CIUDAD DE MÉXICO (Juan Gómez de Trasmonte, 1628)

      

Esta imagen corresponde a un grabado elaborado por el arquitecto hispano-mexicano Juan Gómez de Trasmonte, realizado  en perspectiva en el año 1628, con excepcional belleza y realismo. Este autor  trabajó gran parte de su vida en la construcción de la Catedral de México, cuyo estilo es barroco. Es la única imagen de la antigua Ciudad de México que existe, antes de la catastrófica inundación de 1629, que provocó una gran crecida del  lago Texcoco sobre el que estaba edificada esta ciudad.

En el grabado se muestra la Ciudad de México, que fue fundada en 1325 por los aztecas y conquistada posteriormente por los españoles.  En la ilustración se aprecia toda la estructura básica de la misma dividida en dos partes: una central donde habitaban los españoles y otra a los alrededores donde habitaban los cuatro barrios indígenas. La ciudad tenía pocas calles, y en la mayoría de los casos estaban surcadas por canales. Asimismo, la urbe estaba unida a la tierra por cuatro calzadas, dos acueductos que les suministraban  agua potable. Sin olvidar que estaba rodeada de jardines flotantes (Chinampas), y al ser edificada sobre el lago Texcoco, se vieron obligados a construir un dique para frenar las grandes crecidas  ocasionadas en épocas de lluvia

Se distinguen en el centro de la ciudad, la plaza del Zócalo que era el lugar de culto de los aztecas, donde estaban todos los templos, los palacios y las casas de los sacerdotes. Posteriormente se convertiría en un centro político y civil, donde estaba el Palacio del Virrey que era sede de la audiencia de la Nueva España y contaba con un corregidor y un cabildo municipal de españoles. La catedral tardó en ser construida casi tres siglos en terminarla, levantándose sobre el antiguo templo azteca en señal de sometimiento de la religión indígena y ensalzando la religión católica. En esta plaza se celebraban todos los actos públicos, tanto civiles como religiosos. En el centro de la ciudad se encontraba la universidad Real Pontificia de México, que fue fundada por Carlos I el 21 de septiembre de 1551, se llamaba Pontificia porque el Papa Clemente VII le otorgó una bula. Además, existían dos grandes conventos: el convento de San Francisco, fundado en 1524 por los franciscanos, primera orden religiosa que llegó a la Nueva España para evangelizar a los indígenas que sobrevivieron a la conquista y el convento de San Agustín, construido por los frailes agustinos entre 1539 y 1560, siendo un conjunto conventual de sobriedad arquitectónica y un aspecto de fortaleza, con  fachada plateresca.

                En el grabado de la ciudad de México quedan pocos restos de la antigua Tenochtitlán, sólo la parte del templo mayor, arrasado completamente por el conquistador español Hernán Cortés en 1521. Sobre la traza de la ciudad prehispánica los españoles levantaron en 1523 una nueva población delineada por Alonso García Bravo, que definió el nuevo orden de la ciudad organizando a la población que la habitaba. Alonso conservó los palacios de Moctezuma y tomó como centro neurálgico la antigua plaza azteca. En 1552, la ciudad fue ampliada y se construyó la gran catedral. Su aspecto era el de una ciudad medieval, con casas fortificadas. En ese momento la ciudad contaba con 80.000 habitantes y alcanzó el momento más próspero y de máximo esplendor de la ciudad de la época.

Diego Flores

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