La imagen es una xilografía de Burgos, perteneciente a un atlas de ciudades de Europa titulado Theatrum Urbium, que fue publicado en el año 1610 por Abraham Saur.
Burgos debe su origen a la decisión del rey Alfonso III de construir una fortaleza a orillas del río Arlanzón, con el fin de detener el avance musulmán sobre Castilla. El conde Diego Rodríguez Porcelos cumplió esta orden en el año 884 y, convirtiendo la fortaleza en un sitio de gran importancia estratégica. Tal es así que en 1038 Fernando I hizo de Burgos la capital del reino de Castilla y la otorgó el rango de sede episcopal.
Burgos pasó de ser una ciudad meramente militar a comienzos de la Reconquista a ser un importante foco de mercado, debido a su situación en un punto que une la meseta castellana con los puertos marítimos del Cantábrico y con las tierras reconquista del sur. Además es paso obligado de la Ruta Jacobea, por el que pasaban miles de peregrinos de toda Europa en dirección a Santiago de Compostela. Por esta razón, la ciudad fue transformando su función defensiva original por la de centro comercial con un fuerte carácter religioso, manifestado en la proliferación de iglesias, monasterios y hospitales de las principales órdenes de la época.
En cuanto a su estructura, la ciudad de Burgos creció a los pies del castillo emplazado en el cerro de San Miguel, y estaba rodeada por una muralla de 12 m de altura. Para poder acceder al interior había que cruzar una serie de puertas fortificadas, que eran diferentes según los estamentos y funciones sociales. Por ejemplo, por la Puerta de San Martín cruzaban los reyes y monarcas que visitaban la ciudad; por la Puerta de San Esteban y la de San Pablo, los comerciantes que venían al mercado; por la Puerta de la Judería, que era un postigo pequeño, se daba acceso directo a la judería; y por la Puerta de San Juan entraban los peregrinos que recorrían el Camino de Santiago. La Puerta de Santa María era la más grande, estaba especialmente fortificada y daba cabida la sala de juntas de los ediles de la ciudad; la Puerta de San Gil ejercía la doble función de torre defensiva y de prisión; y por último, la Puerta de Santa Gadea daba lugar la zona de la ciudad ocupada por la burguesía. Dentro de las murallas la ciudad estaba divida en barrios, entre los que encontramos la judería, el barrio mudéjar, la zona de los artesanos y el distrito comercial. El trazado urbano era irregular y poco planificado, característico de la época medieval.
Extramuros se formaron diversos arrabales, como el de San Pedro, el de San Juan, el de San Esteban y la Villa de Gamonal. Además se fundaron varios monasterios, como el de las Huelgas, que servía de panteón real, el de San Pedro de Cardeña, también llamado del Cid, y la Cartuja de Miraflores. El hospital del Rey, situado cerca del monasterio de Las Huelgas, fue fundado por Alfonso VIII con el fin de hospedar a los peregrinos jacobeos.
Sergio Pernía Fernández