GIJÓN (1929)


La imagen elegida corresponde a un plano de Gijón extraído de una guía publicada en 1929 por la oficina de turismo de esta ciudad, donde se exponen los diferentes puntos de interés que visitar y las actividades desarrolladas ese verano en la ciudad. Para los interesados dejo el link de la página: http://gijonenelrecuerdo.elcomercio.es/category/planos
Gijón, se sitúa en el centro de la costa asturiana y es una de las ciudades más grandes del Principado de Asturias. Se extiende sobre una cuenca abierta al mar Cantábrico, de escasa altitud y suave topografía. La ciudad se levanta sobre un peñasco situado en la parte colindante con el mar Cantábrico, antiguamente unido a tierra por una lengua arenosa. El interés principal en esta zona para los primeros pobladores, el pueblo romano, era la riqueza en metales y minerales de las tierras del norte de España y el fácil dominio y control que este tómbolo presentaba de forma natural, para la creación de un asentamiento. Estaba unido con el resto del territorio a través de un camino llamado la ruta de la Plata.
Se construye a finales del siglo III y principios del IV d.C. una muralla de unos 850 metros de largo y 4,60 metros de ancho para una mejor defensa y protección de la ciudad. Esta fortificación se hallaba franqueada por varias torres semicirculares de 4 ó 5 metros de diámetro, situadas a intervalos de 18 metros. Solo existía una puerta principal formada por dos torres cuadrangulares de 5,40 metros de lado, separadas por un intervalo de 50 metros. La villa crecerá y se desarrollará dentro de la muralla con un trazado irregular, quedando algunos restos de esta muralla actualmente en la zona. También se puede observar el paso romano gracias a la excavación de las termas de la Campa Torres.
La ciudad crece formando un modelo concentrado e irregular, de calles estrechas y empinadas, con casas solapadas unas sobre otras a lo largo del terreno abrupto. Se desconoce a ciencia cierta el punto central alrededor sobre el que creció la ciudad, debido a sus límites naturales, al norte el cerro y al este y el oeste el mar. Esto no la permitió crecer con una forma radio-céntrica clara, sino más bien irregular, aunque se sospecha que el centro podría corresponder a la Plaza del Marqués, en el barrio de Cimadevilla. Podríamos situarla en uno de los extremos izquierdos de la antigua muralla, rozando la zona del puerto.
Entre los siglos VIII y XI, la ciudad quedó prácticamente abandonada, resurgiendo gracias al poder del intercambio comercial y la pesca de bajura. La zona más alta del emplazamiento, lo que se conoce actualmente como el Cerro de Santa Catalina, quedó sin edificar debido a los fuertes vientos que azotan de forma constante la zona. Más adelante se levantarán dos construcciones, el Elogio al horizonte y el faro. El segundo ya desaparecido. El faro fue construido alrededor del año 1867, desapareciendo alrededor de 1898 para la construcción de una zona de defensa con cañones situados en diferentes puntos estratégicos. El Elogio es una estructura de hormigón realizada por el escultor vasco Eduardo Chillida en el año 1990.
El Cerro divide la ciudad en dos partes, extendiéndose a lo largo de dos franjas costeras y los alrededores del río Piles, que desemboca en la playa de San Lorenzo. La forma de la ciudad cambia, pasando adquirir una estructura lineal, por la necesidad del pueblo de desarrollar alguna actividad económica para su supervivencia, que se basa en la pesca de bajura y el pequeño comercio. Se forma así el primer puerto de Gijón en 1840, el Puerto Deportivo, en torno a un conjunto arenoso, los arenales del Natahoyo, formado por una pequeña dársena donde se apiñaban un conjunto de barcazas pesqueras. La situación económica de Gijón era por tanto de baja sostenibilidad difícil de mantener solo con la venta de pescado entre los propios gijoneses.
En 1858, se encarga al arquitecto Andrés Coello, el diseño de una Plaza Porticada, donde se levantará la nueva Casa Consistorial, situada en la zona de Cimadevilla, dejando el mar y la playa de San Lorenzo al noreste y el casco antiguo de la ciudad junto con el cerro de Santa Catalina al noroeste. Con el objetivo de unir ambas zonas de la ciudad, la antigua y la nueva.
A mediados del siglo XIX, crece el interés por las explotaciones de carbón. Esto produce el aumento de la iniciativa industrial de la zona y un incremento en el flujo de tráfico marítimo, para el transporte de dichas mercancías, lo que supuso un leve repunte la actividad económica de la ciudad. En 1852, se cambia la ubicación del puerto a otra zona conocida como el Musel. El Puerto deportivo,mantiene su primacía sobre el cabotaje de carbón durante un tiempo. Numerosas embarcaciones de pesca siguen atracando allí. En 1907 el Musel empieza su mayor movimiento comercial, principalmente con la explotación de mineral de hierro y carbón. A mediados del siglo XX, es gracias al buen funcionamiento del Puerto, que la economía asturiana aumenta, con el traslado a granel de carbón y del mineral de hierro,usando para su transporte el ferrocarril. 
Hacia el año 1980 sufre un importante deterioro y su actividad se ve reducida a pequeñas actividades pesqueras y pequeños talleres de reparación. En 2006 sufre su última gran remodelación, equipando el puerto con nuevas y mejoradas instalaciones con el fin de acoger embarcaciones deportivas. Actualmente se ofrecen múltiples actividades lúdicas. Hoy el Puerto del Musel, cuenta con una de las instalaciones portuarias más importantes de España, y abarca actividades comerciales, náutico deportivas, turísticas, pesqueras y astilleros, siendo el principal puerto granelero de España.
La parte oriental de la ciudad crece también de forma lineal a lo largo de la playa de San Lorenzo y en torno al río Piles que desemboca en dicha playa. A finales del siglo XIX, el comercio y el turismo nacional aumenta gracias a la Plaza de Toros y a la Feria de Muestras de Gijón. Se produce así una inflación en la economía gijonesa que propicia el crecimiento urbanístico y demográfico, las nuevas zonas urbanas empiezan a tener una forma ortogonal, sus calles son rectas y regulares, basadas en perpendiculares y paralelas, tomando como punto central estas dos estructuras mencionadas anteriormente.
Gijón ha sufrido muchos cambios a lo largo del tiempo, debido principalmente al factor económico. Nace como una villa romana de valor estratégico militar. Durante la edad media, desaparece durante un tiempo, reapareciendo gracias al poder comercial. Con la revolución industrial, el tamaño de la ciudad y poder adquisitivo de los gijoneses aumenta promoviendo el traslado de mercancías a nivel nacional. Finalmente, el turismo junto con el transporte de mercancías se convierte en elemento clave de la economía de esta. Por todo ello, se puede concluir, que Gijón, por un lado, es una ciudad cuya importancia recae como destino turístico y por otro lado eje básico del abastecimiento de materias primas a nivel nacional.
Raquel Ortega Galán

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