05/3/13

ÁVILA (Hye Hoys – P. Raoux, 1898)

No se poseía ningún plano de Ávila en 1866, cuando el dibujante Hey Hoys hizo su tercer viaje por España, por lo cual tuvo que trazar él mismo la topografía de la ciudad y sus contornos. Como no disponía de ningún instrumento técnico, tuvo que valerse de la simple vista para la dirección de los caminos y el delineamiento de los sitios, midiendo con pasos las distancias.

Ávila, capital de la fría y montañosa provincia del mismo nombre, está situada sobre un promontorio de granito. Toda la ciudad está rodeada de una muralla de lienzos o cortinas rectas y almenadas, compuesta por ochenta y siete cubos o torres salientes, dotadas de buhardas y barbacanas. Esta muralla data del siglo XI, y abarca la imponente catedral de aspecto a la vez religioso y militar y el alcázar, a cuyo alrededor están construidas las casa de la nobleza de esta ciudad. Sus barrios son notables por los templos de sus primeros apóstoles, san Segundo y san Vicente, o por los numerosos conventos – hoy la mayor parte abandonados, pero antes asilos de santidad y de ciencia-. No en vano, con razón ha sido llamada: Ávila de los Santos y de los Caballeros.

Para orientarse en Ávila bajo el punto de vista del más ilustre de sus hijos, santa Teresa de Jesús, es preciso salir por la puerta del Adaja, pasar el puente y subir a la colina pedregosa, que domina el camino de Salamanca. El promontorio sobre el cual está asentada la ciudad se eleva en forma de anfiteatro, a la otra parte del río, entre el páramo del norte y las vastas praderas del mediodía. En el horizonte se descubren las cimas de la Sierra de Guadarrama, cubiertas de nieve la mayor parte del año. Desde la altura en que se presenta el plano, se presenta Ávila verdaderamente majestuosa: en el centro, se observa la forma irregular de la catedral, con su triple serie de almenas moriscas, y el alcázar, residencia real en otro tiempo; más abajo, se pueden distinguir los antiguos palacios de Cepedas, Velada, Oñate y Dávila.

Esta ciudad ha servido de corte en varias ocasiones a los reyes de España, tanto por su posición estratégica como por la confianza que les inspiraba la lealtad de su nobleza. A causa de su situación adquirió importancia a partir del s. XI como ciudad de frontera fortificada y como centro agrícola y pastoril. Con la pérdida de su interés militar pasó a convertirse en simple centro agrícola. La evolución del plano urbano ha sido lenta. El antiguo recinto amurallado medieval, de perímetro rectangular, encierra todavía gran parte de la ciudad, cuya expansión extramuros se ha orientado hacia la estación del ferrocarril (este) y hacia el río Adaja y su afluente el Chico (sur). Dentro del recinto, la disposición de calles es típicamente medieval.

Históricamente, Ávila corresponde a la antigua ciudad romana de Avela. Arruinada por las invasiones de cristianos y de musulmanes, fue reconquistada definitivamente por Alfonso VI, durante cuyo reinado fue reconstruida, fortificada y repoblada. En 1088, un grupo de serranos formaron un Concejo de ciudadanos con participación en el gobierno y guarda de la ciudad. Las gentes procedentes de Covaleda y Lara se asentaron en la parte baja de la ciudad, los procedentes de Cinco Villas y de otros lugares lo hicieron en la parte alta, mientras que en el núcleo central quedaron los serranos, sin duda procedentes del sistema central, perpetuando así la división entre ruanos y serranos, que se mantuvo durante toda la Edad Media. Ávila fue en principio una avanzadilla de la frontera, la ciudad se ruralizó y, situada en una de las cañadas de la Mesta, pronto se convirtió en un importante centro ganadero y textil lanero que atrajo a nuevos emigrantes. Fue en los umbrales del s. XVII cuando la ciudad alcanzó su máximo esplendor económico, demográfico y cultural, pero la expulsión de los moriscos y la cercanía de la corte paralizaron sus actividades productivas, iniciándose una larga decadencia. Así, la población que había ido creciendo a un ritmo constante durante el s. XVI, experimentó un notable decrecimiento a lo largo del s. XVII. Ello se vio agravado por el empeoramiento de la situación en el campo como resultado de la concentración de la propiedad en manos eclesiásticas y del incremento de la amortización civil. La instauración de unas manufacturas de algodón en el s. XVIII no pudo evitar la decadencia de la ciudad. Su universidad, que había sido fundada en 1550, fue suprimida en 1807.

La ciudad antigua y las iglesias extramuros fueron inscritas por la UNESCO en el patrimonio mundial en el año 1985, ampliando este patrimonio en 2007. Esto tuvo lugar por el  reconocimiento en la misma de un conjunto de Valores Universales Excepcionales, por ser un ejemplo de repoblación emprendida por el Reino de Castilla tras la reconquista de Toledo. Destaca, asimismo, el marcado carácter medieval de la Ciudad de Ávila, compaginando tanto aspectos religiosos como defensivos, y por ser un ejemplo de ciudad fortificada, que ha conservado íntegramente su muralla. La densidad de monumentos civiles y religiosos intramuros y extramuros hacen de ella un ejemplo de extraordinario valor.

 Sonia del Amo