Esta imagen es una representación de la vista panorámica de la ciudad de Plasencia y aunque no se conoce su autor, este plano se incluyó en el manuscrito «Placentiae urbis et eiusdem episcopatus, descriptio» de Luis de Toro en el año 1573. Hay que señalar que este manuscrito, que en la actualidad se encuentra en la Biblioteca General Histórica de la Universidad de Salamanca, tiene un valor extraordinario, ya que es el documento más antiguo que describe la historia de Plasencia y su comarca. En este plano se incluyen los principales monumentos religiosos y civiles de Plasencia como catedrales, conventos, palacios, Plaza Mayor, iglesias, etc. y además es posible apreciar los montes, el arbolado y el río Jerte que discurre por el municipio. En la parte superior de la imagen se encuentra el escudo de la ciudad.
Luis de Toro fue un médico e historiador del siglo XVI que se cree nació en la ciudad de Plasencia. Ejerció su profesión en esta ciudad y con personalidades de la época como el Obispo Pedro Ponce de León y el Marqués de Mirabel (fiel servidor de Carlos V). Este médico de espíritu abierto y partidario del análisis frente a los dogmatismos, dejó entre sus obras el citado manuscrito, así como un tratado médico sobre el tifus, un trabajo sobre el uso del agua como medicamento y una traducción del toscano de la obra de un general de Carlos V.
La ciudad de Plasencia pertenece a la provincia de Cáceres y se encuentra situada al norte de la comunidad de Extremadura, limitando con el Valle del Jerte, la Vera, Monfragüe, Valle de Alagón y Valle de Ambroz. Es una ciudad que presenta una topografía bastante accidentada que alterna zonas llanas con pendientes ya que se trata de un punto de confluencia de varios valles montañosos, al Oeste las sierras del Gordo y Bereguer y al Este la sierra de Santa Barbara que limita con el río Jerte. Hay que destacar también, la carretera de la ruta de la Plata que atraviesa este municipio y que es una de las vías de comunicación más importantes de España, ya que comunica el norte y el sur peninsular.
Respecto al crecimiento urbano de Plasencia, se puede comprobar cómo los márgenes de esta ciudad se han ido extendiendo hacia la zona Norte y Sur, ya que son áreas que no presentan límites físicos, encontrando la zona industrial en el Sur y junto a la carretera con dirección a Cáceres y la zona residencial nueva en el Norte. Además, hay que señalar que Plasencia debido a su situación y a la distancia con otras ciudades como Cáceres, Trujillo o Béjar que están a más de 60 kilómetros, representa un núcleo principal con respecto a los demás municipios circundantes de la comarca.
Plasencia fue fundada por el rey Alfonso VIII de Castilla en el año 1186. Las razones de fundación fueron especialmente de carácter estratégico militar propias de la Reconquista, ya que se encontraba situada a pocos kilómetros de la frontera de Castilla con el reino de León y del territorio dominado por los musulmanes al sur. Es por ello que Plasencia se fundó sobre un cerro protegido por el río Jerte, ya que esta situación ofrecía un carácter defensivo frente a los enemigos, además, una vez fundada, pronto se empezó la construcción de un importante sistema de protección integrado por una fortaleza y por sólidas murallas que rodearían la ciudad. Este sistema de doble muralla llegó a tener 70 torres y 8 puertas de acceso.
Plasencia tiene un origen auténticamente medieval y que como se puede observar en la imagen del siglo XVI, se concentraba prácticamente en el área intramuros, que posee una forma irregular debido a que tuvo que adaptarse al terreno existente. Así, la cuidad estaba contenida dentro de una construcción defensiva con muros de los que sobresalían torres, siendo la mayor de ellas la torre Lucía, desde la que se hacían hogueras para avisar a la población de los peligros, además, anexado a la muralla y en la parte alta de la ciudad había un alcázar, que hoy ya no existe, pero que supuso uno de los elementos más destacados de esta construcción medieval. La muralla protegía el casco antiguo que estaba organizado en torno a la Plaza Mayor, lugar de encuentro colectivo, comercial y de festejos, donde se encontraba la casa del Ayuntamiento, y de la que emanaban de forma radial calles estrechas y bastante rectas con dirección a las ocho puertas del recinto amurallado (puerta del Sol, de Coria, de Trujillo, Santa María, Berrozana, Clavero, de los Judíos y del Salvador). Estas puertas, junto con el sistema de plazas y calles estrechas típicamente medievales fueron condicionantes del trazado urbano y de la vida ciudadana de aquella época.
Entre los edificios de mayor importancia presentes en el plano de Luis de Toro, hay que destacar la catedral, que en realidad se trata de dos catedrales, una nueva, de estilo gótico renacentista, y otra vieja, de estilo románico de transición al gótico, que están solapadas, ya que para construir la catedral nueva se fue destruyendo la vieja para aprovechar sus materiales, y como no se llegó a terminar, quedaron los dos edificios unidos. Otro edificio histórico a destacar es el Palacio de Mirabel, que representó el edificio civil más importante de la ciudad y que fue declarado bien de interés cultural en 1977.
Como cualquier otra ciudad medieval, en las calles de Plasencia se desarrollaban oficios artesanos de todo tipo, así, todavía algunas de estas calles conservan los nombres de aquellas actividades, como la calle de los quesos, podadores, caldereros, carnicería, etc. Otras calles en cambio, hacían referencia al origen de los moradores que en ellas habitaban, encontrándose el barrio de los judíos próximo a la puerta de Coria y el de los moriscos entre las puertas de Sol y Talavera. Fuera de la muralla, hay que destacar los puentes existentes para salvar el río Jerte como el Puente de Trujillo o el puente de San Lázaro, además de varios edificios como ermitas, conventos y algunas casas modestas y de recreo estacional. Junto al río, también se establecieron diversas actividades como los molinos, los lagares y las alfarerías. También hay que destacar “La Isla” formada en el río Jerte, que era zona de pasto para el ganado y también de recreo para los Placentinos. Como la época de mayor disfrute de este lugar era en verano, los Reyes Católicos ratificaron en 1501 unas ordenanzas que prohibían que se introdujera allí el ganado desde marzo hasta la fiesta de San Miguel el 29 de septiembre.
Plasencia desde su fundación fue una ciudad con notable importancia, especialmente gracias a los privilegios que le otorgó el rey Alfonso VIII como el fuero y el escudo, además de la creación del Obispado de Plasencia. Esta ciudad durante los siglos XV y XVI acogió a lo más ilustre de la nobleza extremeña por tratarse de un enclave acogedor y natural. Hoy en día, esta ciudad que cuenta con unos 40.000 habitantes continúa siendo un lugar muy acogedor y que además mantiene toda su esencia medieval.