La ciudad de Granada está situada en una amplia depresión intrabética a unos 738 metros sobre el nivel del mar, formada por el río Genil y el pie de monte del macizo más alto de la Península Ibérica, Sierra Nevada. En esta imagen de mediados del siglo XVI se pueden observar algunas de las principales partes por las que está formada Granada, entre las que destacan el Albaicín, la Alhambra y el barrio del Realejo.
A finales del siglo XIV se llamó Albaicín al arrabal noroeste de la Alcazaba. Un arrabal es una agrupación irregular (sin planeamiento urbanístico previo) de viviendas y comercios, normalmente asociado a clases bajas. El término se aplica normalmente para definir los crecimientos descontrolados que tuvieron lugar en las ciudades europeas durante la Edad Media. Su morfología era de tipo orgánico, con callejuelas estrechas y viviendas intrincadas. Las murallas, que sólo protegían los palacios de los reyes así como las zonas más aledañas de las que éstos se servían se ampliaron para dejar incluidos en el recinto a los nuevos arrabales. El arrabal del Albaicín quedó incluido dentro de las murallas en 1327.
Cuando se produjo la expulsión de los moriscos, los habitantes cristianos se fueron apropiando de aquellas casas que quedaron vacías y es curioso cómo, por ejemplo, el llamado Carmen de los Mascarones se formó sobre el espacio que ocuparon cinco viviendas moriscas. Carmen es una palabra castellanizada que proviene de la palabra árabe “karm”, que significa finca rústica que contiene vivienda, jardín y huerto.
Por otro lado, descaremos el barrio del Realejo, arrabal judío de la ciudad musulmana. Aunque actualmente a esa zona se le da esta denominación, no siempre fue así. Históricamente tiene dos partes bien diferenciadas: por un lado, la zona llana que conserva muy poco de su antiguo trazado urbano y por otro, la alta, en la ladera de la colina del Mauror, la que baja desde Torres Bermejas. En 1410 esta parte dio cobijo a los habitantes de Antequera y por eso recibió por ello el nombre de Antequeruela (se puede observar en la leyenda del dibujo). En la actualidad sigue siendo un laberinto de callejuelas estrechas tan empinadas que muchas de ellas son escalonadas.
Granada vivió su máximo esplendor durante el periodo de ocupación musulmana, que empezó en el siglo VIII. Con la dinastía Nazarí entre 1238 y 1492, se convirtió en el centro cultural y artístico de Europa. Era una ciudad, que estaba en plena ebullición y se convirtió en una aglomeración de mercaderes, eruditos, científicos, artesanos y artistas, que hicieron progresar a la ciudad en todos los sentidos. La cultura del Al-Andalus se implantó en todo su esplendor y se construyeron edificios en estilo islámico o mudéjar.
En 1492 los Reyes Católicos reconquistaron la ciudad, imponiéndose el cristianismo como religión y haciendo que la ciudad tomase otros derroteros. Se expulsó a los moriscos de la ciudad. Los monumentos construidos tras esta época son de estilo renacentista o gótico. En el siglo XVII pasó por un periodo de decadencia del que se recuperó y en el siglo XIX, supo recuperar la admiración de músicos, arquitectos, artistas y poetas, quienes encontraban su fuente de inspiración en sus calles y en el encanto, que despierta la ciudad.
Algunos de los elementos urbanos que se destacan en la imagen son: la Catedral, la iglesia de San Cristóbal y el Carmen de los Mártires.
La Iglesia Catedral de la Anunciación de Granada es un templo católico que se erigió en el año 1505 sobre la antigua mezquita mayor de la ciudad, por decisión de la reina Isabel La Católica. Tras muchos años de trabajo, en 1704 se concluyó finalmente la construcción de esta gran catedral. Se estructura en cinco naves, doble girola, crucero y dos torres a los pies. Conserva el concepto de iglesia gótica de naves escalonadas y bóvedas de crucería, pero incluye elementos clasicistas como son las medias columnas acanaladas y con capiteles corintios adosadas a los pilares y las altas pilastras creadas para elevar la altura de las naves.
La iglesia de San Cristóbal se construyó como iglesia parroquial en el año de 1501, con feligresía de moriscos conversos junto a cristianos viejos. Dispone de una planta de una nave, Capilla Mayor y capillas laterales con las torres situadas a los pies del templo. Por último, en el Carmen de los Mártires la Reina Católica mandó edificar una ermita en la parte más alta de la colina, en conmemoración de los cristianos que sufrieron martirio durante la dominación árabe en estos lugares.
También es importante destacar de Granada su río, el Darro, célula esencial del Albaicín y sitio de enlace con el resto de la ciudad. Sobre su encanto hay que señalar las palabras de Andrea Navagiero, embajador de la república de Venecia en España, que visitó Granada en 1525 y describió el Darro con estas palabras: “Sus riberas son muy sombrías, altas y cubiertas de verdura y muy apacibles, pobladas a uno y otro lado de la multitud de casas pequeñas con sus jardincitos medio ocultos entre los árboles que forman bosques”.
Mónica Romojarro Martínez