MANILA (Anónimo, s. XVII)
Esta imagen se encuentra en un arcón filipino, una obra de arte anónima que data del segundo tercio del siglo XVII. Está formado por madera y hierro forjado y tiene en la cara interior de la tapa, una imagen geográfico-social, pintada al óleo con gran detalle, que ilustra el primer mapa de la ciudad de Manila, Filipinas, hace 4 siglos. Es el plano más antiguo que se conoce de esta ciudad, fundada en 1574.
Esta obra forma parte de la colección artística del museo José Luis Bello y González, en Méjico.
Con 1,78 millones de habitantes, según los datos de la ONU de 2015, Manila es la segunda ciudad del país por número de habitantes, tras Quezón, además de ser la capital. Es una ciudad costera situada en la bahía de Manila, en la isla de Luzón, junto a la desembocadura del río Pásig, donde se mezcla la arquitectura colonial española con modernos rascacielos. Está limitada limita al norte con las ciudades de Navotas y Caloocan; al nordeste con Ciudad Quezón; al este con San Juan y Mandaluyong; al sudeste con Makati y al sur con Pasay.
En esta pintura se muestra el paisaje del puerto de Manila, el cual era un punto de comercialización española muy importante que pertenecía a la Nueva España, en la que se buscaba formar una nueva sociedad a través del virreinato. Además, observamos dos mundos en un mismo espacio:
La ciudad amurallada, es decir, intramuros, es el núcleo de la Manila Antigua. Muestra una arquitectura occidental con construcciones religiosas como los conventos, la catedral, la iglesia de San Francisco, etc., señaladas en la imagen con cruces, cúpulas y torres; y construcciones militares como puentes, baluartes, fosos y las puertas de la ciudad. A día de hoy, las construcciones importantes que alberga son la iglesia barroca de San Agustín del siglo XVI y el fuerte Santiago, una célebre ciudadela y antigua prisión militar.
Y a extramuros, encontramos el Parián de los Sangleyes, una zona interracial que estaba destinada a comerciantes chinos, con otro tipo de construcción más identificada con el modo de vida asiático, pero, destacan viviendas con el símbolo católico de La Cruz.
Aunque no se aprecia en la pintura, la ciudad de Manila, adoptó un plano en damero o cuadriculado, es decir, con calles rectas que se cortan entre ellas de manera perpendicular, delimitando manzanas cuadradas o rectangulares y proyectando un aspecto ordenado. Este estilo era el característico de las ciudades coloniales españolas en América, aunque su origen se remonta a la época de la Antigua Grecia. Aunque debido a incendios, terremotos y demás historia, acabo adoptando una forma irregular para adaptarse a la topografía natural. Adoptó así una forma de trapecio irregular, con un frente rectilíneo cara al océano Pacífico y otro que seguía el río Pásig, cerrando la figura a dos frentes. Pero el interior del trapecio siguió con el modelo de cuadrícula.
Al fondo de la imagen, observamos el río Pásig lleno de embarcaciones donde se hacía comercio con todo o que había en el mercado filipino. Estas embarcaciones llamadas Galeones de Manila, recorrían desde 1565, el océano Pacífico una o dos veces al año entre el puerto de Manila y los puertos de Nueva España en América, principalmente Acapulco, Bahía de Banderas (Nayarit), San Blas (Nayarit) y el Cabo San Lucas (Baja California Sur).
Por último, en la pintura, encontramos a los habitantes haciendo sus actividades cotidianas. Durante el siglo XVII, los comerciantes chinos se encargaban de abastecer a la ciudad de alimentos, construían los edificios, eran zapateros, cerrajeros, herreros…, es decir, servían a la comunidad todo lo que deseaban. Lo que los españoles ofrecían a cambio era la plata que obtenían de las minas americanas, que era lo que los chinos querían. Por tanto, entre los españoles y los chinos se estableció una relación en la que dependían de los otros; entre estos habitantes no siempre hubo paz, pero llegaron a entenderse durante mucho tiempo.
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