BURGOS (Johan Ludwig Gottfried, 1638)

Esta ilustración es uno de los grabados del libro de Johan Ludwig Gottfried: Neuwe Archontologia Cosmica, Francfort, publicado en el año 1638. El tamaño de la ilustración es de 19 x 31 cm. En el grabado podemos ver una perspectiva general de la ciudad de Burgos en el siglo XVII.

Encargado por Alfonso III, Diego Porcelos fundó una ciudad rodeada y fortificada, en el año 884, y así es como se originó la ciudad de Burgos. Fue emplazada en uno de las escasas alturas situadas a orillas del río Arlanzón, denominada Cerro de San Miguel. Con ello se conseguía usar dicho río como un foso natural y que así el cerro parase los fuertes vientos del norte. Inicialmente, Burgos fue un pueblo agrícola que se podía abastecer de los recursos que el rio les proporcionaba, el agua potable que facilitaba los cultivos y la abundante vegetación de su alrededor.

Con el tiempo Burgos paso de ser agrícola a una ciudad comercial y en la actualidad esencialmente turística y de servicios. Uno de los grandes factores que potenciaron este cambio fue que Burgos, era un lugar de paso en el Camino de Santiago. Los viajeros ayudaron a que la ciudad creciera y se viera influenciada por las diversas culturas que llegaban.

Al ir creciendo la ciudad, no se tuvo en cuenta la planificación de la misma y esto dio lugar a un plano urbano irregular, muy característico de la época medieval. A su vez, la población también se incrementó llegando a tener en el siglo XVII más de 20.000 habitantes. Esto hizo que la ciudad se extendiera también al otro lado del río, quedando dividida en dos clases de ciudadanos. Por un lado, los burgueses que vivían dentro de los muros, dónde estaban la mayoría de los comercios, iglesias y edificios culturales. Y por otro lado, la gente que vivía en los arrabales y los barrios más humildes que se habían formado fuera de los muros de la muralla. 

Como observamos en la ilustración, Burgos estaba rodeada por una muralla que es una cerca defensiva para proteger la ciudad. Se construyó entre los siglos XIII y XIV. Cuando se finalizó, constaba de 93 Torres y 12 puertas, y en la actualidad, los restos mejor conservados son los llamados cubos. Pegado a la muralla nos encontramos con el río Arlanzón, que pertenece a la Cuenca del Duero y es un afluente del río Arlanza. También podemos ver el Castillo, que se emplaza en el Cerro de San Miguel, desde donde se puede observar la ciudad por completo y el río Arlanzón. Se construyó en el año 884 bajo el mando de Alfonso III y constituye una edificación medieval de las más importantes para la ciudad. 

Como uno de los monumentos más representativos también nos podemos encontrar con la Catedral de Santa María, que fue la primera catedral gótica francesa de la Península Ibérica. Anteriormente en el mismo sitio hubo una catedral románica entre los años 1080 y 1095. El rey Fernando III y el obispo Don Mauricio, ordenaron construir una nueva catedral más amplia, y el 20 de julio de 1221 se puso la primera piedra. Desde esta fecha se le han hecho muchas modificaciones, siendo la última en el siglo XVIII. 

Fuera de los muros podemos encontrar el Monasterio de Santa María La Real de las Huelgas, que destaca por su aspecto de fortaleza. Contiene una torre fortificada, y un pórtico denominado de los caballeros, por el que se accede al templo. Posteriormente en 1187 el rey Alfonso VIII y su esposa Leonor convirtieron el lugar en un panteón real. También nos encontramos con el Convento de Santa Clara, que se fundó alrededor del año 1234 en estilo gótico y conserva la sobriedad de la vida contemplativa. Es el segundo convento más antiguo de la capital, después del monasterio de Las Huelgas. Otro monasterio importante, aunque está a las afueras, es el de San Pedro de Cardeña. 

Durante la época de la imagen, el núcleo textil más importante y exitoso fue el relacionado con el cultivo de lino y lana, que se convirtió en el motor económico de la ciudad. A partir del siglo XVI, se incrementaron algunas actividades mercantiles, y con el paso del tiempo, y gracias al crecimiento de las exportaciones de la lana fina castellana, hicieron posible la recuperación del comercio y de la ciudad.

Almudena Hernández Loures

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