Toledo está situada en el centro de la Península Ibérica, al suroeste de Madrid y es una de las ciudades más viejas y pintorescas de España. Está emplazada sobre una colina semirrodeada por el río Tajo. Es un lugar estratégico-defensivo elegido antiguamente por los romanos que le pusieron de nombre Toletum. Desde la colina podían ver y defenderse mejor de los enemigos. Toledo también es conocida como La Ciudad de las Tres Culturas porque durante la Edad Media convivieron en ella judíos, musulmanes y cristianos. Todavía hoy es posible apreciar zonas de la ciudad fuertemente influidas por cada una de las tres religiones.
El casco antiguo es de origen prerromano y sobre él se han asentado diversas culturas. En la Edad Media fue la capital de reino visigodo, luego conquistado por los musulmanes y seguidamente reconquistada por los cristianos. El casco poseía murallas cuya finalidad era defensiva, fiscal y sanitaria, de las cuales se conservan abundantes restos en la actualidad. El plano es irregular u orgánico, las calles no siguen un orden fijo, son sinuosas y estrechas y generan una sensación laberíntica. Las casas y edificaciones se fueron construyendo sin responder a un orden preestablecido, es decir, que no existió una planificación previa. Los espacios abiertos son consecuencia de las múltiples intervenciones urbanas producidas a lo largo de la historia sobre el primitivo trazado medieval.
Por lo general, las construcciones son de baja altura pero con el transcurso de los años se puede apreciar una cierta tendencia a la construcción de viviendas de desarrollo vertical, coexistiendo con edificios significativos por su valor administrativo (ayuntamiento, sede del gobierno regional), funcional (centros de interés turístico) o cultural (catedral, conventos, monumentos).
Los elementos urbanos más representativos de esta imagen, realizada por el litógrafo francés Alfred Guesdon, son los siguientes: la Catedral, de estilo gótico de influencia francesa; el Alcázar, donde tuvo lugar el famoso asedio de la Guerra Civil Española; el Monasterio de San Juan de los Reyes, fundado por los Reyes Católicos; el Puente de San Martín, de origen medieval; y el Puente de Alcántara, de origen romano.
Hasta el siglo XIX la actividad económica giraba en torno a las instituciones eclesiásticas, la artesanía especializada (sobre todo espadera), y el comercio. Las actividades del sector industrial eran muy escasas y en el sector agrícola hubo mínimas transformaciones, además de ser poco rentable. Las consecuencias de la Guerra de la Independencia y las Desamortizaciones provocaron una etapa de decadencia que fue remediada a mediados de ese siglo. Toledo fue elegida capital provincial y recibió la llegada del ferrocarril, lo que reactivó su crecimiento demográfico, económico y urbanístico. En la actualidad, es una ciudad con funciones administrativas, culturales y turísticas.
Nerea Lozano Solano