La imagen representa una vista panorámica de la ciudad de Alcalá de Henares en 1668. Se trata de un dibujo realizado por Pier María Baldi, en ese año, durante el viaje de Cosme III de Médicis por la península, en su paso por la ciudad. Pier María Baldi era un pintor y arquitecto florentino, que diseño, dirigió y pinto diferentes obras en la ciudad de Florencia al servicio de su corte. Su gran aportación se produjo como cronista gráfico de este gran viaje, realizando pinturas de las diferentes ciudades visitadas. La representación de la ciudad de Baldi se vio influida pues como señalan Muñoz y Martínez (2014) debía adaptarse a los lugares y tiempos de estancia establecidos por el séquito.
Dicho sequito nos brinda también detalles sobre cómo era social y culturalmente la ciudad. Así conocemos que se trataba de una pequeña villa con un Colegio Mayor, fundado por el Cardenal Cisneros, y otros colegios menores, con diferentes fundadores, en los cuales florecían diversos estudios. Sus colegiales vestían con trajes especiales y de estos existían dos clases, aquellos que eran nobles y los pensionistas. Todos los colegios daban de comer a los colegiales, incluso en las vacaciones si era preciso.
Aunque Baldi no ofrece una orientación geográfica clara de la posición desde la que realiza la acuarela, informa del lugar representado escribiendo el nombre de la ciudad en el frontal. Siguiendo a estos autores citado, Baldi recurre a recursos pictóricos para simular la profundidad del paisaje y genera espacio incluyendo varios niveles de edificaciones. Asimismo representa con gran detalle aquellos elementos que sitúa en el primer plano de la acuarela y recurre al desvanecimiento en los siguientes. Presta una mayor atención a los elementos que conforman los edificios singulares de la ciudad, recreándose en el detalle y formas de alguno de ellos.
La ciudad representada por Baldi, Alcalá de Henares, se encuentra en el centro de la Península, concretamente en la actual Comunidad autónoma de Madrid, a 30 km de la capital española. Esta ciudad se desarrolló en uno de los enclaves estratégicos, pues se situó en una de las vías de paso más frecuentadas de la Península. Además, su cercanía al río Henares así como los cerros colindantes, hicieron de la zona más propicia para el desarrollo urbano.
Su amplia historia nos cuenta que durante su desarrollo la ciudad contó con diferentes emplazamientos, siendo el situado en el Burgo de Santiuste en torno a la Iglesia de San Justo (posterior catedral Magistral), el que llevó al desarrollo en su emplazamiento definitivo de la ciudad de Alcalá en la orilla derecha del río Henares. Desde ella partirán las diferentes calles de la ciudad, componiendo un esquema radial e irregular de los barrios en los que convivirán las tres grandes culturas medievales (judíos, árabes y cristianos). Aparte de esta gran riqueza cultural, la creación de la Universidad, entre 1498 y 1508, convertirá su esquema urbano es uno más regular. La creación de la manzana universitaria supuso el ir y venir de numerosos personajes ilustres a la ciudad así como la cuna de otros grandes nombres como Catalina de Aragón, Miguel de Cervantes o Manuel Azaña. Tan rica es su historia que en 1998 la ciudad fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
La acuarela de Baldi es una panorámica de la ciudad, en diferentes planos, mostrando el nombre de la ciudad representada, Alcalá de Henares en el primero, seguido del campo laudable y la muralla que la bordean, cuyos muros se ampliaron en 1454, pues con la creación de los numerosos colegios menores y conventos el recinto amurallado quedó insuficiente. Los muros de estas edificaciones sirvieron como tapias de la ampliación del recinto amurallado. Tras la muralla podemos ver las numerosas cúpulas y capiteles que conformaban el cielo alcalaíno en época barroca, pertenecientes a los diferentes iglesias, conventos y edificios escolares.
Algunas de las representaciones, en cuanto a su localización, no muestran una concordancia exacta con la realidad, pues es posible que Baldi recurriese al recuerdo para terminarlos posteriormente, por tener que adaptarse al tiempo de estancia. Por ello, como señalan Muñoz y Martínez (2014) “el dibujo desde el recuerdo o de otras imágenes o datos de los que pudiera disponer, quizá, explique las inexactitudes que encontramos en los detalles de algunas de sus vistas.”. Así en esta imagen podemos identificar en primer lugar (de derecha a izquierda): Puerta de los Mártires, la Iglesia del Colegio Máximo de la Compañía de Jesús, la cúpula del Colegio convento de Agustinos de San Nicolás de Tolentino, el Colegio menor de San José de Caracciolos.
La Torre de Mártires o de Guadalajara, forma parte de una de las siete puertas del recinto amurallado de la ciudad, fue trasladada al final del siglo XVI al final de la calle Libreros como consecuencia de la ampliación de la ciudad universitaria. La Iglesia del Colegio Máximo de la Compañía de Jesús se situaba, y aún lo hace, en la calle Libreros (hoy Iglesia de Santa María la Mayor). La cúpula del Colegio convento de Agustinos de San Nicolás de Tolentino, situado en la calle Santiago, la una de las mejores de la ciudad para el sequito. Por último, el Colegio menor de San José de Caracciolos, en la calle Trinidad, acogía a los Clérigos Regulares Menores que eran colegiales universitarios.. En la actualidad es la sede de la facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Alcalá.
Ponz (1774) afirma “Cierto que por aquel parage representa la Ciudad su mejor vista; pues conteniendo en su recinto treinta y ocho Iglesias, y diez y nueve Colegios, sobresale un número de cúpulas, y torres que forman un razonable espectáculo.” es la siguiente vista que observamos en la imagen de Baldi de todas las cúpulas y torres que nombra el autor. Al fondo se pueden ver los cerros, que rodean el curso del río Henares con un gran valor tanto histórico como ecológico.
En esta época, la ciudad estaba influenciada por la vida universitaria que acontecía en sus calles. Las funciones sociales, económicas y culturales que se desarrollaban en el núcleo urbano eran muy variadas, pero caben destacar su importante actividad editorial a través de las ferias libreras que se organizaban. Destaca de esta forma por su función comercial, pues una vez a la semana se establece un mercado muy concurrido, en la Plaza del Mercado, especialmente diseñada para ello, situada entre la ciudad universitaria y el núcleo urbano.
Otra función destacable es la agraria, pues es indispensable para el crecimiento de la vida de la ciudad y la realización del mercado y las ferias. Su localización en el valle del Henares y en la vía de paso con gran importancia en la península, convirtieron a la ciudad en un núcleo socioeconómico y cultural muy rico en esta época. A partir de 1655 con la reforma de Medrano, se reduce el número de cátedras y por tanto de estudiantes que acuden a la Universidad. Esto conlleva el inicio de un declive, pues se reduce el número de personas que acuden a la ciudad a cursar estudios y por tanto comenzará una crisis en la ciudad.