CÓRDOBA (Pieter Van der Aa,1715)
Esta imagen muestra la ciudad de Córdoba en el siglo XVIII, exactamente en 1715. Se trata de un grabado del editor y geógrafo holandés Pieter Van der Aa que aparece en la obra editada por el autor conocida como Les delices de L’Espagne et du Portugal, la cual fue publicada en la ciudad de Leiden en 1715. En dicho texto se relatan la vida y las costumbres españolas y portuguesas, y además se describen diferentes monumentos y obras artísticas.
La ciudad de Córdoba está emplazada a orillas del río Guadalquivir y al pie de Sierra Morena. El valle del Guadalquivir le proporciona una extensa campiña, espacio idóneo para la producción agrícola, y la sierra incide en el clima de la ciudad, al arroparla de los vientos de influencia norte. El clima de Córdoba, mediterráneo continental, se caracteriza por presentar temperaturas suaves durante todo el año con escasas precipitaciones y una incidencia solar alta especialmente en los meses de verano, que condiciona hasta un extremo importante la vida de los lugareños, dado que a lo largo del día en verano se alcanzan temperaturas de hasta cuarenta grados.
En la imagen, la ciudad aparece dividida por el río Guadalquivir en dos zonas. En la zona sur se observa el Campo de la Verdad con casas bajas y personas con animales dedicándose a las labores del campo. En la zona norte, se halla el casco antiguo, donde se localizan edificios con notable valor histórico-artístico, como por ejemplo, la Mezquita-Catedral. Además, en el grabado también se aprecia la periferia urbana, que se distribuye por las zonas próximas a Sierra Morena. Hay murallas que rodean la ciudad, de imponente porte, orientadas básicamente al oeste, en dirección Sevilla, de donde solían venir las principales amenazas. A través de un plano de la época se ha comprobado que la morfología de la ciudad es irregular, las calles son estrechas, no siguen un orden previo y se presentan desordenadas. Esta trama urbanística está condicionada tanto por las diversas civilizaciones que tuvieron presencia en la zona como por el clima al que se ha hecho antes alusión, dado que la estrechez de las calles garantizan un mínimo de sombra para poder caminar por ellas.
Los elementos urbanos más significativos de Córdoba son los siguientes. A la izquierda se encuentra el Alcázar de los Reyes Cristianos, construido en el año 1328 durante el reinado de Alfonso XI el Justiciero, bisnieto de Alfonso X el Sabio, y representa una de las obras más importantes de la arquitectura militar de la época. Al lado se sitúa la Mezquita de Córdoba, considerada como una de las mayores del mundo islámico con 24.000 ?2 de superficie. Se comenzó su construcción en el año 786 d.C. sobre la planta de la basílica visigoda de San Vicente, bajo el gobierno de Abd al-Rahman I, y fue objeto de tres ampliaciones sucesivas. También se observa el Puente Romano, seguramente obra del Emperador Augusto, construido en el siglo I a.C. sobre el río Guadalquivir; fue el único puente de la ciudad hasta la construcción del Puente de San Rafael a mitad del siglo XX. Aunque en el grabado no se aprecia, hay que destacar también la Plaza de la Corredera, un gran espacio rectangular soportolado que funcionó como mercado principal de la ciudad hasta el año 1946.
Desde el siglo XVI hasta finales del XVII Córdoba vivió una gran crisis demográfica debida, principalmente, a las hambrunas, epidemias y decadencia económica, por lo que en el siglo XVIII había un total de 40.000 habitantes. La sociedad cordobesa se dividía en estamentos: nobleza, clero y campesinos. La nobleza y el clero (secular y regular) eran los estamentos privilegiados. La nobleza poseía la función guerrera para conseguir prestigio y poder, y la iglesia se consideraba una de las más ricas y poderosas de la monarquía hispánica. Pero la mayoría de la sociedad cordobesa estaba constituida por el tercer estado (los no privilegiados): en el escalafón superior se encontraban los mercaderes, ricos comerciantes, propietarios agrícolas y los miembros de cualificadas profesiones; en la parte inferior se distinguían a los artesanos, agricultores, ganaderos, campesinos y obreros. A partir siglo XVIII, con los Borbones en el poder, en Andalucía se produjo una etapa de cierta recuperación económica, principalmente en la industria y en la artesanía textil, pero no así en la agricultura. Además, se construyeron edificios barrocos de gran calidad y riqueza.
Las actividades económicas que se aprecian en la imagen son propias del sector primario (agricultura y ganadería). En cuanto a los aspectos de tipo cultural, durante el siglo XVIII en Córdoba permanecen las influencias culturales recibidas a lo largo de la historia por los cartagineses, romanos, bárbaros, visigodos, árabes, judíos y cristianos. Por ello, Córdoba es un crisol de culturas cuya importancia ha estado ligada al devenir de la Historia de España. Su importancia política, religiosa, económica, militar y cultural ha estado sujeta a la de sus gobernantes, y quizás su máximo apogeo y esplendor coincidiera con el período en que fue capital del Califato Omeya de Córdoba o Califato de Occidente.
Ester Arenas Lora.