05/2/13

SIGÜENZA (Antonio Batanero Nieto, 1979)

La imagen analizada es una pintura del autor Antonio Batanero Nieto (1979), natural de Guadalajara, quién ha plasmado en sus obras muchos paisajes alcarreños y detalles o rincones de sus ciudades. En este caso concreto, es un plano general de Sigüenza representando la vista del amanecer.

Sigüenza es una localidad de unos cinco mil habitantes, perteneciente a la provincia de Guadalajara. Es famosa por ser ‘la ciudad medieval’ debido a su castillo-fortaleza y su catedral, principalmente. A pesar de esto, el origen se remonta a la época romana, cuando se fundó Segontia como emplazamiento estratégico entre Zaragoza (Cesaraugusta) y Toledo. El emplazamiento geográfico de la ciudad se debe a dos motivos: el primero, la proximidad al río Henares, esencial para abastecer de agua a la población. El segundo es la elevación de terreno en torno a la cual se construyó la ciudad, ya que, tanto para los romanos (sitúan la acrópolis en las zonas más altas), como para los señores feudales de la época medieval (castillo-fortaleza situado en la parte más alta para prevenir y defender mejor ataques enemigos) era un aspecto esencial.

Por tanto, debido a estos dos motivos encontramos que la ciudad está estructurada en función de ambos. El castillo, situado en la cima de la colina, tiene alrededor extensiones de tierra o eras, que conectan con la ciudad mediante calles como la calle Mayor o la calle Valencia. El castillo actual es una reconstrucción del que se erigió en la Edad Media (principios del s.XII) sobre uno anterior de origen musulman.  La zona de edificios más próximos al castillo conserva las características de los núcleos medievales. Son casas bajas, de dos plantas la mayoría, y no se construyeron siguiendo una planificación urbanística, por eso hay muchas calles estrechas por las que actualmente no podría pasar un vehículo. Esta zona de viviendas, denominada Las Travesañas, se caracteriza también por los arcos de una muralla pre-medieval que rodea la ciudad desde el castillo hasta la catedral.

La catedral, se encuentra el final de las empinadas calles de las travesañas, en dirección al río Henares. Aunque fue construida con una idea de ser plenamente románica, era un proyecto tan ambicioso y duró tanto tiempo (s.XII-s.XVII) que inevitablemente se fue adaptando a los nuevos estilos arquitectónicos de la época. Así podemos ver que aunque la base de la catedral es románica (muros anchos, pocas ventanas y apenas ornamentación), la parte superior, la nave central y los remates de la fachada son de estilo gótico (arcos de crucería, altas columnas, rosetones y vidrieras, ventanas ojivales).

En ella se encuentra enterrada la familia Mendoza en la capilla de San Juan y Santa Catalina. Es muy relevante en la historia de la ciudad porque uno de los miembros de esta familia es hoy el icono o símbolo de la ciudad. Me refiero a Martin Vázquez de Arce, caballero de la orden de Santiago, apodado ‘El Doncel’. Sobre su sepulcro hay una efigie suya de alabastro, en la que yace de costado y tiene entre sus manos un libro abierto (probablemente la Biblia). Esta figura se ha convertido en referente de la ciudad porque es una personalidad que engloba las dos características fundamentales de la ciudad ‘las armas y las letras’.

Es el segundo edificio más importante, después del castillo. Dio lugar a la diócesis de Sigüenza. Existía antes de la construcción de la catedral pero dependiente de la de Guadalajara. Con la reconquista a los musulmanes y la construcción del emblemático edificio pasó a ser una diócesis independiente. Esto supuso que la ciudad se convirtiese durante la Edad Media en un punto de concentración de alto clero y nobleza gracias al cual se impulsó el desarrollo de Sigüenza.

Además se construyeron otros edificios religiosos como las iglesias de Santiago y San Vicente (románicas), situadas en las travesañas. Y el convento de las Ursulinas construido en 1818, dedicado a la educación de niñas. Otro edificio importante de la ciudad es la antigua universidad fundada en 1476 por Francisco Jimenez de Cisneros. Está considerada una de las universidades ‘menores’ de España. Fue clausurada en 1836 y se convirtió en seminario y la sede de la diócesis.

La sociedad de Sigüenza en la época medieval, por tanto, era diferente con respecto a otras ciudades. Lo normal era que el mas de tres cuartas partes de la población fuesen pueblo llano, dedicado a labrar el campo, y que el otro cuarto restante fuesen monjes o sacerdotes que hacían vida en la iglesia/monasterio, (normalmente solo existía un edificio religioso por ciudad) y nobleza, que vivía en el castillo. En el caso de Sigüenza, no solo hay más de una iglesia sino que contamos con una catedral y diócesis propia, esto supone un número de personas pertenecientes al clero mucho mayor  de lo habitual. Además con la universidad, se impulsó el interés por la cultura y por tanto, los nobles y caballeros con intención de formarse acudían a Sigüenza.

El pueblo llano, a pesar de no ser tan numeroso como en otras ciudades medievales, cumplía las mismas funciones. Las dos actividades principales de la economía eran la agricultura y la ganadería. Los cultivos eran más abundantes en verano ya que el clima seguntino es severo en invierno y las heladas impedían, en muchas ocasiones, la cosecha. Otro sector económico de la ciudad son las salinas. Situadas a unos kilómetros de la ciudad, alrededor de las cuales se acabó construyendo una nueva localidad, Imón. Estas salinas se empezaron a explotar en el s.X, el funcionamiento estaba basado en una campaña intensiva de mayo a octubre.

Antonio Aparicio