dominación árabe en estos lugares.

También es importante destacar de Granada su río, el Darro, célula esencial del Albaicín y sitio de enlace con el resto de la ciudad. Sobre su encanto hay que señalar las palabras de Andrea Navagiero, embajador de la república de Venecia en España, que visitó Granada en 1525 y describió el Darro con estas palabras: “Sus riberas son muy sombrías, altas y cubiertas de verdura y muy apacibles, pobladas a uno y otro lado de la multitud de casas pequeñas con sus jardincitos medio ocultos entre los árboles que forman bosques”.

Mónica Romojarro Martínez