VIC (Bernat Espinalt, 1783)
La imagen elegida corresponde a un grabado de la ciudad de Vic, cuyo autor es Bernat Espinalt, y que fue publicado en 1783 en el libro El Atlante Español. Con este grabado nos podemos hacer una idea de cómo era la ciudad a finales del siglo XVIII.
Vic está situada en el centro-norte de Cataluña, en medio de una plana, la Plana de Vic, y es la capital de la comarca de Osona. Con estos datos ya nos podemos imaginar que es una ciudad que fue referente de otras poblaciones próximas. Conocemos de la existencia de Vic ya en el siglo IV a.C., conocida entonces como Ausa y ocupada por la tribu ibérica de los ausetanos. Su pasado histórico marcó y definió la estructura de la ciudad, su morfología y su actividad. Por esta razón, consideremos interesante mencionar algunos hechos históricos que nos ayudarán a conocer y a comprender la imagen de esta ciudad que estamos analizando.
De una parte, sabemos que la ocupación romana convirtió la ciudad de Ausa, en una ciudad de gran relevancia. En esta época se construyó un templo romano en el punto más alto y céntrico de la ciudad. Posteriormente, en época visigoda la ciudad fue sede episcopal y en una etapa posterior fue ocupada por los musulmanas, destruida y más tarde reconstruida de nuevo. Durante la repoblación y reconstrucción se conservaron los muros del templo romano para construir un castillo, el castillo de los Montcada. En ese contexto se construyó la catedral, también en el centro, y Vic volvió a ser sede episcopal. Estos hechos son importantes para la descripción de la ciudad que vemos en el grabado del siglo XVIII.
Estas dos construcciones, la Catedral y el Castillo, marcaron claramente la estructura de la ciudad ya desde la Edad Media. Su ubicación estratégica también simbolizaba y representaba los dos poderes presentes en la ciudad, el poder religioso y el poder civil. Por esta razón la ciudad creció de forma concéntrica alrededor de estos dos referentes que dieron origen al centro histórico. Así, el casco antiguo se formó circularmente rodeando estos dos edificios y protegido por las murallas, algunas de las cuales aún se conservan. En esta área las calles son estrechas y desde diferentes puntos nos conducen a la parte más central, donde está la catedral, el templo romano y la Plaza Mayor, otro punto de referencia de la ciudad. Los edificios siempre han mantenido y respetado la arquitectura tradicional; tienen escasa altura y conservan la estética de la época.
Como se aprecia en el grabado, la catedral es una de las edificaciones que más sobresale, al igual que otras iglesias que también se construyeron en la etapa expansionista de ciudad, que tuvo lugar en el siglo XVIII. Durante esta época, se construyeron grandes edificios religiosos que constituyen una muestra de la importancia del poder religioso en la ciudad. Ésta también fue una época en la que se construyeron grandes edificaciones civiles, como símbolo de la prosperidad económica y de la autoridad de algunas familias adineradas. En este clima de crecimiento y de reactivación económica, hubo también un incremento de la actividad comercial y una fuerte implantación de la industria textil. Vic era un punto de encuentro de comerciantes de toda la comarca y su Plaza Mayor el lugar de intercambio comercial de todo tipo de artículos, así como de ganadería. Todavía hoy Vic es una ciudad con una fuerte tradición agrícola y ganadera. Tradicionalmente, desdel siglo XVIII todos los martes y sábados hay mercado en la Plaza Mayor.
En cuanto a la industria textil, se instaló al otro lado de las murallas, junto al río que rodea la ciudad. Su implantación y presencia también influyó en la morfología de la ciudad. La industrialización y la bonanza económica contribuyó a la expansión de la ciudad durante el siglo XVIII. Entonces la ciudad creció al otro lado del río, abriéndose hacia fuera, y se derribaron parte de las murallas dando lugar a las ramblas. Así aparecieron nuevos barrios con una estructura más ortogonal.
Como podemos ver, el pasado histórico de la ciudad ha condicionado su morfología y estructura hasta día de hoy, conservando parte de su actividad y funciones tanto a nivel local como comarcal. Tal y como se ha comentado, desde antaño, la ciudad ha sido el centro administrativo, comercial, industrial, religioso y cultural de la comarca de Osona, de la cual es la capital. Todo esto también ha influido en su infraestructura y en el establecimiento de sus redes interurbanas. El pasado histórico de la ciudad explica entonces la importancia de su patrimonio urbano y cultural.
Miriam Calvo Costa