Esta fotografía, realizada en 1890 por la empresa de artes gráficas Hauser y Menet, representa una visión de la villa de Portugalete (Vizcaya) tomada desde Las Arenas, el pueblo situado al otro lado del puente. Se trata de una fotografía de perspectivas urbanas que retrata las actividades sociales y comerciales de la época.
Portugalete era en 1850 una pequeña villa medieval costera que conservaba el mismo trazado que cuando se fundó en 1322, transformándose radicalmente a raíz de la revolución industrial del siglo XIX. Puerto que desde antiguamente contaba con una clara tradición comercial, está situado a mitad de camino entre la zona minera y Bilbao. Su asentamiento en una ladera, de fuerte caída hacia el mar, dificultó y condicionó su expansión fuera del recinto primitivo. En el siglo XIX, la industrialización de la comarca dinamizó su economía, reforzada por la llegada del ferrocarril Bilbao-Portugalete en 1888, la construcción del Puente Colgante en 1893 y el muelle de hierro en 1887. Por aquel entonces reunía unas condiciones inmejorables para el turismo al estar bañada por una amplia playa de arena fina en la ensenada formada en la desembocadura del río Nervión, y por otra estaba muy próxima a los principales núcleos industriales de la margen izquierda.
La articulación de Portugalete como estación de veraneo de lujo para la aristocracia y la alta burguesía a partir de 1850, en que llegan los primeros veraneantes, provocará su expansión fuera del núcleo medieval y la construcción de una nueva ciudad. Los proyectos de ensanche fijaron su interés en los terrenos de arenales, que se extendían entre el escarpe de Abaro y el muelle construido en el siglo XVII, por ser llanos y fácilmente urbanizables. Los planes se ejecutaron en dos periodos, en 1869-1872 y en 1904-1917. Estos ensanches configuraron un paseo marítimo de casi un kilómetro, que se remataba con un muelle de hierro de 800 metros, como se puede observar en la fotografía. Este paseo con 10 manzanas de palacios y casas burguesas dan una bellísima imagen de la fachada costera de Portugalete.
En el interior del municipio las calles son estrechas y colocadas según las líneas de máxima pendiente. La burguesía local gracias al ensanche podía satisfacer su necesidad de vivienda higiénica, saneada y ventilada, condiciones que no podían ya ofrecerles sus casas en la villa medieval. En consecuencia, la burguesía local abandona el Casco Viejo para irse a vivir al ensanche. En definitiva, el ensanche supone el primer paso del despegue urbano de la villa con el consiguiente cambio de la imagen defensiva por la de ciudad contemporánea. La vía de comunicación que mantiene las relaciones de Portugalete es la marítima, como aumento de vida y objeto de entretenimiento; en cambio la carretera no es frecuentada por los transportes.
Entre los elementos urbanos más importantes destacan los palacios fruto de esa riqueza, como el palacio de Martínez (en el ángulo izquierdo), conocido como el disciplinario por haber alojado al Batallón Disciplinario del Gobierno de Euskadi, Palacio de Chávarri (a la derecha), construido en 1903 fue el máximo exponente arquitectónico de los construidos en esta época, o el Palacete del Salto. El Paseo Marítimo – Muelle de Churruca o Muelle Nuevo refleja el esplendor turístico que Portugalete tuvo a finales del siglo XIX. Lo que se ve en la images es aproximadamente el tramo central del paseo, elegante y señorial. Y el Puente Colgante es su mayor símbolo; conecta Portugalete, en la margen izquierda de la ría, con Getxo en la margen derecha de la Ría y consiguió facilitar las comunicaciones entre estas dos pequeñas poblaciones balnearias veraniegas, sin interrumpir la navegación de uno de los puertos fluviales con más activo tráfico naval de Europa. Fue recientemente declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Otro elemento de interés es el Kiosco de la música (1912), situado delante del Hotel. Construido por el arquitecto Emiliano Pagazaurtunda en estilo ecléctico, mantiene la original planta octogonal y los detalles de las 16 columnas jónicas y los ornamentos arabizantes. Centro de reunión, famoso por sus chicharrillos o bailes, y por los conciertos que la banda municipal ofrece los domingos alternos. Por último, el Mercado de las aldeanas, situado frente al Ayuntamiento, en la Plaza del Solar, donde las baserritarras de las zonas rurales de los alrededores se daban cita para vender sus productos frescos así como las sardineras vendían sus pescados. Como podemos ver en la imagen, la Villa urbana y burguesa tomaba el aire rural con los niños con blusas y las niñas de aldeanas.
Para más información pulse aqui.
Miguel Ángel del Cura Varas