06/7/14

DRESDE (Bernardo Bellotto, 1747)

Dresde, Bernando Bellotto, 1747

Esta imagen representa el Nuevo Mercado situado en el casco histórico de la ciudad alemana de Dresde en 1747. La obra se denomina el Neumarkt en Dresde y  se encuentra en el Museo del Hermitage en San Petersburgo. Es un óleo sobre lienzo con unas dimensiones de 134,5 × 236,5 cm. Su autor, Bernardo Bellotto, también conocido como “Canaletto El Joven” por su tío Canaletto, fue un artista famoso por su precisión a la hora de representar vistas urbanas de algunas de las principales capitales europeas. Considerado maestro absoluto de la perspectiva, este artista utilizó como género pictórico el vedutismo donde se desarrollaban imágenes panorámicas de ciudades con minuciosos detalles. De hecho, sus pinturas han sido una importante fuente de información histórica porque algunas de sus obras, como esta que comentamos aquí, sirvieron de inspiración para la reconstrucción de edificios históricos destruidos durante la II Guerra Mundial.

La ciudad de Dresde, situada al este de Alemania, posee un emplazamiento estratégico en el centro de Europa, por ser un nudo de transportes y un centro económico muy importante. Asentada en el valle del río Elba, que atraviesa la ciudad, está rodeada de praderas que ofrecen unas condiciones idóneas para su poblamiento. Por otra parte, el río Elba es una arteria de comunicaciones fundamental ya que constituye uno de los principales ríos navegables de Europa Central.

El lugar mostrado en la imagen corresponde al Nuevo Mercado (Neumarkt en alemán) situado en la plaza central de la ciudad. En el  siglo XVI Dresde se convirtió en la residencia de reyes y centro del Renacimiento y posteriormente del Barroco Europeo, pero tras la Guerra de los Treinta Años la ciudad quedó hundida. A partir de 1694, con el reinado de  Augusto El Fuerte, la ciudad consiguió recuperar su antiguo esplendor gracias al apoyo económico y cultural promovido por la corte electoral. El deseo del príncipe Augusto era que la ciudad se asemejara a Venecia. Para ello creó grandes edificaciones barrocas y reconstruyó otras renacentistas.

La disposición y el trazado de las calles estrechas que desembocan en la plaza nos muestran un plano irregular, en el que destaca una imagen muy compacta de los edificios. En el margen derecho podemos ver la abundancia de casas de estilo barroco. Eran los hogares de la burguesía, característicos por tener un patio central porticado y cubierto a dos aguas. La planta alta era destinada a la vivienda donde los balcones lucían barandillas con llamativos colores y la planta inferior servía como almacenaje u otros servicios. La burguesía contribuyó a fomentar entre la ciudadanía el interés hacia el coleccionismo de arte. La ciudad fue cambiando su fisonomía con la proliferación de casas burguesas ornamentadas, con enormes patios que se utilizaban para exposiciones y usos comerciales. Así, se pusieron de moda las cafeterías elegantes trayendo consigo la galantería, la exquisitez en la indumentaria y las buenas maneras.

Al fondo y ocupando la parte más céntrica de la obra vemos la iglesia más importante del Barroco alemán, la Frauenkirche  construida tan sólo 4 años antes del cuadro y convertida sin duda en el símbolo de Dresde. A su lado izquierdo y formando parte del Palacio Real, vemos el Stallhof (o patio de los establos) de origen medieval y a su lado, el Johanneum, ambos edificios renacentistas y destinados a actividades equinas. La plaza suponía  un centro de negocios y de comercio importante. Belloto nos muestra la importancia de las actividades de caballos a través de los carruajes que llegan al grandioso Johanneum. A su alrededor podemos apreciar a personas de clase alta diferenciadas por su vestimenta (pelucas blancas, vestidos de panel ancho…) y a personas de la clase obrera con ropas más sencillas. Gracias al crecimiento de estos años la población se triplicó y también se estableció una comunidad judía especialmente próspera. Aumentó el poder adquisitivo de la clase media y se impulsó la industria textil y del hierro. Por convertirse en uno de los centros culturales más famosos de Europa, la ciudad estaba poblada por intelectuales, profesores y artistas, así que la burguesía era la clase social dominante en la ciudad.

Este lugar ha sido víctima de guerras, conflictos políticos, batallas revolucionarias e inundaciones en diferentes etapas de la historia pero, sin duda, su mayor destrucción se produjo en febrero de 1945, por culpa del bombardeo sistemático de la aviación aliada durante la II Guerra Mundial. Todavía hoy, el centro histórico de Dresde se sigue restaurando.

Patricia Benito López