SAGUNTO (Anton van der Wyngaerde, 1563)
Sagunto es una de las ciudades más antiguas de España. Está emplazada junto a la desembocadura del río Palancia, que muestra un fuerte gradiente hasta las cercanías de la misma ciudad de Sagunto. La costa baja y arenosa, cubierta de dunas. La ciudad tiene plano irregular y se divide en dos núcleos de población principales: la Ciudad Vieja y el Puerto de Sagunto. Entre medias de ambos, como una subdivision, se encuentran los siguientes núcleos de población menores: La Almardà, el Baladre, la Partida de Gausa y la Partida de Montiver.
El pasado de Sagunto comienza en los yacimientos del Pic dels Corbs, Aixeve, Picaio y l’Albardeta, pertenecientes a la Edad del Bronce. Durante el siglo V a. C., se construyeron murallas para protegerse de los peligros, se absorben los antiguos poblados y pasan a denominarse Arse. Se produce un gran desarrollo cultural y económico, avalado por la acuñación de moneda propia y las fructíferas relaciones comerciales con griegos y fenicios. Este importante crecimiento llega a su fin con motivo de las guerras entre Roma y Cartago. El ejército cartaginés, bajo la dirección de Aníbal, destruyó la ciudad tras 8 meses de asedio, en el año 218 a. C. Este hecho originó la Segunda Guerra Púnica. Después de la victoria romana se inició un nuevo proceso de expansión y desarrollo de la ciudad, que pasó a llamarse Saguntum.
En el siglo VIII cayó bajo la dominación musulmana. Durante esta época la ciudad pasó a denominarse Morbiter y conoció un nuevo esplendor. Como resultado de ello se construyeron baños, palacios, una mezquita y escuelas, siguiendo un trazado urbano desordenado. En 1098 fue reconquistada por el Cid Campeador, aunque la reconquista definitiva y su vuelta a la Cristiandad se produjo en 1238 con Jaime I. A partir de entonces se inició una época en la que convivieron en la misma población judíos, moros y cristianos.
Históricamente, la economía de Sagunto se ha basado en el comercio marítimo, la pesca y la agricultura de secano, esencialmente vinicola. En el siglo XIX todavía se exportaban vinos y aguardientes a Francia pero la destrucción de los viñedos por una epidemia de filoxera, y la posterior conversión del secano en regadío, hizo que el cultivo de la vid fuera sustituida por el de los agrios (naranjos, limones, pomelos y otros arboles frutales), que junto con la siderurgia y la actividad portuaria constituyen la base de la economía actual.
Carlos Fernández Ibáñez