11/19/12

MADRID (José Luis Suárez, 2008)

PINTURA DE JOSE LUIS SUAREZ

José Luis Suarez, contemporáneo, estudió dibujo y pintura en Bellas Artes. Viaja frecuentemente buscando temas para pintar y ha expuesto en varias ciudades españolas. Llegó a tener su propia galería y toma el paisaje urbano como la parte principal de su obra, ha sido incluido dentro de los  pintores fotorealistas e hiperrealistas. Siguiendo los pasos de Richard Estes, Rackstraw Downes,  Yvonne Jacquette, y el español Antonio López.

Este cuadro es un Oleo sobre lienzo de 80×60 cm, donde se puede observar una panorámica de la ciudad de Madrid, en el año 2008, vista desde el gran parque, denominado Casa de Campo, cuyos orígenes se remonta a 1519, cuando Francisco de Vargas, miembro del Consejo de Castilla en tiempos de los Reyes Católicos, construye una casa de campo en los terrenos que posee su familia al otro lado del río. En 1561 Felipe II, compra estos terrenos con el motivo de crear una zona de recreo y de caza, encargando su acondicionamiento a Juan Bautista de Toledo.

Con la llegada de los Borbones, y tras la construcción del Palacio Real, la Casa de Campo experimentó grandes cambios. Fernando VI adquirió más de mil hectáreas, aumentando su extensión y declarando el lugar como Bosque Real. Después, en 1773, Carlos III encargó al arquitecto Francesco Sabatini la renovación del palacete, así como la creación de una canalización para el riego y una tapia que impidiera la entrada a cazadores furtivos. Finalmente, en 1928, Alfonso XIII cedió los terrenos del Jardín de Felipe II al Comité de Plantas Medicinales del Ministerio de Agricultura, quedando desde entonces abierto al público.

El Nombre de Madrid se cree que procede de Matrice; este término, aludía al arroyo que discurría por entre dos colinas enfrentadas, así que “Matrice” significaría madre de aguas. Este nombre evoluciona a “Mayrit”, con la llegada de los árabes y de aquí a Madrid. La ciudad ha pasado por distintos momentos, pero el de mayor relevancia es el Madrid de los Austrias. En el año 1561, Felipe II comunica desde Toledo al Concejo de la villa, su firme decisión de trasladar  la Corte a la Villa del Manzanares. Hasta este momento la Corte era itinerante entre varias ciudades, dependiendo de donde residía el monarca.

Madrid estaba situada en el centro peninsular, en un punto equidistante de los extremos de la península. En aquel entonces era una ciudad cerrada, limitada por murallas, y la falta de espacio daba lugar a calles pequeñas y estrechas. La ciudad surgió en torno al Palacio Real, por entonces, Alcázar. Las calles más importantes partían del centro en sentido radial hasta las puertas de la muralla. El centro quedó constituido entonces por la Plaza Mayor. El aumento de población fue muy veloz durante los casi cuarenta años de reinado de Felipe II, así que el urbanismo se encontró en poco tiempo ante una situación de crecimiento desaforado, caótico e incontrolado, donde la especulación y las construcciones esporádicas abundaban. Como resultado de ello, la capital se convirtió en  una ciudad sucia, desordenada, polvorienta, con edificios muy humildes, que carecía de servicios urbanos, como el empedrado de las calles o el alcantarillado.

Con la llegada de los Borbones la Corte (1700), se iniciaron numerosas reformas que pretendían mejorar lo inapropiado de Madrid como capital de la dinastía. Así se creó un tándem entre el Marqués de Vadillo y Pedro Ribera, que hicieron algunos de los más hermosos y característicos monumentos de la capital, como la Ermita Virgen del Puerto y el Puente de Toledo. Se crearon paseos y obras de embellecimiento y saneamiento, durante toda la segunda mitad del siglo XVIII. Uno de los proyectos más significativos fue la construcción de un nuevo y suntuoso palacio real que sustituyera al antiguo Alcázar. 

A principios del siglo XIX José I realizó numerosos derribos para ampliar espacios abiertos, lo que le granjeó el sobrenombre de «Rey Plazuelas». El deterioro de las reformas ilustradas, más los escombros acumulados por estos derribos de Bonaparte y los destrozos de la guerra, conformaron un cuadro de abandono y desolación. Ampliar Madrid se hacía necesario no sólo por su creciente población sino con objeto de regularizar y ordenar,  no ya su entorno interior sino su territorio de extramuros. Había que crear las futuras grandes vías y las calles ordinarias, comunicar  las diferentes líneas de ferrocarril, encauzar el río, crear grandes parques, alamedas y plazas y  designar los terrenos destinados a edificios públicos.

Los técnicos municipales distinguían en 1929 tres grandes zonas perfectamente diferenciadas: el “Interior”, el “Ensanche” y el “Extrarradio”.  La intervención urbanística se vió favorecida por la apertura de una gran calle denominada popularmente: la Gran Vía, como un puente entre el este y el oeste de la ciudad. Comienza con el edificio de La Unión y el Fénix (actual edificio Metrópolis)  y termina en la Plaza España. Aparecen las primeras construcciones de gran verticalidad en el entorno de esta plaza: el Edificio España y la Torre de Madrid. Se inicia la Catedral de la Almudena que nace primero como un templo madrileño que substituye a la vieja Iglesia de Santa María, derribada por reformas urbanas. Parte de sus obras emblemáticas en Madrid se edifican en el eje Puerta del Sol hasta Plaza de Cibeles a lo largo de la calle de Alcalá como el Edificio de la Telefónica, que hacen de la capital una auténtica metrópoli.

Por último en el siglo XXI se construyen en la Ciudad Deportiva del Real Madrid las Cuatro Torres Business. Esta zona consta de cuatro rascacielos, que son los edificios más altos de Madrid y de España. Éstas compondrán junto a la Torre de Picasso y la puerta de Europa, el skyline de la ciudad de Madrid, constituyendo una de las  pocas ciudades que cuenten con una silueta urbana característica que las identifique de forma inequívoca junto a Nueva York, Toledo, Praga o Londres.

Pablo Ángel Prado Martín