Esta obra fue donada en 1473 al rey Ferrante de Aragón por Filippo Strozzi y actualmente se encuentra en el Museo di San Marino de Nápoles. Es de autor anónimo, aunque se la atribuye a Francesco Rosselli, miniaturista y cosmografo florentino, debido a su semejanza con otra vista suya de la ciudad de Florencia. Esta obra en concreto es conocida como Tavola Strozzi. Se trata de una pintura al óleo sobre lienzo y muestra la ciudad de Nápoles con el puerto en primer término.
El puerto de Nápoles era de gran importancia por ser el comercio y la navegación sus principales actividades económicas. Además era un centro militar naval de gran importancia estratégica para el control del Mediterráneo Occidental. Cómo señalaba Temístocles, “quién domina el mar, domina todas las cosas”, y así lo entendió la Corona de Aragón, que tenía un gran ejército en este enclave. En la imagen se muestra el regreso de la flota aragonesa arrastrando las galeras capturadas al adversario tras vencer en la batalla de Ischia, en 1465.
Según la mitología griega, el origen de Nápoles está en el lugar en el que el mar arrojó a la sirena Parténope, que logró escapar del hechizo de convertirse en piedra. En realidad, Nápoles fue fundada por un grupo de colonos griegos de Cumas, que construyeron una ciudad que llamaron en primera instancia “Neápolis” (Ciudad Nueva), en el siglo V a.C. A lo largo de la historia, Nápoles se enriqueció mediante la influencia de muchas otras culturas, como la romana, la angevina, la aragonesa, la hispánica y posteriormente la francesa la austriaca. Actualmente es una de las ciudades más pobladas de Italia.
En cuanto a la estructura y morfología urbanas, Nápoles está limitada por las características geográficas y por la muralla que rodeaba la ciudad. La urbe creció mediante sucesivas zonas agregadas de forma concéntrica, a partir de los primeros barrios portuarios, que constituían el núcleo de la actividad económica y social de la época representada en la pintura. La ciudad creció desde los barrios portuarios hasta las murallas, las cuales tuvieron que ser ampliadas sucesivamente para albergar a la población, a lo largo de su historia.
Entre los elementos urbanos más importantes y emblemáticos encontramos el Castel Nouvo, que ha sufrido grandes batallas, como la primera guerra napolitana, en que atacado por tropas francesas (1494) o la segunda batalla de Nápoles (1504), en que fue asediada por tropas españolas. Este edificio, además ha visto la abdicación del papa Celestino V y el nombramiento de Bonifacio VIII. Sufrió una remodelación al añadirle el arco del triunfo de Aragón durante el reinado de Alfonso I. Otro monumento significativo es el Castel de Sant´Elmo, situado en la parte más alta de Nápoles para proteger a toda la ciudad; a lo largo de su historia ha servido como fortificación defensiva, como cárcel y como biblioteca. Como conclusión, Nápoles es hoy una ciudad muy rica histórica, artística y culturalmente, con edificios emblemáticos e importantes en cada momento de la historia.
Fernando Rivas Rubio