Esta imagen pertenece a una de las obras más famosas del pintor y grabador Hartmann Schedel, titulada Las Crónicas de Nuremberg. Es un grabado en madera que representa al puerto de Génova, hacia 1490. El autor se especializó en la ilustración de libros, empleando a dibujantes que transferían las obras del artista a láminas. Las Crónicas de Nuremberg es un libro que recoge varias de estas láminas mostrando una historia ilustrada de la humanidad. Fue impreso en dos versiones: una latina (orientada más a los mercados académicos y teológicos) y otra alemana (dirigida a la clase media alta, que no poseía una educación universitaria), ambas preparadas simultáneamnente en 1493.
El grabado en cuestión muestra con gran realismo la vida de la ciudad de Génova, que desde sus orígenes ha estado siempre ligada al puerto. Durante la Edad Media este puerto fue el más importante del Mar Mediterráneo, junto a los de Marsella y Venecia. Fue el punto de referencia constante durante su famosa República tanto en la política como en la cultura. En la imagen, la ciudad se desarrolla en torno al puerto y está rodeada por una cinta amurallada que protege tanto la península como la costa. Urbanísticamente, la ciudad se enclava al noreste de una colina y sigue un trazado radioconcéntrico. Debido a la topografía, las calles no son rectas ni llanas, sino irregulares y organizadas en torno al puerto. Crean un laberinto de callejones y calles estrechas que presentan un gran inconveniente: las personas y animales deambulaban juntas con poco espacio, acumulándose suciedad en las cuestas y las esquinas. En la actualidad, el centro histórico es el corazón de una ciudad que conserva este trazado de origen medieval.
Entre los elementos urbanos más importantes destaca “La Lanterna”, en la parte inferior izquierda, que constituye el sello distintivo de la ciudad. Se construyó con el fin de identificar mejor la ciudad y por ello, lo ha querido expresar así el artista. En la zona centro de la imagen, podemos observar la Catedral de San Mateo, fundada en época medieval y ejemplo de la arquitectura románico-gótica. Fue reconstruida en el siglo XI por la familia Doria y posteriormente sufrió varias transformaciones. Es uno de los monumentos más ilustres de la ciudad. En la parte superior de la imagen, se encuentra el Forte Diamante, una fortaleza enclavada en una posición privilegiada situada en un terraplén pentagonal para defender la ciudad. Esta fortaleza, cabe destacar, contaba con un tanque que albergaba 80 metros cúbicos de agua. En cuanto al resto de las edificaciones de la época, muchas eran construidas con materiales inflamables, por lo que los incendios eran concurrentes y expansivos.
La actividad de la ciudad, desde sus orígenes, estaba unida al puerto por su fuerte potencia comercial, movimiento de pasajeros, sus amplias instalaciones y su actividad marinera. Debido a esta gran importancia, en el siglo XII se construyó una flota marítima muy significativa, que hacia competencia a la de Venecia. En la parte superior de la imagen podemos observar también la representación de lo que pueden ser unas granjas aisladas. Estas granjas representan la actividad económica de la época bajo el régimen feudal, sin olvidar que el puerto era la base de la económica de la ciudad.
Jorge Polo Gutiérrez