05/11/20

MILÁN (Gioseppe Bernardino Bison (s. XIX)

Es a comienzos del siglo XIX cuando Bison comienza a componer paisajes con la panorámica propia del vedutismo como la de esta de la Vista del Duomo, en la que siguiendo esta tendencia se reproduce una vista de la principal plaza de la ciudad de Milán, describiendo con minuciosidad el monumento y los edificios que lo rodean, así como la vida en la ciudad a través de la representación de la figura humana de pequeño tamaño.

Aunque la construcción de Doumo se inició en 1386 por iniciativa del Arzobispo Antonio Da Saluzzo, este lugar ya constituía el centro neurálgico de la misma ciudad desde prácticamente su fundación por los celtas del norte de Italia en torno al año 600 a.C.

La imagen “Vista de la Plaza del Duomo” obtenida de fineartamerica, fue realizada por Giuseppe Bernardino Bison (Palmanova, 1762 – Milán, 1844). Este pintor italiano estudió en la Escuela de Venecia y ha sido influenciado por los grandes maestros venecianos del S.XVIII. La escuela de Venecia, desde el S.XV se caracterizó por el novedoso enfoque de la luz y el color que otorgan a las pinturas gran plasticidad. Entre los motivos principales de esta escuela están las vedutas (vistas de la ciudad), relevantes en los últimos siglos y en las que se inspiraría Bison para realizar la imagen que nos ocupa.

Los romanos, que conquistaron Milán alrededor del año 200 a.C., le dieron el nombre de Mediolanum o tierra del medio, por su emplazamiento estratégico. Situada en la región de Lombardía, al norte de Italia, en el noroeste del Valle del Po, se encuentra entre el río Po y los Alpes. Tiene al norte los grandes lagos (Lago Como, Lago Maggiore, Lago de Lugano) al oeste el río Tesino y el Ada al este. Esta posición privilegiada, convirtió a  Milán en capital del Imperio Romano de Occidente desde el Siglo III d.C. aproximadamente, y ha influido notablemente en su desarrollo económico, ya que se encuentra en una vía importante de comunicación, lo que ha favorecido el comercio y la industrialización  que la han convertido en una de las regiones más desarrolladas de Italia.

A pesar de que por esta ciudad, que hoy constituye la capital económica del país, pasaron romanos, godos, lombardos, españoles, la plaza del Duomo constituyó siempre el centro de la vida de la misma, produciéndose un crecimiento de forma radial entre sus murallas. Y es que la ciudad de Milán está dispuesta en un plano radiocéntrico caracterizado por la existencia de un centro urbano importante que es referencia para toda la ciudad, la plaza del Doumo. En esta plaza, además de la catedral, se sitúan otros edificios importantes como el Palazzo Reale o la Galería Vittorio Emanuele. De este punto central, salen calles radiales, que son las calles principales que se disponen en forma de radios de una circunferencia y que están comunicadas entre sí por otras vías en forma de círculo concéntricos que permiten la comunicación entre los barrios, con una trama urbana cerrada en el centro con edificios muy próximos entre sí. Esta forma radial se ha prolongado en las sucesivas fases de crecimiento de la ciudad.

La ciudad de Milán vivió una época de gran esplendor durante el gobierno del duque Gran Galezzo Visconti (1351 – 1402) bajo cuyo mandato se inició la construcción del Duomo con el objetivo de renovar y dar esplendor al centro de la misma, así como para celebrar la política de expansión territorial de los Visconti. Se levantó en el mismo lugar donde ya se encontraban edificaciones religiosas importantes, como eran la Basílica de San Ambrosio del S.V a la que posteriormente en el año 836, se agregó la Basílica de Santa Tecla y que fueron destruidas por un incendio en el 1075. Durante su construcción, diferentes arquitectos, escultores y artistas aportaron su contribución profesional en la famosa “Fabbrica del Duomo” (Fabrica de la Catedral) liderados por el arquitecto Simone da Orsenigo hasta que en 1389 se designó a Nicolás Bonaventure arquitecto jefe, el cual dio a la catedral una importante impronta gótica, así su fachada está revestida de mármol blanco rosado al igual que la parte superior que culmina con una infinidad de pináculos y torres coronadas por estatuas.

Con la extinción de la dinastía Visconti en 1447, Milán pasa a ser una república, pero no por mucho tiempo ya que en 1450 es la saga de los Sforza quienes tomarán el relevo de los Visconti. A Francisco I Sforza se debe la reconstrucción del llamado castillo de la Porta Giova construido por la famila Visconti y destruido durante la breve república, para convertirlo en su residencia. Hoy conocido como Castillo Sforzesco, es otra de las construcciones más importantes de Milán.

Pero los Sforza posteriormente traladarán su residencia al Palazzo Reale, una construcción del S.XII que había servido de sede del gobierno hasta los Visconti, y que  convirtieron en su residencia, ya que lo consideraban más adecuado para la corte que el Castillo Sforzesco. Situado al sur de la Plaza del Duomo, como sede de gobierno fue ocupado sucesivamente por María Teresa, Napoleón, Fernando I y los reyes de Italia de la dinastía Saboya. Gravemente dañado durante la Segunda Guerra Mundial, tras su reconstrucción fue abierto al público en 1951 como centro cultural.

Con el inicio de la dinastía de los Sforza, durante un tiempo no se avanza en la construcción del Duomo, no sólo por falta de dinero sino también de ideas. Por ello, los Sforza que fueron mecenas de grandes pensadores y artistas y que convirtieron a Milán en el núcleo del arte renacentista, promovieron diversas reuniones para discutir el progreso de los trabajos, en las cuales participó a finales de la década de 1480 Leonardo da Vinci.

En los siglos siguientes las obras avanzaron muy lentamente. En 1774 Giuseppe Perego esculpió una estatua de cobre dorado que fue situada en el punto más alto del templo y que es conocida como la Madonnina que se convirtió en el símbolo de Milán. Y aunque no será hasta 1964 cuando se dé por finalizada, durante todo ese tiempo siguió siendo núcleo de la vida social y comercial de la ciudad. A su alrededor se situaban pequeños comercios donde posteriormente en 1877 se inauguró la Galería Victtorio Manuele II construida por Giuseppe Mengoni, pionera de los modernos centros comerciales, que constituye un espacio singular situado en el lado norte de la Plaza y que conecta la misma con la Plaza della Scala, que toma su nombre del conocido Teatro alla Scala.

En el siglo XX. Milán fue cuna del movimiento fascista ya que en ella fundó Mussolini sus primeros fascios de combate. Esta época también tiene su reflejo en la arquitectura de la ciudad, ejemplo de ellos es la Estación Central, inaugurada en 1931, su diseño es típico de la llamada arquitectura fascista que refleja poder, fuerza y opulencia, recordando a las grandes construcciones del Imperio Romano. Arrasada parcialmente durante la II Guerra Mundial, Milán fue reconstruida y resurgió durante la posguerra gracias a su desarrollo industrial y comercial. Actualmente, capital financiera  de Italia y centro mundial de la moda, es una ciudad moderna, que cuenta con grandes edificios de cristal y metal y algunos rascacielos importantes, como el rascacielos Pirelli.

Paula Vallepuga