ZARAGOZA (Dionisio Casañal y Zapatero, Siglo XIX)
El plano elegido para su análisis es de finales del Siglo XIX, entre los años 1885 y 1891, dibujado y coordinado por Dioniosio Casañal. Dionisio Casañal y Zapatero (Zaragoza,1846-1913) fue un destacado topógrafo que desarrolló una notable actividad como empresario cartógrafo, un geómetra que llegó a tener una cierta proyección internacional, y también un ciudadano que tuvo una activa presencia en las esferas política y social de Zaragoza.
Zaragoza es la capital de la Comunidad Autónoma de Aragón y de la provincia, aparece como la quinta ciudad más grande de España, y se ha convertido en el principal centro de comunicaciones de la Comunidad Autónoma. Caesaraugusta o Caesar Augusta fue el nombre de la ciudad romana de Zaragoza, fundada como colonia protegida de Roma en el año 14 a. C., posiblemente el 23 de diciembre, sobre una ciudad ibérica intensamente romanizada. Su fundación tuvo lugar en el marco de la reorganización de las provincias de Hispania por César Augusto tras su victoria en las guerras astur-cántabras. Zaragoza contaba con el estatus de colonia libre, que le otorgaba determinados privilegios.
La situación y emplazamiento depende de la topografía o del medio físico, y de la función para la que se creó dicha ciudad. La colonia romana de Cesaraugusta se ubicó en la margen derecha del poderoso río Ebro, cerca de la desembocadura de otros dos cauces fluviales, el Gállego, el Huerva los cuales atraviesan la ciudad y el Canal Imperial de Aragón en el centro de un amplio valle. Su privilegiada situación geográfica la convierte en un importante espacio estratégico por lo que comunica con otras ciudades como Madrid, Barcelona, Valencia, Bilbao y Toulouse. El emplazamiento de Zaragoza fue establecido entre la desembocadura del Jalón y la del Gállego, a la derecha del río Ebro. La dificultad para atravesar el caudaloso Ebro propició que el crecimiento de la ciudad se realizara de una forma natural hacia el sur, olvidando la margen izquierda del río. En la ribera y en el área urbana, el terreno es llano por lo general, sobre todo en la parte N de la ciudad asentada en la margen derecha de la desembocadura del río Gállego, mientras que la S tiene una inclinación más pronunciada conforme se aleja del Ebro. La ribera está rodeada de escarpes, cornisas o cárcavas dando lugar a relieves abruptos, en ocasiones con fuertes desniveles.
La morfología urbana de Zaragoza está formada por un plano irregular en el centro de la ciudad, al sur del Ebro. Se sabe que es un plano irregular porque presenta calles estrechas y plazas sin formas definidas. En esta zona la trama es cerrada debido a que la disposición de los edificios muestra que se sitúan muy cerca los unos de los otros. El resto de las partes del plano que parten a raíz del centro de éste, constituyen un plano hipodámico-reticular sobre todo se aprecia en la parte sur del plano tanto a su derecha como a su izquierda debido a que sus calles se cortan en ángulo recto. Al otro lado del río Ebro en zona superior a la izquierda aparece por esa un tipo de plano regular debido a que se observa que la distribución de los edificios está planificada, y en la parte de la derecha de esa misma se observan naves industriales. Las tramas cerradas se establecen en el centro de la ciudad del plano irregular al sur del Ebro, en donde se encuentra el casco histórico y en la mayor parte inferior de la imagen a ambos lados. En las tramas cerradas los edificios se establecen muy cerca los unos de los otros, por el contrario, en las tramas abiertas los edificios se sitúan espaciados entre sí.
Por consiguiente, el casco histórico de Zaragoza tiene orígenes romanos y estuvo rodeado por murallas. La función que éstas tenían era de carácter defensivo, y además delimitaban a la ciudad. En la actualidad, todavía se conserva parte ellas. Dentro del recinto amurallado podemos apreciar una organización a partir de dos calles que todavía permanecen visibles en la actualidad: el Cardo que está en posición perpendicular, y el Decumano que se dispone horizontalmente hacia la zona del río un poco desplazada hacia el norte. Ambas forman una especie de cruz en cuyo centro se situaba el foro, que era la parte más importante de la ciudad puesto que en él se llevaban a cabo las actividades de intercambio económico, cultural, social, político y comercial.
En el plano también podemos diferencias dos tipos de ensanches urbanos. Tomando como referencia el centro de la ciudad, en la parte inferior predominan los ensanches obreros, en los que las edificaciones presentan una cierta desorganización y una trama bastante cerrada ya que, entre dichos edificios, apenas se aprecia espacio alguno. En cambio, el tipo de ensanche burgués se sitúa justo en la parte superior, ya que de modo generalizado la edificación presenta edificios bastante separados los unos de los otros, bien planificados y con amplias calles, desarrollando una trama abierta. El ensanche burgués se establece en función al crecimiento urbano del siglo XIX, que plasma sus ideas de orden, higiene y beneficio económico. Los edificios son manzanas cuadriculadas que se disponen de forma simultánea entre calles emplazadas principalmente de forma paralela o perpendicular, favoreciendo la accesibilidad, la comunicación y los espacios verdes abiertos en los tramos donde se extiende el ensanche burgués, siguiendo siempre una corriente ideológica humanista.
Como conclusión, a partir del análisis del plano urbano que representa la ciudad Zaragoza en los años 1885-1891, he desarrollado varios elementos significativos tales como: las murallas romanas y la ciudad medieval que creció en torno a la romana; las dos calles principales en forma de cruz, el Decumanus y el Cardus; el puerto fluvial a la orilla del río Ebro, que se consideró uno de los tres puertos más importante de Hispania; el foro romano como centro principal de la vida pública, generalmente situado en el centro de la ciudad, pero en el caso concreto de Zaragoza junto al río Ebro; el teatro como lugar de entretenimiento y cultura, y las termas públicas como dato curioso.
Todos estos elementos formaban parte la colonia romana Ceraraugusta que nació a la derecha del Ebro. La visión de futuro de la ciudad se espera que por medio de la evolución de su casco histórico se mejore el espacio urbanístico de la ciudad para establecer en ella nuevas actividades económicas, turísticas y residenciales, proyectar la ciudad en un ámbito nacional e internacional, y que se convierta en un valioso recurso cultural para la historia e identidad de dicha ciudad. Esto ya lo decía Ortega, la ciudad por excelencia es la más clásica y mediterránea donde el elemento fundamental es la Plaza. “La urbe es ante todo, esto: plazuela, ágora, lugar para la conversación, la disputa y la elocuencia, la política”.
En definitiva, el gran desarrollo de las ciudades y de las formas de vida urbana es uno de los fenómenos que mejor caracterizan nuestra civilización. Los estudios demuestran cómo cada época deja huella y está grabado en los muros, en recientes descubrimientos y en la actividad humana. En este sentido, Europa se caracteriza por ser uno de los continentes más urbanizados. Zaragoza conserva un tesoro histórico, pero con el tiempo se ha convertido en una de las ciudades más influyentes de España.
Silvia Elena Arboleda Lopera