Lérida se encuentra situada en lo alto del Cerro Turó y está parcialmente rodeada por el rio Segre. El estudio de este rio es clave para entender el desarrollo de la ciudad, ya que ha supuesto una barrera histórica que le ha impedido un mayor crecimiento en la orilla opuesta al cerro y que ha forzado, debido a varios desbordamientos, a la reconstrucción de algunas de sus zonas lo largo de su historia. En el siglo XVIII, para evitar estos destrozos, se decidió construir La Banqueta, que es un muro colindante al rio que evita los desbordamientos.
Del casco urbano, la zona más antigua es el barrio de la Suda, en torno al cual parece haber crecido el resto del centro de la ciudad de una forma radio-céntrica, e irregular al mismo tiempo, como es típico de todas las ciudades medievales. Las zonas más nuevas, como el ensanche, y las que han sido rehabilitadas recientemente, como el Cappont, están formadas por un conjunto de calles perpendiculares que se cruzan entre sí, formando planos de distribución rectangular.
En el Cerro Turó, se asentaba la zona noble de Lérida como bien indican las edificaciones más emblemáticas de la ciudad, que son la Catedral de la Seu Vella y el Palacio de la Suda. En las estancias del palacio se alojaba el rey y en la catedral tenían lugar los oficios religiosos, sin embargo, debido a la situación estratégica del cerro, ambos fueron utilizados con fines militares desde 1707 hasta 1942, año en el que se inician sus rehabilitaciones.
En el año 1300, se fundó el Estudi General de Lérida que se encargaba de la formación del clero y que es el germen de lo que son las universidades en la actualidad. Cerca del Estudi General, estaba la iglesia de Sant Martín, donde se celebraban los actos académicos y con la que formaba, junto con el resto de alrededores de la zona, un barrio universitario al que llegaban estudiantes de toda la Corona de Aragón.
En el siglo XIII, llegó una gran afluencia de inmigrantes provenientes muy especialmente de Francia, que impulsaron la industria y el comercio. Los oficios de estos eran tales como tejedores, curtidores y cerrajeros aunque por encima de todos destacaban los de la industria textil. De esta forma, se gesta el Mercadal, que estaba en el antiguo barrio de Santa Magdalena y que supone el origen de lo que es actualmente conocido como el eje comercial de Lérida.
Entre el río y los famosos huertos de Lérida se encuentra el arrabal del Cappont, que nació cuando el puente que cruza el río fue construido. Este arrabal estaba poblado por los sarracenos que se quedaron después de la reconquista de los cristianos.
Por último en la meseta de Gardeny, se alza el Castillo de Gardeny que debido a su situación estratégica ha albergado entre sus muros a brillantes estrategas, tales como Julio Cesar. Posteriormente, tras la reconquista, es entregado a los templarios a modo de compensación por su participación activa en la reconquista de la ciudad. De esta forma, el castillo se convirtió en uno de los principales centros de operaciones de la Orden de los Templarios.
Miguel Ángel Álvarez Carmona
Esta pintura de Van der Wyngaerde es excepcional porque es la única representación gráfica conocida de Lleida en su momento histórico de máximo esplendor. Nos muestra una ciudad de Lleida de una dimensión considerable, y con el barrio noble de La Suda ocupando toda la cima de la colina de la Seo. A partir de ese momento, la historia de Lleida vendría marcada por los continuos desastres bélicos, la desaparición del barrio medieval a partir dels S. XVII y la progresiva destrucción de la mayor parte de su patrimonio histórico y monumental.
Pienso que puede ser muy interesante la utilización y la consulta de un dibujo tan preciso como el de Van der Wyngaerde.
En relación con el urbanismo de la ciudad de Lleida a fines de la edad media, recomiendo la consulta de mi libro:
Jordi Bolòs, Dins les muralles de la ciutat. Carrers i oficis a la Lleida dels segles XIV i XV, Pagès editors – Ajuntament de Lleida, Lleida, 2008.
La ubicación del Barrio del Mercadal ha sido confirmada arqueológicamente en los últimos años y corresponde a una zona fuera de las murallas de la ciudad, bajo la actual estación de ferrocarril , en el meandro que forma el río Segre y la desembocadura del río Noguerola. Desgraciadamente el magnífico grabado de Wyngaerde no pudo reflejarlo porque ya había sido destruido, pero sin duda constituye una magnífica referencia de la ciudad para los que trabajamos en su historia y desarrollo urbanístico.