ALICANTE (1794)

Para realizar este trabajo hemos tomado como referencia un plano de la ciudad de Alicante,  realizado en el año 1794, cuyo autor es anónimo. En la parte inferior existe una leyenda que dice  “Vista Geométrica de las Murallas, Torreones, Batería de las Forcas, Baluarte de San Carlos y el Proyecto nuevo”, y en el ángulo inferior derecho encontramos la “Explicación” o clave del plano. En la parte superior, a la izquierda, podemos encontrar el título en cartela arquitectónica y, sobre ella, el escudo de la ciudad.

Se trata de un relieve sombreado, a la acuarela en ocre, imitando las curvas de nivel. Existe representación de cultivos y arbolado. Según la información de la Biblioteca Nacional, el manuscrito se encuentra sobre papel iluminado a la acuarela en verde, ocre y azul, mientras que las edificaciones están coloreadas en carmín. La imagen nos sirve para analizar la tipología de plano urbano, que todavía a finales del siglo XVIII presentaba una morfología irregular, en el que las calles no presentan un orden fijo.

El contexto histórico en el que se sitúa es a finales de la Edad Moderna. Durante los siglos que van del XVI al XVIII Alicante se fue afirmando como ciudad, configurándose poco a poco como un enclave portuario en el que el comercio adquiría progresiva importancia. En este tiempo se produjo un notable crecimiento urbano acompañado de un incremento de las actividades económicas, entre las que se incluyen la agricultura y el comercio. La sociedad se fue enriqueciendo con aportes migratorios de procedencia diversa y Alicante se configuró cada vez más como un lugar emprendedor, donde era posible realizar buenos negocios (de ahí que se instalaran diversas compañías europeas).

El plano nos muestra Alicante en el año de 1794, en el que se enfatiza el interés por las defensas militares y por poner en condiciones los cuarteles existentes en la ciudad. Son numerosas las referencias documentales a este respecto, provocada por el ambiente de inestabilidad política reinante en aquella época. Las copiosas lluvias caídas en la región entre 1792 y 1797 ocasionaron deterioros importantes en el trincherón, construido a principios de ese siglo, así como en el Baluarte de San Carlos, que se detalla en el mapa. A consecuencia de ello, el 26 de mayo de 1794 el rey aprueba por Real Orden que se conserve la muralla o trincherón, y que en el Baluarte de San Carlos se hagan las reparaciones necesarias.

La estructura de la ciudad de Alicante está condicionada por tres elementos fundamentales que han configurado históricamente su asentamiento y desarrollo: la topografía, el núcleo edificado y la costa.

En relación al primero, el condicionante topográfico, cuenta con una primera línea de montañas junto al mar (Benacantil, Sierra del Molinet, San Julián, Serra Grossa, etc.), una segunda línea de elevaciones menores en arco (Muntañeta, Chorret, San Blas, Tosal, etc.) y los diferentes barrancos y cañadas que se forman entre ellas. La primera muralla defensiva se construyó en época musulmana y hasta el siglo XVIII apenas sufrió modificaciones.  

En cuanto al condicionante urbano, lo podemos encontrar en el núcleo edificado de la ciudad, al pie del Benacantil, que hizo necesario que la ciudad tuviera que plantear sucesivos proyectos de fortificación para garantizar las necesidades defensivas de la urbe en su crecimiento.

Finalmente, el condicionante costero provoca que el litoral sea el flanco más vulnerable a los ataques de armadas enemigas o piratas, abundantes en el Mediterráneo. Esto también condicionó el sistema defensivo de la ciudad (el frente del mar) y su entorno (ante defensas exteriores y torres defensivas de la costa).

Entre los elementos urbanos destacados en el plano se encuentran los siguientes. Primero el Baluarte de San Carlos, que empezó a construirse al borde de la playa en 1691, según el proyecto de J. Castellón y P. J. Valero, con la intención de defender el Arrabal de San Francisco de los posibles ataques venidos del mar. De ahí arrancaba la muralla en dirección al Portal de San Francisco.

En segundo lugar la muralla, que tuvo su origen en el Medievo Islámico (siglos XI – XII), aunque fueron reforzadas por el rey Jaime II a finales del XIII, y posteriormente en el XVI mediante la construcción de nuevos torreones. Algunos de estos torreones fueron el de San Francisco junto a la puerta de la Huerta, el de San Esteban cerca del Portal de Elche, y el de San Sebastián junto al Portal Nou, todos ellos entre los años 1530 -1540. La Guerra de Sucesión obligó a reparar y reforzar las murallas y torreones para hacer frente al fuego de artillería, creándose un nuevo anillo defensivo que tomó como elemento de apoyo el Baluarte de San Carlos. En 1858 la ciudad de Alicante fue desartillada y se inició el derribo de gran parte de las murallas.

En tercer lugar, el Castillo Santa Bárbara, situado en lo alto del monte Benacantil con una situación estratégica de alto valor porque permite dominar todo el llano de Alicante. Las primeras noticias de la existencia del castillo datan de la época islámica. Producida la conquista cristiana de la ciudad a mediados del siglo XIII, parece que el castillo mantuvo su estructura. A principios del siglo XVI Carlos I ordenó que se fortificase la ciudad y el castillo de Alicante, pero no fue hasta la segunda mitad de este mismo siglo, por orden de Felipe II, cuando que se hicieron las obras que convirtieron al Castillo de Santa Bárbara en el ejemplo más relevante de la arquitectura militar renacentista de la Comunitat Valenciana. Transformado en una extraordinaria fortaleza durante los siglos XVII y XVIII, en el siglo XIX fue perdiendo importancia militar, pasando a tener funciones exclusivas de prisión.

Por último, el puerto, fundamental por ser el mar un pilar básico en el crecimiento cultural, económico y estratégico de la ciudad. Las pocas referencias del Medievo, impiden datar exactamente la construcción de un muelle en Alicante, pero Alfonso X el Sabio declaró la ciudad como Puerto Público del Mediterráneo en 1271. Durante la Edad Media y Moderna, la principal actividad comercial se basó en las exportaciones de pasas, frutos secos, esparto, sal y vinos. En el siglo XVIII la barrilla y la sosa fueron los productos más importados. Debido a su mal estado, en 1803 se constituyó una primera Junta de Obras del Puerto de Alicante, que fue renovado según el trabajo de Manuel Miralles en 1794.

Juan Israel Berna Parres
 

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