05/13/12

ALICANTE (Pere Oromig, 1609)


La imagen data de principios del siglo XVII, cuando el rey Felipe III decretó la expulsión de los moriscos de España. El decreto se puso en práctica primeramente en el reino de Valencia, del que formaba parte el actual Alicante. Fue en 1609 cuando salieron de este puerto los moriscos, al igual que de otros como Denia, Valencia o Vinaroz. Este hecho justamente es el que plasman con exactitud los pintores Pere Oromig y Francisco Peralta en la obra titulada Expulsión de los moriscos del puerto de Alicante, encargada por el Marqués de Caracena, en aquel momento Virrey de Valencia.

Según la orden de Felipe III, los musulmanes que aún vivían en España fueron obligados a convertirse sinceramente al cristianismo, o de lo contrario ser expulsados. Como consecuencia de ello, unas 300.000 personas fueron embarcadas rumbo al norte de África y las tierras de Levante quedaron despobladas. En el caso concreto de Alicante se estima que se marcharon casi la mitad de la población del momento. El ritmo de la producción agrícola descendió y se perdieron una gran cantidad de oficios, saberes tradicionales y técnicas agrarias y de regadío.

La ciudad de Medina Laqant está situada en la costa levantina de la Península Ibérica y se emplaza a los pies del monte Benacantil, a orillas del mar Mediterráneo. Este emplazamiento se debe tanto a motivos defensivos como comerciales. Algunos de los elementos que representan en la imagen este motivo defensivo son la muralla, que cuenta con una sola puerta de entrada y salida a la ciudad (puerta Ferrisa) y cuatro torres de vigilancia, y también la alcazaba, erigida en lo alto del monte Benacantil para una mejor visibilidad de la ciudad y sus al rededores. Estos dos elementos se encontraban unidos entre sí para garantizar un mejor defensa de la ciudad.

La proximidad al mar proporcionó a Alicante, desde época medieval, una importante fuente de ingresos económicos, derivados del comercio de especias y alimentos (frutas, legumbres y vino). Pero ésta no era la única fuente de subsistencia, puesto que también contaba con un activo comercio interno mantenido por los moriscos, que se asentaban a las afueras de la ciudad.

En cuanto a la morfología urbana, cabe destacar el plano irregular que caracteriza a la ciudad, dotada de una trama urbana cerrada y compacta, exceptuando la calle principal (Vila Vella). Esta morfología tiene también una explicación defensiva, ya que los potenciales invasores, al encontrar tal número de recovecos, tardarían más en llegar a la alcazaba y concederían a los habitantes más tiempo para preparar la defensa.

Medina Laqant era una ciudad islámica, por lo que la función religiosa se encontraba también presente y así aparece representado en la imagen. La actual iglesia de Santa María se erige sobre la anterior mezquita mayor, que servía de lugar de culto para los seguidores Islám. Se encontraba próxima a la puerta Ferrisa para que tanto los habitantes que residían tras la muralla como los que no, tuvieran fácil acceso a los rezos. Pero con la llegada de los Reyes Católicos la mezquita pasó a ser un templo cristiano y fue radicalmente trasnformada.

Por último, y como curiosidad a destacar, en la imagen se observa una cara impresa en el monte Benacantil, que siempre se ha considerado icono de la ciudad y es conocida como la «cara del moro».

Nuria Egea Pérez