04/24/20

PARÍS (Camille Pisarro, 1898)

Esta pintura pertenece a la colección de 15 obras llamadas en su conjunto “Vistas de ciudades”, situada en el Museo Thyssen, realizadas por el pintor francés Camille Pissarro, sobre las calles de la ciudad de París, durante el invierno de 1897 y 1898, desde la ventana de su hotel situado en la place du Theatre Francais, que da nombre a dicho cuadro. Fue un pintor de paisajes, practicando la pintura al aire libre, desde su vida en el campo, pero obligado por su salud tuvo que trasladarse a la ciudad donde fueron las calles de París las que le sirvieron de inspiración para su obra, dejando a un lado un punto de vista más cercano para pasar a pintar desde un punto de vista más alto.

Dicha imagen, consiste en un cuadro pintado al óleo, con pinceladas rápidas, sueltas y gruesas, es decir, realizada a través de manchas de color, de estilo impresionista, tratándose de una vista urbana pintada desde un punto alto (ventana del hotel donde se encontraba Pissarro), en ella observamos la plaza y las calles aledañas, siendo una vista abierta, con juego de formas verticales y horizontales. Esta imagen capta la luz de la tarde, con personas individualizadas, queriendo ofrecer un dinamismo de la ciudad, con vitalidad de calles modernas como vemos en el primer plano. Luego se muestran los edificios y la Avenida de L`Opera un lugar sofisticado dejando como punto de fuga el edificio de la Ópera de Charles Garnier

La ciudad de París se encuentra al norte de Francia, es una ciudad más o menos plana con dos islas en el centro en su zona más antigua. La isla de la Cité tenía una trama urbana medieval que fue modificada por Haussmann.

El crecimiento urbano se dispone alrededor de los ríos Sena y Marne, extendiéndose más allá de su área metropolitana lo que constituye un aumento de la población contando con más de 2 millones de habitantes, reorganizando el territorio en 20 distritos. El río Sena,  pasa durante 13 km, por París dividiéndola en dos, en la orilla izquierda encontramos una ciudad más artística y en la orilla derecha una zona más sofisticada. En ambas discurren sus grandes edificios.

Durante la segunda mitad del siglo XIX, Francia sufrió una serie de cambios que repercutieron entre otras, en la ciudad de París, que vivía una inestabilidad política. Tras un golpe de Estado por parte de Napoleón III, dando fin a la II República y el inicio del Segundo Imperio, la ciudad sufrió el mayor cambio que perdurará hasta nuestros días, algo que refleja claramente dicha pintura, modernizó la ciudad, con edificaciones nuevas, teatros y avenidas, parques, transformando la imagen de los viejos barrios medievales de calles estrechas e insalubres con un centro histórico congestionado. Situación que ya había empezado con algunas actuaciones emprendidas por el rey Luis Felipe.

Napoleón III dejó en manos de Haussmann, un administrador público, la renovación de la capital parisina, con la creación de grandes construcciones pretendiendo darle a París un aire moderno y urbano. París estaba rodeado de murallas que fueron destruidas, al igual que se demolieron edificios antiguos y se crearon nuevos, con una misma estética, con mayores alturas, y elaborados en piedra, de estilo neoclásico cuyas fachadas se componen de líneas horizontales y en ocasiones largos balcones que ofrecían grandiosidad normalmente destinados a la burguesía junto a los cuales se abrieron grandes avenidas, las cuales conectaban unas con otras de forma radial esto permitía una comunicación recta y rápida, prueba de ello la tenemos en la Plaza de la Estrella, donde se ubica el Arco de Triunfo de los Campos Eliseos, desde donde parten 12 calles que unen este lugar con cualquier parte de la ciudad, lo que permitía que el tráfico fuera fluido debido a los masivos desplazamientos de la clase obrera.

Además se construyeron plazas circulares que proporcionaban amplitud para pasear y circular tal y como podemos ver en la imagen con espacios grandes donde se reunía la población pero no solo eso sino que este hecho ayudó a los movimientos de las tropas por las calles pues al ser más anchas podían desplazarse mejor. Serán los barrios occidentales los que se beneficiarán de este cambio, transformando París en la urbe moderna del siglo XIX.

Las grandes avenidas, supusieron la creación de comercio con sus diferentes tiendas y restaurantes, con el alarde de la nueva burguesía, que paseaba alegremente por las calles parisinas, buen ejemplo de ello es la Avenue de L`Opera, situada en un barrio de negocios, la cual no contaba con árboles para dejar mayor visibilidad, cuya construcción en 1854, se vio frenada por la caída del Segundo Imperio, y no fue terminada hasta 1878 con un ancho de 30 metros. Supuso un nuevo cambio en la economía, con entidades privadas, una revolución comercial lo que significó para París un gran cambio. Se dice que ello supuso una brecha social, ya que este nuevo plan urbanístico, desfavoreció a las clases más bajas, que tuvieron que trasladarse a la periferia.

Afloraron nuevas necesidades ciudadanas, lo que dio lugar a servicios públicos, como entre otros, el transporte público con coches de caballos como vemos en la imagen, siendo un símbolo de estatus durante el siglo XIX, o la construcción de enormes edificios emblemáticos como la Ópera de Garnier pintada por Pissarro al fondo del cuadro. Durante su construcción tuvo muchos problemas, como inundaciones debido a la zona donde se ubicaba, añadido a la crisis que sufrió la ciudad la cual terminó en guerra y ello paralizó su construcción. Su estilo es neobarroco, con un exterior decorado con frisos de mármol de colores, columnas y estatuas representando a compositores como Mozart y en el interior también encontramos mármol, con metales dorados, esculturas y columnas, con una gran escalera.

Todo este entramado de renovación urbana supuso para el poder financiero un gasto demasiado grande, que terminó con los fondos públicos y dejó deudas bastante altas con entidades privadas terminando con la destitución de Haussman. A pesar de ello París se ha convertido desde entonces en una capital con entidad propia, llena de esplendor.

Yesica de Frutos Martino