GRANADA (Alfred Guesdon, 1850)
El grabado estudiado representa una vista de la ciudad de Granada desde el Generalife, realizada en el año 1.850. En ella se puede apreciar claramente el núcleo urbano correspondiente a las edificaciones posteriores al siglo XV, que forman la ciudad moderna, frente al formado por la atalaya de la Alhambra, que representa la antigua ciudad de origen musulmán. El autor del grabado es Alfred Guesdon, litógrafo, viajero y arquitecto francés (Nantes, 1808-1876) que se especializó en realizar una serie de vistas aéreas de ciudades europeas a mediados del siglo XIX.
Granada es una ciudad de origen íbero cuyo origen se remonta al siglo VIII a.C. según sus restos arqueológicos más antiguos. Fue controlada por cartagineses y romanos y, aunque entre los siglos VIII y XI estuvo prácticamente deshabitada, durante la Baja Edad Media llegó a ser capital de los reinos musulmanes Zirí y Nazarí. Tras la Reconquista de la ciudad por los Reyes Católicos, en 1492, y su incorporación a Castilla, inició una etapa de esplendor caracterizada por un gran crecimiento y modernización. La cultura estuvo dominada por la influencia renacentista, y su protagonismo político, militar y económico la convirtieron en una ciudad de elevado peso específico en la escena española.
La economía de la ciudad también sufrió un cambio fundamental a raíz de la Reconquista, porque supuso para ella la transformación desde una actividad eminentemente agrícola hasta otra en la que fue desarrollándose el sector de servicios, la artesanía, el comercio y la industria complementaria del cultivo de la seda y remolacha.
Granada tiene una morfología ortogonal en el centro, que se corresponde al ordenado desarrollo urbanístico de la Edad Moderna, e irregular en sus alrededores, motivada por el abrupto terreno circundante donde se habían edificado las primeras construcciones de la ciudad. La llegada del Renacimiento, junto al cambio de orientación religiosa de la ciudad, queda patente por el desplazamiento del centro de gravedad de la ciudad desde la Alhambra hacia el nuevo centro urbano. Esto supuso la construcción de nuevos monumentos que alejaron de la Alhambra la actividad ciudadana. El más significativo de todos fue la Catedral (siglos XVI-XVII), que se observa al fondo del grabado. Es uno de los principales templos del Renacimiento español, ordenado levantar por voluntad de la reina Isabel la Católica sobre una de las mezquitas de la ciudad.
En el grabado destaca en primer término el recinto fortificado de la Alhambra, que era una ciudad amurallada que vivía con total independencia del resto y estaba claramente separada de las edificaciones urbanas, protegiéndose de sus enemigos gracias al cauce del río Darro y las escarpadas pendientes que llegaban hasta sus murallas. En la atalaya de la Alhambra, la Alcazaba del siglo XI fue la construcción más antigua. Su función era defensiva ya que protegía a todo el conjunto frente a los ataques enemigos. El resto de edificaciones conforma un suntuoso conjunto palatino que sirvió de residencia real a los monarcas musulmanes. Junto a la Alcazaba se observan las Torres Bermejas, parte de otra fortaleza que formó parte del amurallamiento defensivo de la ciudad musulmana.
El carácter eminentemente islámico de la ciudad provocó en la Edad Moderna una fuerte reacción con la intención de modificar su aspecto y convertirla en un modelo de ciudad renacentista. Como consecuencia de esa política, se edificaron el Palacio de Carlos V y la iglesia de Santa María de la Alhambra. El primero es una construcción clasicista que fue erigida en el siglo XVI en mitad del recinto de la Alhambra, por orden del Rey Carlos V, para ser utilizado como residencia real. La Iglesia de Santa María, del siglo XVII, fue construida sobre el solar de una mezquita con el fin de cristianizar el lugar.
En la parte más próxima al punto de vista del autor del grabado, se observa el Generalife (siglo XIII), conjunto de jardines ornamentales y huertos que rodeaban la villa de descanso de los reyes musulmanes y que, a pesar de su cercanía con la Alhambra, no tenía comunicación directa con ella. Ello exigía descender hasta el río Darro para iniciar de nuevo el ascenso hacia la fortaleza, probablemente utilizando el Puente del Cadí (siglo XI), que servía como paso sobre el río.
En el proceso de expansión de la ciudad, que trataba de alejarla de su pasado musulmán, se construyeron más edificios religiosos que pueden distinguirse con claridad en el grabado de Guesdon. Al fondo está la Colegiata de los Santos Justo y Pastor (siglos XVI-XVII), otra iglesia que se edificó sobre una antigua mezquita y llegó a ser una de las iglesias más ricas de Granada, la Iglesia de San Jerónimo (siglo XVI), que acoge en su crucero la tumba del Gran Capitán y la de su esposa, Doña María de Manrique, y finalmente la Iglesia de San Juan de Dios (siglos XVII y XVIII), que ocupó parte del antiguo Monasterio de los Jerónimos.
Marta Garvalena Crespo.