Esta pintura representa la Plaza Roja de Moscú. Se trata de un óleo sobre lienzo de 81 x 110 cm, realizado en 1801 por el pintor Fedor Yakovlevich Alekseev (1753-1824), uno de los más destacados paisajistas rusos de la época. Tras formarse en la Academia Imperial de Arte de San Petersburgo, pasó tres años en Venecia estudiando las obras de famosos paisajistas franceses e italianos. En 1800 el emperador Pablo I le ordena pintar una serie de vistas de Moscú, entre las que se encuentra esta imagen, que actualmente se expone en la Galería Tetryakov de Moscú.
Podemos observar, por un lado, edificios que conformaban entonces la plaza, destacando los dos elementos más importantes: la Catedral de San Basilio y el Kremlin, con su muralla, torres y su foso defensivo. Por otro, el artista refleja en su pintura el desarrollo de la vida tanto social como comercial de la época. La plaza, núcleo de la vida moscovita fuera del Kremlin, acoge a comerciantes y compradores de distintas clases sociales, pues se observan tanto tiendas edificadas como puestos ambulantes. También es lugar en el que se encuentran distintas clases sociales, pues en ella se entremezclan personas adineradas que pasean en sus carruajes, con aquellas con menos poder adquisitivo. Incluso se observa en la parte inferior derecha, cómo en medio del bullicio también tenían lugar procesiones religiosas.
La ciudad de Moscú está situada en la parte más occidental de Rusia, y es una de las ciudades más pobladas de Europa con más de diez millones de habitantes en la actualidad. Fue fundada en el año 1147 por Yuri Dolgoruki, quien en el año 1156 ordenó construir en la colina Brorvitskaya (del Pinar), una fortaleza de madera. Esta fortaleza pasó a ser sede del príncipe de Moscú, y así se inició la construcción del Kremlin, que ha pasado por varias etapas arquitectónicas desde su origen. El tamaño del primer Kremlin era inferior al actual. En 1238, durante la invasión de los Tártaros, fue saqueado e incendiado. Bajo el reinado de Iván I de Rusia se levantaron en torno a la ciudad murallas hechas en madera de roble, pero veintiocho años más tarde el príncipe Dimitri Donskoy, ordenó la sustitución de esas murallas de roble por unas de piedra blanca.
Sin embargo, el terreno en el que se ubica la plaza, seguía albergando multitud de construcciones de madera que se incendiaban frecuentemente, amenazando así la seguridad del Kremlin. En el siglo XV, durante su reinado, el zar Iván III de Rusia, decidió retirar todas esas construcciones de madera, y fue entonces, cuando el Kremlin adquirió su estado actual al erigirse nuevas murallas y torres de ladrillo rojo en sustitución de las antiguas de piedra. Además, todo el comercio fue trasladado fuera de los límites del Kremlin y, de esta forma, la plaza pasó a convertirse en un gran mercado y en el escenario de los eventos más importantes de la ciudad, como las coronaciones de los zares.
La muralla del Kremlin cuenta con 20 torres, cuatro de las cuales dan acceso al interior a través de sus puertas. La torre más alta de todas es la Torre Tróitskaya o de la Trinidad, que mide 80 metros. Sin embargo, la torre más importante es la Torre Spásskaya o del Salvador, que es la que aparece en la imagen. Al estar situada junto a la Catedral de San Basilio y en la Plaza Roja, siempre ha sido la entrada principal del Kremlin.
En el interior del Kremlin se encuentran algunos de los edificios más importantes, no sólo de Moscú, sino de todo el país. Destacan el Gran Palacio del Kremlin, sede oficial del presidente ruso, y la Plaza de las Catedrales, en las que tenían lugar las ceremonias más importantes como coronaciones y funerales, y en las que se encuentran enterrados algunos Zares.
La catedral de San Basilio, llamada inicialmente Catedral de la Intercesión de la Virgen en el Montículo, fue construida en el año 1561 por orden del zar Iván “El Terrible” como un monumento conmemorativo a la conquista de Kazán (1552 a 1554). Se encuentra situada en el extremo sureste de la plaza, junto a la Torre del Salvador. Está formada por ocho capillas y la última de ellas, construida en 1588 sobre la tumba de San Basilio, fue la que dio nuevo nombre a la Catedral.
Como se ha comentado anteriormente, la imagen muestra la importante actividad social y económica que se desarrollaba en la plaza en aquella época. El comercio moscovita se concentraba en la Plaza Roja y en ella se situaban las distintas tiendas, que se colocaban en función de la mercancía. Pocos años después de la fecha en la que Alekseev realizara la pintura comentada, el emperador ruso Alejandro I, con el objetivo de organizar el mercado, ordenó la construcción de una galería comercial de tres plantas. Ese edificio fue el preludio de las actuales galerías comerciales GUM, el centro comercial más lujoso de Moscú y uno de los más grandes de Europa.
Moscú constituyó un importante centro político, cultural, económico y científico en Rusia. Situada a orillas del río Moscova, poseía una posición privilegiada, pues su ubicación en el cruce de importantes rutas comerciales que llevaban a grandes ríos, como el Oká o el Volga, hicieron que se convirtiera rápidamente en un importante núcleo comercial. De hecho, durante el reinado de Iván III, entre los años 1462-1502, Moscú fue una de las ciudades más influyentes de Europa.
A comienzos del siglo XVIII, durante el reinado de Pedro “El Grande” (1689-1725), la capital de Rusia fue traslada a San Petersburgo. Sin embargo, Moscú siguió siendo un importante centro comercial y cultural. Tras la Revolución Bolchevique o Revolución de Octubre de 1917, Lenin trasladó de nuevo la capital a Moscú, por temor a una posible invasión de San Petersburgo, al encontrarse en la costa del Mar Báltico. A partir de ese momento, la vida política de la nación se concentró de nuevo en Moscú como capital de la recién estrenada Unión Soviética.
En la actualidad, la ciudad de Moscú presenta un claro trazado radiocéntrico, pues desde la Plaza Roja parten multitud de calles en todas direcciones hasta llegar a la gran autovía circular Moskovskaya. Estos ejes que conducen desde el centro a la periferia, incluyen no sólo grandes avenidas, sino también líneas radiales de ferrocarril y enormes anillos concéntricos que unen las distintas calles y facilitan la comunicación entre ellas.
Dicha morfología se desarrolla a partir de un centro histórico que conserva todavía muchas calles con predominio de edificios zaristas, y que tienen su núcleo central en el Kremlin y la Plaza Roja. Además de los edificios construidos a finales del siglo XIX y principios del XX, antes de la revolución de Octubre de 1917, también destacan siete rascacielos construidos posteriormente durante el mandato de Stalin. Los llamados Rascacielos de Stalin (Stálinskiye Vysotki), forman parte de un proyecto ideado para conmemorar el VIII centenario de la ciudad. Inicialmente se iban a construir ocho rascacielos similares siguiendo estilos tradicionales rusos, pero el último de ellos, que iba a albergar el palacio de los Soviets, finalmente no fue edificado.
La Plaza Roja sigue siendo la más importante y famosa de toda Rusia. Es la plaza más grande de Moscú y la tercera plaza más grande del mundo. Su nombre, no se debe al color de los ladrillos de algunos de sus edificios, sino que se debe al término Krásnaya, que en ruso antiguo significa bonita. De forma rectangular, se encuentra flanqueada por cuatro edificaciones importantes: La Catedral de San Basilio, las galerías comerciales GUM, el Museo de Historia y el Kremlin, centro histórico-arquitectónico más antiguo de la ciudad. En 1990, tanto el Kremlin como la Plaza Roja, fueron declarados Patrimonio Cultural de la UNESCO.
María Jesús de Miguel Hernando