ALBA DE TORMES (F. J. Parcerisa, 1895)

Francisco Javier Parcerisa (1803.1875) era dibujante y  pintor romántico español especializado en litografías de interior de catedrales góticas españolas. Fue miembro de la «Comisión real de Monumentos Históricos y Artísticos». Sus obras fueron enviadas a las exposiciones nacionales de Bellas Artes.

Esta litografía representa el puente y restos del castillo de Alba de Tormes (1865), sacado de la obra» Recuerdos y bellezas de España». En esta obra se refleja Alba de Tormes en la época medieval (finales del Siglo XIX) en clara decadencia, debido a numerosos acontecimientos como pueden ser: la caída del régimen señorial (dejando a la Casa Ducal sin defensa), el proceso de desamortización de los bienes religiosos y sobre todo la Guerra de la Independencia junto con el incendio del Castillo de Alba producido por el ejército napoleónico. Todo ello generó importantes destrozos tanto en el puente como en la muralla, el palacio de los duques o el Alcázar.

Alba de Tormes está situada al sureste de la provincia de salamanca a unos 22 Km de distancia. Se desconoce su origen histórico, una posible teoría es que fue organizada por los vacceos durante la edad de hierro, conocida como Avia. En la edad media mantuvo una posición estratégica como punto fronterizo entre Castilla y León hasta que definitivamente se unificó, estaba ubicada en un lugar defensivo con  el río Tormes como línea de separación.

La repoblación fue llevada a cabo gracias a los reyes de León, quienes crearon el concejo de Alba, fundando una red de poblamiento siguiendo el modelo altomedieval. Apenas quedan rastros de la cultura romana y árabe, salvo algunas referencias a la frontera entre los cristianos y los musulmanes en el río Duero. En 1140, el rey Alfonso VII concede el Fuero, incluyendo un gran territorio conocido como “villa y tierra”. En 1429 el rey Juan II la entregó a Gutiérrez Álvarez de Toledo,  tomando así el título de señor de la villa de de Alba de Tormes. Con la creación de las actuales provincias en 1833, Alba de Tormes queda como municipio perteneciente a la provincia de Salamanca.

En cuanto al aspecto urbano, el casco antiguo medieval presenta un plano desordenado e irregular, sin que haya una planificación o un orden preestablecido en la construcción de las edificaciones. Por ello, podemos encontrar que las calles son estrechas y desiguales formando laberintos, plazas con formas no definidas y la altura de los edificios variada. A finales del  S. XIX y principios del XX se amplía la zona urbana y el ensanche, aunque con ciertas peculiaridades. Al no haber suficiente suelo urbanizable junto a la necesidad de edificación por el aumento de la población, provoca la reconstrucción de una gran parte del casco histórico con adaptaciones y alturas desproporcionadas respecto a los espacios urbanos medievales.

Actualmente existen urbanizaciones de vivienda unifamiliar y más moderna. Este factor junto con una alta calidad de vida, ha hecho posible que la población de la villa de Alba no haya disminuido en los últimos años llegando a los 5.182 habitantes. Esto ha sido posible gracias a un proceso de reurbanización de las tradicionales áreas rurales, modificando sus características antiguas. El ejemplo lo tenemos en la urbanización Pinar de Alba, a varios km. de su núcleo principal.

Alba de Tormes, culturalmente, tiene un gran impacto durante el siglo XVI y XVII gracias al tercer Duque de Alba y la influencia de Santa Teresa. Esto se debe al establecimiento de varias órdenes religiosas por lo que construyen varias iglesias y monasterios, lo que trasforma el aspecto urbano. En 2012 es declarado por la Junta de Castilla y León «bien de Interés Cultural con categoría de Conjunto Histórico». Se conserva el núcleo urbano quedando reflejado en importantes edificaciones como la plaza mayor y la plaza de Santa Teresa; monumentos con alto valor patrimonial como el Monasterio de San Leonardo, el Convento de las Carmelitas, la Iglesia de San Juan, la Iglesia de Santiago y el convento de las Madres Isabeles; o edificaciones de gran interés arquitectónico como el Palacio Ducal, el Ayuntamiento, la Alhóndiga y el Pozo de la Nieve.

La economía también ha sufrido un gran cambio, antiguamente se basaba principalmente en la agricultura y la ganadería, así como oficios artesanos propiciados por la existencia del río Tormes. Según Pascual Madoz «La generalidad de los habitantes se dedican a la agricultura, no solo para el sostenimiento de las comunidades religiosas, sino también para la casa de los duques de Alba». Contaba en estos momentos con una población de 2.166 habitantes. En la actualidad la economía se ha diversificado destacando el sector servicios (59% ) con peso importante en el turismo. La artesanía e industria representan el 32% con un peso importante en la construcción. Por último, el sector primario que ocupa aproximadamente al 9% de la población activa.

Beatriz Jaen

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